Después de la divertida fiesta en casa de los Dolce, las reuniones se hicieron cada vez más frecuentes. Parecía como si el enviar las invitaciones hubiera alertado a todo el mundo.
Algunos tabloides habían contactado a Olivia para obtener una exclusiva pero ella se había negado. A nadie le debería de interesar su vida personal.
Las vistas a su padre cada vez eran más contantes y a pesar de todo estaba disfrutando pasar el tiempo con él.
—Tu enfermero me dijo que está semana has estado muy bien con las terapias—Lo felicito Olivia tomando asiento frente a él.
—Ignora a esos imbéciles. Siempre me va bien con ellas. Sigo vivo ¿no?
—Eso parece—río Olivia.
—Parece que hoy estás de muy buen humor—apunto Walter.
—Si. Hoy fue un buen día. He tomado una decisión muy importante que me emociona mucho.
— ¿Respecto a qué?—pregunto Walter curioso.
Olivia ingreso su mano a su bolso y extrajo una invitación.
—Hace casi un año. Nick, me pidió matrimonio—le dijo por primera vez a su padre.
— ¿Estas comprometida con el hombre que nos reunió?
—Si.
En ese momento Walter comprendió muchas cosas. La devoción que ese muchacho parecía mostrar por su hija... están comprometidos.
—Yo... Sé que no soy el más indicado para preguntar estás cosas. Pero ¿Él te hace feliz?
Olivia suspiro y se inclinó hacia su padre.
—Más de lo que te imaginas— sonrió viendo un punto en la pared— Nick fue el que me convenció de hablar contigo y con Caroline, estaba seguro que era lo mejor para mí bienestar emocional. Yo...—dudo un poco— Amo a Nick, pero eso no evita que tuviera dudas. Tu matrimonio con mi madre fue desastroso y...tenía a veces miedo de terminar de la misma manera.
Walter observó a su hija con pesar. La habían dañado tanto sin proponérselo que no sabía qué hacer. Trato de estirar la mano y tocarla para darle consuelo, pero ese movimiento le fue imposible. Había perdido tanto y ahora ni siquiera podía tomarle la mano a su única hija.
—Constantemente pensaba si...yo le era infiel a Nick o el a mi... ¿Cómo reaccionaría? ¿Qué pasaría? Te busco por qué quería saber más de mí. Ha estado apoyándome en todo esto. El me ama Walter. Me lo ha demostrado de mil formas a pesar de que a veces se equivoque.
—Espero que sepa valorarte.
—Lo hace. Si no, ya hubiera pateado su culo lejos de aquí— dijo en broma haciendo reír levemente a Walter.
—Me alegro por ti, hija.
—Gracias. De hecho, ese es uno de los motivos de mi visita de este día —le enseño la invitación— Lo he pensado mucho y...quiero que estés ahí, ese día. Ya hablé con tus enfermeros, y uno de ellos te acompañara. Se tomarán todas las medidas para que estés bien.
— ¿Quieres...quieres que vaya a tu boda?— pregunto con dificultad. Él sabía que no se lo merecía.
—Si. A pesar de todo estás tratando de enmendar un poco las cosas. Quiero que estés ahí Walter. Nick está de acuerdo con esto.
En ese instante el cuerpo de Walter comenzó a temblar. Olivia rápidamente le tomo los hombros para revisar que sucedía. Con urgencia, llamo a uno de los enfermeros el cual tardó en acudir.
Al llegar y examinarlo de forma rápida, le acercó un vaso con agua para que tomara.
—Tranquila señorita. Simplemente fue una emoción fuerte la que lo hizo llorar. En su estado no puede hipar y su garganta tiende a contraerse.
¿Llorar? ¿Walter estaba llorando?
Una vez el enfermo logro calmar todo, los dejo nuevamente solos. Olivia se acercó a él y noto mojadas sus mejillas. Con cuidado, saco un pañuelo de su bolso y le seco las mejillas con cariño.
—Gra... gracias—tartamudeo Walter su respuesta. Estaba conmovido. Vería a su hija casarse. —Se... ría... un... un... honor... ir.
Olivia lo observó conmovida. Lo ayudo a calmarse, hasta que su padre logro hablar sin trabarse.
—Te agradezco mucho, está oportunidad hija.
—Me alegro de que la idea te haga ilusión— Olivia tomo una mano entre las suyas.
La reacción de su padre la había enternecido. Espera estar tomando la decisión correcta.
Lejos de ahí.
Al otro lado de la ciudad, se en encontraba Caroline mirando la hoja en sus manos. No le había sido difícil averiguar dónde se encontraba Walter. Le sorprendió saber que se encuentra en un centro geriátrico.
No había obtenido mayor información. Su esposo estaba convencido en que debía buscar a su hija y tratar de salvar su relación. Pero Greg no comprendía que no había nada que salvar. Su relación con Olivia era inexistente.
No podía simplemente contactarla y decirle que quería tomar un café para hablar. Ya no era la niña que abandonó. Ahora era toda una mujer.
Estaba confundida. No quería desenterrar su pasado. Pero tal parecía que era el pasado el que estaba empeñado en hacerla revivir todo.