Después de las respectivas despedidas y los reclamos del siguiente día, todo marchó de la forma correcta.
Jason les contó a las chicas como Nick solo hablaba de Olivia en su borrachera. Ella debe aceptar que se sintió un poco culpable. Mientras Nick balbuceaba sobre ella. Ella había estado más que feliz bailando con los dos modelos.
Pero mejor obviar ese detalle.
El día de la boda llegó, dejando a Kira con los nervios de punta. Quería que todo saliera bien en la boda de su hijo.
Por su parte Olivia trato de relajarse, ese era un día muy importante y lo disfrutaría como tal.
Exactamente hace un año, se encontraba en los brazos de Nick entrando a la cabaña donde pasaron sus primeros momentos juntos. Ese día le pidió matrimonio e hicieron el amor en el suelo recordando cómo fue su primera noche ahí.
Recordar todo eso la alegraba pero había otros sentimientos luchando...
Nervios, Euforia, Emoción, Terror, Ansiedad, Alegría...
¿Cómo es posible sentir todo eso al mismo tiempo?
—Nick se va a ir de culo cuando te vea— Aseguró Amanda con alegría, al verla con el vestido y la tiara.
—Eso espero, si no; que finja sorpresa— dijo Olivia observándose en el espejo. Sentía deseos de llorar. Se iba a casar con el imbécil de su vida.
—Tu padre está cómodo— dijo Amanda alisando el velo— Ha sido un lindo detalle invitarlo a pesar de su condición.
—Me alegro de que esté aquí. Nick me ayudó a enfrentar a lo que temía y ahora cuando lo veo solo trato de recordar cosas buenas.
—Es lo más sano. Pero cuídate, no dejes que te dañe de nuevo.
—No importa si lo hace. Ahora no estoy sola Amanda— le tomo la mano— además de Nick, sabes todo el cariño que te tengo, eres como una hermana para mí.
Los ojos de Amanda se tornaron húmedos.
— ¡Ay Oli! Me vas a hacer llorar y no quiero llorar. Por qué no es un día para llorar, así que no lo hare— Dicho eso la abrazó con cariño— También eres como una hermana para mí.
Permanecieron así por varios segundos hasta que se separaron para evitar llorar.
—Ahora que tenemos tiempo, quisiera saber qué dijo Nick de nuestra despedida— pregunto Amanda dando pequeños aplausos mientras tomaba asiento.
—No le dije que estuve bailando con los strippers, pero si sobre los bailes que me regalaron. Está seguro que él podría darme un espectáculo mejor, así que lo obligare a darme un baile privado.
— ¡Oh! Es muy bueno— Afirmó Amanda sin pensar en sus palabras — Lo siento ¿Fue inapropiado?— pregunto dudosa.
— ¡Nah! — Dijo Olivia quitándole peso— Mejor dime si puede arrancarse la ropa. Por lo general se la quita pero me aseguro que esta vez se la arrancaría.
—Es mentira. Puede ser fuerte, pero no logra desgarrar sus "camisas de calidad hechas a medida"— Se burló— Ya sabes que es único. Jason me ha comentado que estuvo tan borracho en su fiesta que se la pasó hablando de ti con las bailarinas. Las pobres mujeres quedaron hartas de Nick.
Ella mordió su labio para evitar sonreír por eso.
—Sé que lo amas mucho — dijo Amanda con melancolía— Cuídalo. Nick es de esos hombres por los que vale la pena luchar. Sé que lo nuestro no funcionó cuando dejo de luchar al aceptar lo que sentía por ti. Te ama Olivia. Nunca dudes de eso.
—Lo cuidare. Sé que me ama, me ha demostrado muchas veces que lo hace y todos los errores que cometimos ya están olvidados.
—Me alegro de que se enamorara de ti. Tú sabes el cariño especial que siento por él y por ti. Saber que serán felices me deja tranquila. Pero si ese pedazo de imbécil te llega a hacer algo... solo debes de llamarme— guiño el ojo terminando la broma. Olivia río pero sabía que había un trasfondo de verdad en sus palabras.
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Lejos de ahí, en una de las zonas peligrosas de la ciudad. Caroline se encontraba frente al Bainbridge Nursing en búsqueda de Walter. Le había costado mucho tiempo averiguar exactamente qué había ocurrido con su ex-esposo y decidida a visitarlo, había tomado el auto y ahora se encontraba ahí.
Ver la residencia de Walter le producía lástima. "¿Cómo terminaste así?" Pregunto como si él fuera a contestar. Le costaba imaginar cómo lo encontraría. Al parecer estaba mal de salud pero... ¿Pero tan mal?
Esas serían preguntas a las cuales le encontraría respuesta. Sujetando su bolso, ingreso en el edificio que inmediatamente la envolvía en un olor a medicina y antiséptico. Los espacios eran pequeños y los poco que se veía no era de lujo.
—Buenas días, ¿en qué puedo ayudarla?—mencionó la chica de recepción.
—Buenos días. Me gustaría ver a Walter Miller.
— ¿Es su primera visita?
—Si.
—Debe llenar este formulario con sus datos. ¿Cuál es su parentesco con el señor Miller?