Me tienes, amor (destinos #2)

Episodio 3 - Facetas

EPISODIO 3 - Facetas

 

WALTER THOMAS

 

Un pequeño cuerpecito choca con mi pierna ocasionando que me detenga abruptamente. Instantáneamente puedo sentir como halan de mi pantalón con insistencia hasta que centro mi vista en un nene que me mira curioso.

 

—Hola señol, benvenido. ¿Qué le tlae por acá? —curiosea sumamente serio. Yo no puedo evitar soltar una pequeña carcajada. Este hombrecito caballeroso es de lo más cómico.

 

—Hola pequeño, he venido a inscribir a mi hija a esta guardería. ¿Tu cómo te llamas? —pregunto revolviendo su cabellera y poniéndome a su altura.

 

—Yo me llamo William, como el plíncipe de Inglaterra, y tu co…

 

—Will, no molestes al señor —escucho una voz proveniente de mis espaldas. Cuando me volteo me encuentro con una mujer algo mayor y bastante estilizada. Debe ser la directora del centro.

 

—Oh, no se preocupe. No me estaba molestando, por lo contrario es bastante educado —me apuro en sacarla de su equivocación y me volteo hacia el William nuevamente—. Me llamo Walter pequeño y mi hija se llama Lucille, espero se lleven bien. Ahora, yo debo irme. Pórtate bien.

 

Me acerco a la mujer que me mira con una sonrisa amable en su rostro, yo le correspondo.

 

—Bienvenido a The Children House, señor Thomas. Espero sea un lugar de su agrado —responde abriéndome el paso hacia su colorida pero sería oficina.

 

—Oh si, lo que he visto me ha gustado bastante. Es un lugar bastante adecuado para mi niña y su comodidad. Para mí, es lo más importante —inquiero mirándole.

 

—Claro,  tenemos a los mejores profesionales para el cuidado correcto de su princesa, que según la solicitud sé que se llama Lucille, hermoso nombre —saca una carpeta de la gaveta de su escritorio.

 

—Sí, su nombre es tan bello como ella —hablo orgulloso de mi hija—. Ella es sumamente inteligente y muy cooperativa. Al igual que amable, mi objetivo al inscribirla en una guardería es que pueda tener más contacto con niños de su edad. Además de que me generaba un poco de terror dejarla sola en casa con alguna niñera.

 

Ella se arregla sus lentes para mirarme

 

—Lucille es especial —continúo—. Es el centro de mi vida y lo más importante que tengo. En este lugar puedo ver que estará segura y eso me deja tremendamente tranquilo. Siempre hemos sido nosotros dos y esta será la primera vez que estaremos tanto tiempo separados y puede que al principio lo tome mal. Pero después de que lograra adaptarse.

 

—Entiendo su temor, es completamente normal. Aunque nos niños a veces pueden llegar a sorprendernos. Entonces me dice que es padre soltero…, Como sabrá, es política de la guardería saber todo al respecto de su entorno y padres. ¿Su madre contara con el permiso de venir por ella?

 

‹‹No. Está muerta. ››

 

—Eh —me aclaro la garganta—, la madre de Lucille falleció cuando ella nació. Así que los únicos autorizados para venir por ella somos mi madre y yo. Ella se llama Antonieta Thomas —respondo algo tenso y ella parpadea rápidamente.

 

Es raro ver un padre soltero, y estoy acostumbrado a este tipo de miradas de asombro.

 

—Me veo en la obligación de preguntar si supone algún problema el hecho de que sea padre soltero —la miro fijamente esperando alguna mala reacción.

 

—Muy por lo contrario señor Thomas, tenemos programas de horarios especiales para madres o padres solteros. Puede llenar este formulario…, —habla concentrada revisando su computador—. ¡Aquí está! este es el formulario que debe llenar para que en casos excepcionales se habiliten horarios o extenderlos en caso de que se le haga tarde o complicado venir a la hora de salida por la nena.

 

Un sentimiento de alivio me embarga, pensé por un momento que me juzgaría como ya lo han hecho muchas personas.

 

Eso es otra cosa, una vez que tus prioridades cambian, aquellos que “amigos” desaparecen. Aquellos amigos con los que ibas por cervezas y a ver partidos de futbol se esfuman. Pero realmente ya eso no es relevante, es más importante salir adelante con mi hija. Lo demás ya llegara por añadidura.

 

Solo asiento y lleno el formulario, además de dejar los nombres de las personas que pueden venir por la nena.

 

—Fue un placer atenderle, espero Lucille se divierta mucho en este lugar especial —me extiende su mano.

 




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