f o u r t e e n ;

Louis se había marchado y ya daba el reloj las 12 de la noche y Harry no había regresado, eso le incomodaba, sus ojos azules miraban la puerta con deseos de que está se abriera y dejara ver al rizado con su penetrante mirada verdosa puesta en él.
 

Sus labios estaban resecos ya y su mente vagaba en sus recuerdos, aquellos que en ese momento solo le hacían sufrír por lo cual lágrimas vagaban por sus mejillas.
 

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—Zayn —habló con voz baja y el moreno no demoró en poner su atención al chico hermoso junto a él —, ¿Me amas?
 

La voz sonó rota, su mente no podía entender como una persona hermosa, que era querida por muchos estaba con el, si el no era nada.
 

—Te amo —susurró en su oído —, por eso debes amarte a ti mismo y mi amor siempre estará contigo.
 

—¿Lo prometes? 
 

—Lo prometo Niall.
 

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El había aprendido a amarse, lo logro más esa promesa fue rota como muchas más.
 

Harry llegó a la casa, había ido a hablar con su madre y está había estado molesta e indignada, su cabeza dolía pero al ver la luz prendida en la habitación de Niall no dudo en ir a dónde esté, sus ojos fueron al cuerpo del chico recostado, sus ojos perdidos y rojizos, la luz de la luna pegándole de una manera que lo hacía ver tan angelical.
 

Se acercó y el menor le muro, pudo notar el anheló en sus ojos y su cuerpo se tenso pero se obligó a avanzar, al llegar no dudo y abrazo al cuerpo del rubio quien enterró su rostro en su cuello suspirando lentamente.
 

Poco a poco el menor lo arrastró hasta tenerlo acostado en la cama, boca arriba y con el menor abrazándose, sus cuerpo casi por completo sobre el y su cabeza enterrada en su cuello, su mano estaba en la cintura del chico quien sollozaba lo más silencioso que podía.
 

Pese a no entender el solo estuvo ahí hasta que el cansancio venció su cuerpo y quedó dormido con Niall a su lado.
 

Niall se calmo poco después, sus ojos azules miraron al mayor quien se había quedado dormido y se veía tan pacifico, sus manos fueron a la mejilla del alto, los labios del más alto estaban rosados y el realmente quería probarlos, sin pensar mucho en lo que hacía se acercó hasta todas sus labios con los del más alto, un suave roce pero después volvió a hacerlo, tomo el labio inferior entre los de él y una mano le apego más al cuerpo del mayor, este empezó a besarle con hambre y gemidos salieron de su boca que eran callados por los mismos labios que los provocaban, cuando el mas alto se separó de el escondió su rostro en el pecho del más alto quien solo sonrió.
 

—Descansa —fue lo último que escucho seguido de un beso en su cabeza y ambos se quedaron dormidos, juntos.