—Aquí tengo la respuesta del laboratorio. ¿Están preparados?
—Doctor. Solo díganos el resultado, por favor— dijo Nick al borde de su paciencia. Tenía entre sus manos las de Oliva, acariciándola levemente.
—Me hace feliz notificarles que serán padres de una pequeña señorita.
— ¿Una niña?— dijo Olivia emocionada.
—Sí, Felicidades señores Dolce.
— ¡Si! ¡Lo logre!—festejo Nick abrazando a Olivia— tendremos una niña.
— ¿Lo lograste?— cuestiono ella con una sonrisa.
—Dicen que el hombre determina el sexo— sonrió arrogante haciéndola reír.
—Entonces lo lograste bebe – le dio un beso rápido.
Cuando les dieron la noticia a sus familiares y amigos, todos se alegraron por ellos. Les divertida ver a Nick tan emocionado con la llegada de su hija. Y ni hablar del grito de Kira al enterarse que tendría una nieta.
Con el pasar de las semanas, el cuerpo de Olivia estaba cambiando demasiado y las temidas estrías aparecieron, su vientre paso a ser más notorio; y con el, la paranoia de Nick también aumentaba.
Si por él fuera; Olivia pasaría en cama todo el día, trataba de cuidarla demasiado y algunas discusiones se dieron entre ellos.
Nick no quería que se bañara sin el por si resbalaba, no quería que usará ningún tipo de tacón ni que manejará por si los mareos regresaban. En casa, no la dejaba limpiar demasiado y el cocinaba la mayoría del tiempo. Le gustaba sentiré consentida pero no estaba acostumbrada a no hacer nada y sentirse una inútil.
Por suerte. Su suegra había sido de ayuda al explicarle el síndrome de padre primerizo. Y todo indicaba que Nick lo parecía; estaba demasiado preocupado por ella; los dos debían ceder un poco.
El segundo trimestre terminó y el cuarto de su pequeña estaba casi terminado. En un inicio; Olivia había imaginado que sería un proyecto entre ella y su esposo; pero al final fue un proyecto familiar. Kira ayudo con la decoración; Caroline le había regalado unas repisas para juguetes, Jonathan les compro un cambiador.
Paige y Hanna le dieron unos flotantes musicales; y Amanda le había regalado unos stickers preciosos para las paredes.
Su pequeña era muy querida y aún no había nacido.
En ése instante se encontraba observando la habitación con la cuna que esa tarde habían llegado. Todo era precioso; sabía que a ella le gustaría; su hija tendría un hogar colmo el que ella había tenido al inicio con sus padres.
— ¿Crees que le guste?— pregunto Nick abrazándola por detrás, colocando las manos en su abultado vientre. Los dos observaban la habitación.
—Le encantara— llevo sus manos a las de él y las movió a un costado para que sintiera a su hija moverse.
—Siempre que escucha a su padre se pone así— dijo apoyando su cabeza en el hombro de Nick— aun no nace y ya te reconoce.
—Esa es mi hija. Está muy animada hoy— aseguró al sentir los pequeños movimientos en su palma.
—A estado así todo el día. Creo que está reclamando nuestra atención.
— Entonces señora Dolce, es hora de descansar y estar con nuestra pequeña.
Apagaron las luces y fueron a la habitación principal; Olivia se acostó en la cama y Nick se colocó a la altura de su vientre. Todas las noches le hablaba a su pequeña, le fascinaba sentir a su hija moverse.
—Entonces tu abuela, decidió acompañarnos por la pintura para tu cuarto. Ya sabes cómo es— le narraba el día a su hija.
Olivia lo observaba enamorada; su esposo estaba demasiado ensimismado en vuestra hija.
—Pero trata de no moverte mucho por las noches que mami tiene que descansar, sino; se vuelve gruñona con papi.
— ¿Mami se vuelve gruñona?— pregunto con una sonrisa— ¿Qué me dices de que Papá se vuelva pesado?
— Te diría que no es pesado, Solo se preocupa por ti— Olivia rodo los ojos; a veces se preocupaba demasiado.
Con el pasar de las semanas el vientre de Olivia fue aumentando, sus hormonas se superaban de vez en cuando pero lo que más la molestaba era Nick. Como mínimo le hablaba unas cuatro veces al día para ver cómo estaban.
Trataba de ser comprensiva con él, así como él lo era con ella. Pero a veces le era difícil. Una tarde de sábado, permanecieron en el departamento buscando Un nombre para su pequeña.
— ¿Qué te parece Taylor?
— Muy común. ¿Hilary? No, olvídalo— se arrepintió al momento haciendo reír a Nick.
Los dos estaban en la cama, cada uno buscando nombres en su teléfono.
— ¿Y si le ponemos tu nombre? Nuestra pequeña Oliva.
—No. No me gusta Olivia, a si se llamaba mi abuela y siempre lo he asociado con ella. Quiero un nombre especial, que nos guste a ambos.
— ¿Qué te parece Alexa? Dice que es, coqueta, traviesa, amante de la diversión…—dijo leyendo los significados.