Ha pasado un mes de la sorpresa que me había dado la niña más linda que había conocido jamás. Realmente no sabía que había hecho para merecerla, era tan diferente a las demás, no le importaba pagar la cena cuando yo no tenía dinero, no negare el hecho de sentirme incomodo, al final yo era el hombre, pero ella con su insistencia no podría decir que no, porque se enojaría. Le tengo algo preparado, pero no sé si debería hacerla, es decir, ¿sería muy rápido? y ¿si se negaba?, miles de pensamientos pasaban por mi cabeza y ninguno era positivo, decidí llamar a su mejor amigo que por cierto ahora éramos más cercanos y eso me gustaba.
Marque su número y luego de varios timbres contesto el teléfono.
Eddy: hey, ¿Qué hay?
Yo: Hola, todo bien, quería saber, si ¿no hay inconvenientes con lo que te pedí, para la sorpresa de Mariel?
Eddy: oigan a este, claro que no mijito, todo va perfecto.
Yo: me ha quitado un peso de encima, ¿crees que su respuesta sea positiva? No he dejado de pensar en eso.
Eddy: te lo dejare a tu imaginación, ahora debo colgar. Adiós
Me colgó el teléfono y yo ahora estaba más nervioso que antes, Dios mío ¿Cuál será su respuesta?, pensé.
El día paso regular, digo regular porque hace días solo pensaba en esto que haría para Mariel y en la respuesta que obtendría, no pensaba en nada mas que no sea en esa sorpresa para ella, ella se merece esto y mucho más, es una chica preciosa y no solo físicamente, su manera de ser, de actuar, me da mucho que pensar, pensar que es la mejor chica que he conocido, no es interesada, es sencilla, tiene una hermosa sonrisa y quizás suene cursi o algo empalagoso pero no he dejado de pensar en ella. ¿Qué me has hecho Mariel, que no dejo de pensar en ti?
Ella puede ser tímida como extrovertida, carismática como enojona, divertida como seria, puede ser todo a la vez, y eso me intrigaba más sobre ella, puede ser tantas cosas pero lo que nunca seria es una chica mala e interesaba, y eso me encantaba de ella. Decido llamarla.
Mariel: Hola, ¿Qué hay?
Yo: Hola princesa, ¿Lista para hoy?
Mariel: Claro que sí.
Yo: Bien preciosa, te veo esta noche en mi casa y de aquí arrancamos ¿va?
Mariel: sí. Tengo que colgar voy manejando.
Yo: De acuerdo.
Le colgué y me dispuse a preparar todo y a prepararme yo, estaba cada vez más nervioso a medida que pasaban las horas y se acercaba el momento.
Me doy una ducha, me visto, peino mi cabello que ya se hacía notar. Ella llego luego de unas horas, se veía tan hermosa con ese vestido color rosa pálido, estaba hecho a su medida, le vende los ojos y le dije:
Yo: hoy manejo yo pequeña.
Ella solo sonrió con esa sonrisa que cada vez que la veía me gustaba más, nos adentramos al vehículo, yo la ayude ya que tenía los ojos vendados, de camino la veía de vez en cuando y se veía sonrojada y feliz, amaba verla así.
Al cabo de unos minutos llegamos al lugar, era un restaurante y con el ahorro que tenía lo aparte solo para nosotros dos, ella se merecía esto y mucho más, yo la iba guiando hasta nuestra mesa, la puse de espalda a la sorpresa, detrás estaba su mejor amigo y un amigo mío de la infancia con un gran cartel que decía:
¿QUIERES SER MI NOVIA?
Estaba muy nervioso, decidí decirle que volteara.
NARRA MARIEL:
Cuando llegamos al lugar, tenía los ojos vendados, pude notar que estaba nerviosa y como era de esperarse no sabía porque hasta que nos sentamos, me quita la venda y me dice:
Jazmín: Voltea.
Mis ojos inmediatamente se aguaron, al ver que detrás de mí estaba mi mejor amigo y lo que suponía era su amigo porque me pareció verlo hace un tiempo hablando con él. El cartel decía:
¿QUIERES SER MI NOVIA?
Lloraba de la felicidad él se puso frente a mí y me pregunto:
Jazmín: ¿Qué dices, aceptas?
Yo: Si, acepto.
Narra Jazmín:
Ella acepto ser mi novia, y yo más que feliz de su decisión, la quería tanto y quería hacerla muy feliz, ella era especial y se merecía lo mejor de mí.
Yo: prometo no defraudarte Mariel, eres lo mejor que ha pasado… le dije secándole una lágrima que se deslizaba de su mejilla.