Medianoche

2. Jonah

CAPÍTULO 2. Jonah

—¿Sabes de lo que nuestros padres quieren hablarnos? —inquiere Lishia al bajar de su habitación.

Mi mirada viaja de arriba abajo observando lo bella que se mira con ese lindo vestido rosa pastel. Felicia siempre ha sido una niña muy linda, desde su nacimiento. La verdad es que yo no la vi cuando nació, pero imagino que fue la más hermosa de todas.

La tomó de la mano y la conduzco hasta la salida.

—No tengo ni idea, Rotkäppchen —respondo. Le abro la puerta de entrada de su casa, y rápidamente le coloco su gabardina beige de peluche.

Felicia me agradece y me da un beso en la mejilla le sonrió y la tomo de la mano conduciendola hasta mi coche. Hace frío como de costumbre, y al parecer la noche esta dispuesta a soltar unas cuantas gotas de lluvia, normal en esta época del año en Londres.

» Pero intuyó que a de ser algo muy importante, ya que han hecho reservación en Laurent at Café Royal —le hago saber a Felicia. Quien rueda sus lindos ojos miel y bufa. Esta enojada.

—O sea, odio cuando hacen este tipo de cosas —explota con su vocecita de niña fresa y checha. Me sonrió al escucharla y le abro la puerta del coche. Ingresa refunfuñando—... Y ni siquiera nos comunican con tiempo, ¡ush! —dice exasperada y se cruza de brazos.

—¿Enciendo la calefacción?

Preguntó observándola al momento que ingreso al coche. Su pequeña nariz respingona está roja como la de rodolfo el reno. Por la temperatura de londres y su piel blanca de ella, siempre se la pasa con su nariz colorada. Algo que la hecer ver tierna y apachurrable.

—Por favor —responde ella. Saca su celular y teclea con dedos hábiles—. Es que ellos piensan que no tenemos planes, ¿o qué?

Y sigue vociferando su inconformidad. Niego riéndome, enciendo el auto y me pongo en marcha hacia el restaurante donde nuestros padres nos aguardan.

—Tranquila —acaricio su mano. Ella igual hace lo mismo con la mía—. Yo también tenía planes con Lana y tuve que cancelar. Te prometo que solo estaremos un rato con ellos, y después nos venimos a casa a ver películas ¿okay?

Ella hace una mueca chistosa con sus labios.

—Bien —acepta—. Lo estás prometiendo, Jonah, cumplelo.

—¿Qué te pasa? —inquiero ofendido—. Yo siempre cumplo lo que prometo.

Felicia suelta una risilla y por primera vez me mira directo a los ojos.

—No lo decía por eso, tonto. O sea, sé que siempre cumples tus #promise —hace con sus dedos el signo de gato marcando un hashtag—. A lo que me refería era que... O sea, ¿Lana no se enojará porque veras películas conmigo después de la cena y no irás con ella? —Ah, ya se por donde va esta pequeña rodolfita. Entorno mis ojos en su dirección y después hacia la carretera.

—¿Por qué se enojaría? —le preguntó en cuanto hago el primer alto.

Felicia bufa y deja caer sus hombros.

—O sea, Jonah, ya sabes el por qué... —musita mirando hacia el frente.

—O sea, Felicia, ¿Me podrías recordar el “por qué”? —replicó imitando su checha voz, riéndome. Ella rueda los ojos y me insulta con sutileza en italiano.

—Sabes que no le caigo bien a tu linda novia, Jonah —dice con una sarcástica sonrisa. Me rió y niego. Me pongo en marcha—. Ella siempre se anda inventando historias de yo, contigo.

Eso no lo niego. Felicia tiene razón, ella no le cae muy bien a Lana. Pero siendo honestos, Lana puede decir misa. Le deje bien en claro que no por el hecho de que este en una relación con ella voy a dejar de hablar a Felicia. Lana es un tanto celosa e insegura, se amendentra ante Felicia, aunque ella es bien bonita siempre se anda inventando historias sobre que es fea y que Felicia es más bonita; algo realmente tonto, porque en realidad Lana tiene una belleza cautivadora, sus ojos, su boca, su forma de ser... Todo de ella me gusta, pero eso no le basta siempre se anda inventando historias sobre Felicia siendo mi otra novia.

Y la verdad es que no, yo quiero y respeto demasiado la relación que tengo con ella, jamás le faltaría. Felicia es como mi hermana, es mi compañera de aventuras desde el vientre de nuestras madres. Sin la amistad de Felicia me sentiría vacío, ella es el complemento de mi vida diaria, sus locuras me hacen la vida más feliz. Y no por la inseguridad de Lana, dejaré de hablar a Felicia.

—Lana sabe muy bien que ella es mi novia y lo mucho que la quiero y respeto lo que tenemos —digo, porque es verdad. Siempre se lo vivo recordando—. Como también, tiene muy claro lo mucho muy importante que es usted pequeña rodolfa —pellizco su nariz y ella la arruga quitando mi mano de un manotazo suyo— en mi vida. No las cambiaría a ninguna de las dos.

—Gracias mi héroe —exclama imitando la voz de Lana y la manera en la que ella me habla.

Me carcajeo porque lo ha dicho muy chistoso. Felicia ríe también, su risa es escandalosa que podría reconocerla a muchas cuadras de distancia.

La de la sonrisa delicada, le dicen.




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