Me estaba volviendo loca o quizás debería comenzar a tomar enserio las amenazas que dejaban en mi buzón o en el parabrisas de mi automóvil. Las notas amarillas con tinta roja no dejaban de aparecer sobre el cristal de mi coche con frases de amenaza como “te metiste con el chico equivocado” “nunca te dejare estar con el” “desearas nunca haberlo conocido”. Además de cartas en mi buzón con fotografías de sangre. Asqueroso. Había guardado las notas y fotografías como evidencia si la situación se volvía peor.
Tal vez me hubiese preocupado de eso antes, si Andrew no me estuviera ignorando como llevaba haciendo toda la semana. Aunque no me importaba en absoluto, pero ¿Cómo se atrevía a tratarme de esa manera? Claro, se estaba vengando por como pase de el en la lavandería, pero eso debía dejarlo en el olvido fue justo hace dos semanas. Por muy resentido u orgullos que él sea, no merezco esto. Estaba harta, dispuesta a enfrentarlo. No podía lidiar con su mirada como si se burlara de mi en un chiste privado y siempre que intentaba entablar contacto con él, se iba dejando mis palabras en el aire.
Sin olvidar sus tontos intentos de darme celos, todas las mañanas estaba de forma casual al teléfono justo cuando yo hacía acto de presencia en el estacionamiento él tenía una llamada casual con una tal bombón o nena, elevando su tono de voz al insinuar que deseaba reunirse pronto con ella.
Se que todo eso es un truco, porque en un día de esos cuando él estaba en “la llamada” su teléfono sonó, dejando en evidencia su actuación. No dije nada, el mismo se había humillado solito, pero me atreví a reír antes de subir a mi coche.
Era sábado por la mañana, deseaba continuar debajo de las sábanas, pero el sonido de golpes contra la puerta de mi departamento me alerto, en un inicio pense en continuar durmiendo pero quizas era Nora o mi vecina que necesitaban ayuda con algo. Sali con pereza de la cama y abri la puerta. No habia nadie frente a ella más que una caja negra. La tome con curiosidad, ¿tal vez un regalo enviado por mis padres? aunque mi cumpleaños era dentro de tres semanas más. Abri la caja emocionada, pero mi sonrisa decayo al descubir fotografias mías, saliendo del trabajo, yendo al gimansio, entrando al edificio, incluso una tomada desde dentro de mi casa. No dudaba de que era la misma persona que me amenzaba a diario en el buzón del correo. Con ansiedad leí la nota que incluia la caja “Aléjate de lo que es mío, zorra.” -A. ¿A?
Sin entender lo que me estaba sucediendo, lo primero que relacione fue a mi exnovio y mi prima. Quizás ella, dentro de su narcisismo creía que aun me interesaba un poco el idiota de Aaron.
Pero estaba muy equivocada, e intentar intimidarme con notas de odio me incomodaba, pero entrar a mi casa y espiarme me aterraba. Porque aun siendo mi familia ella se atrevió a destruir mi relación mas estable, no dudaba que fuese capaz de cosas peores. Como convertirse en mi hater número uno.
Con la sangre hirviendo en mis venas, la llame para terminar con la situación.
—Rebeca que sorpresa ¿Llamas para felicitarme?
Dijo con voz cantarina sin vergüenza alguna por sus acciones.
—¿Por qué debería felicitarte?
¿Felicidades por robarte a mi novio? ¿Gracias por romperme el corazón?
—Estoy embarazada, creí que habías visto mi noticia en Instagram.
Aunque yo no albergaba sentimientos por mi exnovio la noticia dolió, más cuando en algún punto de mi vida soñé ser yo la madre de sus hijos.
—No tenía ni idea, felicidades.
Respondí seca, como si tragara veneno.
—Entonces… ¿Cuál fue el motivo de tu llamada?
Saliendo de la conmoción, recordé la razón por la que me atrevía a dirigirle la palabra a la traidora de Sabrina.
—Se lo que estás haciendo, deja tus juegos. Hace meses que deje de hablar con Aaron lo tengo superado, no es necesario amenazarme.
Su risa desmesurada a través de la línea me provoco escalofríos.
—Escucha Becky, si, te odiaba, pero ahora tengo lo que quería, no necesito amenazarte.
Sin mas palabras termino la llamada. Deseaba protestar hasta que la realidad me golpeo. SI ella no lo hizo ¿entonces quién? Con el pánico calando mis huesos, corrí escaleras abajo, sin esperar al ascensor que estaba tres pisos arriba del mío y no tenía tiempo de esperar, no cuando mi vida estaba en peligro.
—Nora, necesito tu ayuda.
Dije sonando más angustiada de lo que pensé. Nora me miro curiosa con un destello de preocupación en su mirada.
—Por supuesto Becky, ¿qué es lo que necesitas?
Dijo la pelinegra detrás del mostrador, abriendo la puerta pequeña para darme acceso.
—Puedo ver las grabaciones de mi piso, justo en el horario de hace una hora.
—Claro no hay problema, pero ¿Por qué necesitas ver la grabación?
—Alguien me dejo una nota de amenza pero tambien entro algun dia sin darme cuenta y me espio.
Los ojos de Nora aprecian salirse de sus orbitas al escuchar mi respuesta.
—joder Becky ¿Te encuentras bien? ¿Robaron algo del departamento? ¿Por qué no llamaste de inmediato para avisar a la policía?