Nick llevaba diez minutos manejando y el silencio en el auto era tenso. Al salir de la habitación, había encontrado a Olivia en recepción con el cuerpo totalmente tenso.
La había sacado de ahí pero aun no lograba que hablara.
Llevo una de sus manos hacia el muslo de ella, ante lo que Olivia simplemente apoyo su mano sobre la de él. Eso era todo. Sin una palabra.
Presiono un poco más el acelerador y en unos minutos se encontraba estacionando su vehículo en el 432. Al abrir la puerta del departamento, Olivia entro rápidamente pero Nick logro tomarla del brazo. La alzo en brazos y la llevo hacia la cocina dejándola en la encimera. Coloco las manos a sus costados y se inclinó dejando su rosto cerca.
—Tienes que comer— aseguro mirándola con preocupación. Ella simplemente negó con la cabeza.
—Te desmayaras si no lo haces— levanto su mano derecha y le aparto un mecho del rostro. Ella solo se encogió de hombros.
— ¿No quieres hablar?— cuestiono acariciándole la mejilla.
—No quiero hablar sobre el— hablo por primera vez desde que dejaron el centro.
— ¿Segura?
—No lo sé— se sinceró— estoy…—comenzó a decir pero su respiración comenzó a acelerarse y sus ojos a tornarse húmedos— estoy molesta. ¿Cómo puede culparme? Era un aniña. Nick. ¿Cómo pudo no presentarse a las visitas por que estaba molesto conmigo? ¿Qué clase de persona le hace eso a sus hijos?— las lágrimas comenzaron a caer y Nick la sostuvo contra su pecho.
Para el, era difícil de explicar pero prefería que Olivia llorara, por mucho que le doliera verla así. Sabía que era lo mejor para sacar las emociones que no lograba manejar a que solo se quedara en silencio tratando de luchar sola. Debía demostrarle que ya no estaba sola.
—Lo hace una persona que no entiende la responsabilidad que presenta un hijo.
Le acaricio el cabello tratando de reconfortarla hasta que ella se separó lentamente.
— ¿Y si soy como ellos? ¿Y si le causó daño a mis hijos? – dijo observándolo con los ojos irritados. Se veía tan vulnerable que Nick no pudo evitar abrazarla más fuerte.
—El día que decidamos tener un hijo— comenzó a decir— Sé que estaremos listos. Porque yo amare todo lo que habrá de ti en ese bebe. Y tú amaras todo lo que habrá de mí. — ingreso sus manos entre su cabello manteniendo su rostro hacia el— Tus abuelos te amaron como a una hija. Es imposible que seas una mala madre. Sé que criar un hijo no es fácil y nos tomara mucho tiempo, pero lo haremos juntos Olivia.
—Juntos — susurro ella mientras lo abrazaba.
Estuvieron así varios minutos hasta que Nick le alcanzo un vaso con agua para calmarla. Una vez lo logro, ocupo sus habilidades para convencerla de comer. Preparo un paquete de sopa instantánea y logro hacer reír un poco a su chica.
Olivia se sentía muy agradecida por tener a Nick con ella. De momento él era todo el apoyo que necesitaba.
—Quiero salir – dijo mientras Nick colocaba los platos en el lavavajillas— ¿Qué te parece si esta noche vamos a bailar?
—Me parece bien. Pero qué te parece si primero— se acercó a ella— vamos por nuestros anillos. Desde el miércoles los tienen listos y aún no hemos ido a por ellos.
—Tienes razón. Con todo esto siento que mi cabeza anda perdida entre nuestros planes de boda.
Nick la atrajo a sus brazos— mientras que no olvides que aceptaste casarte conmigo, no hay ningún problema— dijo mirándola con amor.
Ella sabía que hacer el amor con Nick era fabuloso, pero la mirada que le estaba dando en ese momento, todas las veces que la abrazaba haciéndola sentir lo más importante en el mundo, cada vez que la tomaba de la cintura con cariño, cuando la dejaba dormir sobre él y la hacía reír cada vez que estaba triste…era cuando le demostraba cuanto la amaba.
Salieron por los anillos entre bromas que Nick hacía para mantener el buen humor en su chica, pasaron por unas papas y una queso burguesa para él.
—Que viva el colesterol— afirmó Nick antes de morder su comida.
—Estoy segura que Kira te dejo caer de pequeño— dijo en broma.
—Lo creas o no. Fue mi padre. Yo estaba a su cuidado una tarde cuando tenía dos años y termine rodando por la escalera.
Ella no pudo evitar reír ante la escena. Ahora muchas cosas cobraban sentido. Llegaron a la joyería y Olivia aún seguía burlándose de Nick y asegurando que hasta que tuvieran tres años o más dejaría a los niños totalmente solos con él.
La mansión Cartier se encontraba en la quinta avenida. La puerta fue desbloqueada y los ingresaron con los respectivos procesos. A Nick siempre le había dado gracia la extrema seguridad de las joyerías pero podía comprender los motivos. Los llevaron al salón secundario donde tenían sus anillos y las joyas a juego que Nick había adquirido para Olivia.
—Aquí tiene sus piezas señor Dolce. Espero que el acabado sea de su agrado.