Me tengo que ir (destinos #1)

Episodio 3

Episodio 3

— ¿Co-como paso? —Le pregunto al doctor mientras un nudo se acumula en mi garganta.  Respirar duele, hablar duele más.

 

—Ella sufrió una Preeclamsia que le causo un infarto fulminante. Lamentamos su perdida, la bebe logro sobrevivir, fue un milagro, como le dije.  

 

Escucho que mi pequeña nuez está viva. Pero simplemente no puedo procesar nada. Aún sigo sin creerlo, aún sigo un creer que mi bellísima está muerta.

 

Mi única reacción es deslizarme por una pared del ambulatorio y caer sentado al piso mientras tomo mi cabeza y suelto un llanto desgarrador.

 

La única mujer que ame, la ame más de lo que puede haberme amado a mí mismo. Ya no está. Sigo sin entender como en cuestión de segundos mi vida se ha arruinado.

 

Una enfermera me comunica que debo traerle ropa a mi bebe para que este abrigado.

 

—Quiero verla —le informo a la enfermera—. Quiero ver a mi Sam –le vuelvo a decir mientras ella solo asiente.

 

Me lleva por un pasillo largo y se detiene en una gran puerta metálica que dice “MORGUE”.

 

Entro al frio lugar y una luz triste lo alumbra.

 

Ella me dirige por el lugar y me plata frente a la mesa donde está el cuerpo de mi bellísima.

 

El cuerpo de mi belleza.

 

Antes de abrir la carpa, mi corazón se acelera, pido incansablemente que esto sea una pesadilla.

 

Pido por un minuto que se hayan equivocado y esta no sea ella.

 

La abro y la miro. Todo se redujo a nada.

 

Todo perdió el color, su hermoso cabello color chocolate ahora esta opaco, sus hermosas mejillas sonrosadas y sus labios rosas ahora son blancos, pálidos.Su carita más seria que nunca.

 

Un profundo dolor embarga mi alma, mi mente, mi cuerpo y corazón.

 

Le toco sus frías mejillas mientras dejo un dulce último en su frente y en sus labios.

 

Te amé con mi vida y aun después de la muerte te seguiré amando, mi Sam.

 

Nuestra niña será una gran persona. No defraudare tu memoria, mi dulce amor.

 

Mi gran amor, me dejaste el fruto de nuestro gran, sincero y puro amor.

 

 

Al salir del lugar tomo una gran bocanada de aire y duele. Hasta respirar duele. Me dirijo a casa para buscarle ropa y pañales a mi hija.

 

Llamo a nuestros familiares para que se enteren de lo sucedido. Y todo es gritos y caos.

 

Me martilleo la cabeza pensando y pensando en mi pesar, al menos me quedo un motivo para luchar por mí.

 

Frente a su cuna me arrodillo, solo por hoy me sentire arruinado, lo prometo. Mi nuez.

 

Ella. Mi nuez.

 

Esto no puede vencerme.

 




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