Los días pasaban y Rosali llena de perspectivas idealizadas acerca del amor crecían y se alimentaban dentro de ella, aunque no quería aceptar lo que sentía cada día sus sentimientos se entrelazaban con Frederick; cada día se convertía en la descripción perfecta, la mezcla de amor,miedo,dudas y sobre todo mucha pasión.
Cada conversación entre ellos los llevaba a ser la sensación de sus delirios.
Rosali amaba la personalidad imponente de Frederick, la manera tan sutil en que podía hacerla reír y del mismo modo hacerle quedar con su nombre en su memoria. Cada vez que que Rosali hablaba con Jacobo los temas se trataban de Frederick, su mejor amigo la escuchaba con atención y siempre podía ver la ilusión en sus ojos.
—Jacobo: ¿Qué sientes por él amiga mía?
—Rosali: Siento muchas cosas, siento que mi corazón se me sale del pecho cada vez que hablo con él, cada vez que recibo un mensaje de su parte siento una corriente de emociones que recorren todo mi sistema nervioso, me cautiva la dulzura de su mirada, su sonrisa es encantadora y toda su estructura es un completo misterio que te atrapa y no te deja escapar.
—Jacobo: Ajá! Ya entiendo! Sólo espero que sepas lo que estás haciendo; entiendo que ahora tienes alborotadas tus emociones pero recuerda no mezclarla con la razón, ve despacio no tengas prisa, no abras tu corazón ve con calma.
—Rosali: Me encantaría que lo conocieras, creo que él pudiera ser el amor de mi vida.
— Jacobo: De hecho si lo conozco...
—Rosali: ¿Qué dijiste?
—Jacobo: Olvídalo, pensaba en algo que tenía que hacer, te parece si nos vemos luego.
Ambos amigos se despiden con un abrazo y cada uno se va a sus respectivas labores. Mientras tanto la bella Rosali tenía miles de ilusiones en su cabeza.
Esa misma semana Frederick pide hablar con Rosali sobre la idea de conocerla y ella accede emocionada.
—Señorita Rosali, recuerda que hace unos días le dije que usted andaba interfiriendo en mis pensamientos...
—Rosali: Sí.
—Frederick: Me parece bien, porque todavía no he logrado sacarla de mi cabeza y debo confesarle que usted se ha convertido en pasatiempo que nunca quiero que termine, confieso que es dueña de mis pensamientos, que cada mirada y cada sonrisa la llevo clavado en mi pecho, usted es el motivo por el cuál mis conocidos me cuestionan acerca de que algo cambió en mí, me cautivaste Rosali, amo la ternura de tu voz, amo cada detalle de tu personalidad.
—No sé si le pasa igual, pero usted me ha vuelto su prisionero.
—Tiene algo que decir?
—Rosali: Sí. Le responde sumergida en sus pensamientos.
—Que a mí, me pasa igual y no quiero que ésto pare, no quiero dejar de sentirlo, quiero conocer el amor contigo.
—Frederick: me parece bien mi negra.
Esa fue la primera vez que Frederick no la llamó por su nombre.
—Frederick: Conozcamos el amor por nosotros.
Conoceré y sentiré el amor a flor de piel o simplemente ese mismo amor me llevará a la gloria y luego me arrojará en el abismo del dolor que tantas veces temí.
Rosali Wilson