Olivia veía a sus padres con un sentimiento agridulce que nunca había experimentado. Quería convivir un poco con ellos pero al mismo tiempo sabía que debía de tener cuidado. Jamás podría confiar en ellos.
—Estoy dispuesta a intentarlo— dijo Caroline con resignación. Sabía que no obtendría nada más. Pero se negaba a estar cerca de Walter.
—Yo respetaré cualquier decisión que tomes, hija. — Dijo Walter con tranquilidad.
Caroline lo miro con desaprobación. La había llamado hija. ¿Cómo se atrevía a llamarla así después de todo lo que le hizo?
—Sé que debemos de hablar más sobre esto— comenzó a decir Olivia— Pero este día es mi boda así que creo que debemos postergar está conversación. — se giró hacia Caroline— Sé que no estabas invitada, pero si lo deseas, pues quedarte. Tú también Greg.
—Ten cuidado Olivia. Tu madre ya monto un escándalo. Nada te asegura que no montará otro— cuestionó Walter. La verdad. Él no quería a su ex esposa ahí.
—Esa no es tu decisión — le reclamo Caroline.
— ¡Ya basta! No quiero más discusiones entre ustedes. Sé que hay muchas cosas que aclarar pero no es el día para hacerlo. ¿Entendido? Quiero tratar de crear un puente entre nosotros porque es lo que se supone que haga, pero no crean que les permitiré que arruinen este día. Si alguno de los dos continua con esa actitud, tengan por seguro que los hacer salir de la fiesta. ¿Queda claro?— Pregunto molesta.
Sus padres simplemente asintieron.
—Y tienes razón Caroline. Que te quedes es mi decisión. Eres bienvenida si lo deseas. Si no, sabes dónde está la puerta.
—Quiero quedarme. Prometo no causarte más inconvenientes hija. — Caroline hizo el ademan de abrazarla pero ella lo había evitado.
No se sentía lista para dejar que hubiera tanto contacto entre ellas. Posiblemente nunca lo estuviera.
Su madre comprendió y seso de la idea con tristeza.
—Lo siento. Yo solo...Aún es pronto— dijo a modo de explicación.
—Comprendo— respondió únicamente Caroline.
Olivia llamo a Amanda y le pidió que les asignara dos asientos a su madre y a su padrastro. Se quedarían en la boda. Walter regreso a la mesa principal junto con la familia del novio.
Mientras todo eso sucedía. Nick aprovecho el momento y se quedó con Olivia en la Oficina. No pensaba salir de ahí hasta estar seguro que ella estaba bien.
Cerró nuevamente las puertas y la atrajo a sus brazos queriendo protegerla. Evitar que todo eso la dañará.
—Estoy bien — susurro contra su pecho. Nick la separó un poco y le observó el rostro. Debía reconocer que no sabía que pensar. Olivia se veía serena. Toda la tensión…Ya no estaba y sólo quedaba el rostro radiante de su esposa.
—Nick. Conozco a mis padres, Sé que hoy quieren estar conmigo pero tal vez en una hora cambien de opinión. Se a lo que me enfrento y ya no me preocupo por si algún día me entero que uno de ellos ha vuelto a ignorarme.
Suspiro con resignación.
—No los he perdonado porque se lo merecieran, sino por mí. Soy yo la que no quiero vivir así. Puedo perdonarlos pero no puedo olvidar; Walter ya lo entendió. En cambio Caroline es diferente. Tampoco puedo olvidar todo lo que ella me hizo y me sigue haciendo. Pero hoy entendí que eso ya no me importa. Ella no me puede hacer daño si yo no se lo permito. No espero nada de ella, así no me decepcionare al no recibir nada.
—Solo me preocupa cómo te puede afectar el tenerla cerca.
—No la tendré cerca— aseguró, haciendo que lo mirara confundido— Caroline tiene un episodio de arrepentimiento. Siempre los ha tenido, por lo general era en esos momentos que me enviaba postales. Ahora al ver mi nueva relación con Walter quiere lo mismo, pero sé muy bien que pronto volverá a ser la misma. Y eso ya no me importa. Nick— dijo Olivia tomando sus mejillas— Mírame.
Sus ojos conectaron y Nick la miraba aun sin creer su fuerza — Ellos Ya no son mi familia. — Le dio un casto beso— Mi familia eres tú.
Nick la miró enternecido e impresionado por la fortaleza que presentaba. Su esposa era increíble.
—Siempre me tendrás— respondió.
—Y tú a mí.
Nick pegó su frente a la de ella y respiro con tranquilidad.
Su mujer era increíble.
Bajo sus labios para besarla pero Olivia rápidamente colocó su mano entre ellos y lo alejó.
—Alto ahí vaquero— bromeo alejándolo.
— ¿Qué ocurre? ¿Por qué no me dejas besarte?
—Porque cuando estamos solos, tu no me besas, si no que casi te comes mi cara. Lo cual me fascina pero no en este momento donde dejaras mi maquillaje desastroso. Y tendré que bailar el Vals con todo mi rostro deshecho.
—Podrías lavarte la cara— dijo encogiéndose de hombros.
—No. Esa no es una opción.
—Entonces... ¿No puedo besarte?— pregunto haciendo un puchero.