Me Robaste El CorazÓn

CAPITULO 9: PODEMOS HACER OTRA PARTE DE NUESTROS SUEÑOS UNA REALIDAD

CAPITULO 9:PODEMOS HACER OTRA PARTE DE

NUESTROS SUEÑOS UNA REALIDAD

 

Cuando Julián puso sus pies en la sala, sus ojos se aguaron y se le escaparon unas lágrimas, todos estaban ahí esperando que entrara.

  • Bienvenido Julián –dijo la señora Laura con lágrimas en los ojos.
  • Estoy en casa, mamá. –decía, mientras corría a abrazar a la señora Laura.

Por primera vez en este tormentoso día Julián midió las consecuencias de lo que pudo haber pasado toda la familia, sentía su corazón desgarrado, es como si en este momento el miedo a morir y a perder todo lo que había logrado en la vida se le viniera encima, el valor de hacer todo lo que hizo, herir a aquellos hombres el día anterior, enfrentarse al Tuerto, robar esos autos y sobrevivir a los disparos del chico Bheta,  y al fuego cruzado en el taller más el balazo en la pierna, todo ese valor y osadía se habían quedado colgadas en la puerta de entrada, ahora solo podía llorar sin poderse controlar, en la sala solo se escuchaba su fuerte sollozo, el señor Jaime  lo abrazó fuerte y suavemente le palmeo la espalda, minutos después lo condujo a su habitación y lo acostó.

  • Llora, no te preocupes estaré aquí, -decía el señor Jaime intentando consolarlo- papá está aquí hijo mío.

Julián se quedó dormido, la descarga de sus emociones retenidas, la presión y los calmantes le habían rendido, aun se escuchaban un suave sollozo que alteraba su sueño. El señor Jaime le acobijo, Canela su vieja perra que se había subido al borde de la cama se negaba a dejarlo solo, haciendo que el señor Jaime desistiera en sacarla de la habitación.

Oscurecía cuando Daniela fue a revisar como seguía Julián, sudaba, al tocarlo se dio cuenta que su temperatura había subido, tenía fiebre así que le cuido y velo su sueño toda la noche.   Sentada junto a su cama repasaba en su mente todo lo vivido en estos dos días que habían cambiado su mundo, golpeándolos contra una realidad de vida a la que siempre estuvieron tan ajenos, oh Dios cuantos, como Julián, de una u otra manera han querido salir de la delincuencia y bajo presión han tenido que volver a ella, peor aún si regresaron por necesidad ¿Tendré que hacer como el avestruz? no tengo como ayudar a tanta gente y ¿será mejor no pensar en ellos?

Julián despertó, sentía su ropa húmeda por el sudor, a su lado aun dormía Daniela, a un lado de la cama estaba un paño con una pequeña ponchera con agua, se notaba que lo había cuidado para que le bajara la fiebre, en el tapete Canela estaba rendida, parecía roncar, revisó su venda, una pequeña mancha de sangre se marcaba en ella. Salió a la sala y las risas de Camilo que ahora lo mantenían preso en un corral, ambientaban la casa.

  • Buenos días hijo ¿Cómo te sientes? –pregunto la señora Laura.
  • Bien creo, ya no tengo ganas de llorar –rio en voz alta- tengo mucha hambre.
  • Lo imagine, siéntate a la mesa te prepare un desayuno almuerzo como te gusta.
  • Y ¿papá?
  • No demora en llegar, fue a conseguirte una muleta alquilada por unos días.
  • Mamá ¿Cómo les fue con lo de Tony?
  • Bien una experiencia única – reía y llevaba sus manos a la cabeza- te contaré.
  • Aja, le vas a contar sin mi ¿verdad?
  • Estabas dormida hija, acércate vamos a desayunar.

El desespero por contactar a Tony en el barrio para que rescatara a Julián y a su esposo había hecho salir la valentía que la señora Laura tenia escondida, en su apuro por llegar a la casa vieja de Julián había olvidado quitarse las prendas, así  unas cuadras dentro del barrio fueron sorprendidas por un par de chicos que quisieron que le entregara las prendas, pero no se dejó, les dijo que ellas estaban aquí buscando a Tony y si él se enteraba que las había lastimado o robado lo iban a pagar bien caro, a cuanto  persona se encontraron en el camino le decían que andaban buscando a Tony y era urgente, hasta que el rumor se esparció y luego de una hora los hombre de Tony las ubicaron y las escoltaron hasta su casa, con la promesa de no salir de ahí hasta que ellos  solucionaran.

Era medio día cuando sonó el timbre de la puerta, Daniela fue a afuera a atender a los pocos minutos regresaba.

  • ¿Que trajo el mensajero? –preguntó Julián.
  • Un sobre para papá.

Daniela había dejado la puerta abierta para que todos sus compañeros entraran sin hacer bulla, Julián sentado en la sala de espaldas a la puerta seguía concentrado en Facebook, su concentración voló junto a la table que hizo malabares para salvarla de caer en el piso cuando escucho:

  • ¡sorpresa! – todos los estudiantes del aula estaban ahí con el profesor Lara.
  • Vaya que si es una sorpresa –la sonrisa incontenible de Julián y la emoción le habían aguado los ojos.
  • ¿creías que me iba a quedar por fuera? –pregunto Miguel.
  • Claro que no, -decía mientras le tendía la mano.
  • Por hoy creo que te abrazare –dijo miguel mientras le abrazaba-  solo por hoy no te acostumbres.
  • ¿Qué te parece si te abrazo ahora yo? – preguntaba Karina con una mueca en su rostro.
  • Me parece bien – decía Julián- claro que sí, gracias por venir.
  • Y ¿yo? Falto yo tu único mejor amigo ¿Cómo me vas a abrazar de ultimo? –gritaba Johnny.
  • Ven te daré un abrazo doble –decía Julián- Atención como Johnny es mi mejor amigo le voy a dar, le voy a dar …. un beso.




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