Medio Corazón

Capítulo 9

Había transcurrido un mes exacto desde que mi vida se convirtió en una mala película de suspenso.

La convivencia con Andrew era monótona, aunque cordial. Le tuve que rogar que nos turnáramos para el desayuno, ya que sentía que me estaba aprovechando de su hospitalidad. Me sorprendía no haber saltado sobre el para matarlo o.…saborearlo. Porque cada que él regresaba de su oficina, tenía el ceño fruncido y sus ojos lucían frustrados, cansado de todo el estrés por lo múltiples casos que manejaba. 

Me costaba mantener mis manos quietas para no acercarme a él, masajear su muy tensa y musculosa espalda. Sali de casa antes que él, tenía la costumbre de seguir mi automóvil y después el ir a su trabajo. Pero necesitaba espacio... 

Mire las calles algo solitarias, porque ¿quién diablos va a trabajar a las 5 de la mañana? Bueno yo, porque olvide la junta con el consejo de la empresa, no había realizado la presentación, lo recordé justo a las dos de la mañana. Y toda la información que requería estaba en mi oficina, ni loca saldría altas horas de la noche. Más con esa tipa siguiéndome los pasos.

Solté un suspiro retenido al llegar a la compañía. Fabian el guardia de seguridad me sonrío. Era un hombre maduro cerca de sus cuarenta y tantos. Sentí alivio apenas cruce las puertas, dentro de la empresa esa loca no podía dañarme.

Concluí con éxito la presentación dejándola en una memoria sobre el escritorio de mi jefe directo. El ascensor de mi piso se abrió. Dejando a la vista a un Andrew agitado y con ojos llenos de preocupación. Estaba por cuestionar su inesperada aparición cuando Fabian entro al piso corriendo por las escaleras. 

—Manténgase alejada señorita

Dijo Fabián agitado por el esfuerzo interponiéndose entre Andrew y yo. La mirada de Ken estaba oscura con su mandíbula apretada en disgusto, sus nudillos rojos sobresaliendo en sus manos. Entonces me percate del moretón en la mejilla de Fabian. 

—¿Que estás haciendo Andrew? 

—¿Conoce usted a este hombre?

Dijo Fabian aun manteniendo su postura de defensa. Faltaban quince minutos para que mis compañeros de trabajo llegasen al edificio y atestiguaran la bochornosa situación. 

—Si, es mi... ¿Compañero de piso?

—Su novio, soy su novio. Corrigió inmediatamente Andrew. 

—Si lo es, Fabian. Una disculpa por...

Agite mis brazos gesticulando el caos y señalando su rostro magullado.

—No debe disculparse, solo hago mi trabajo.

Mire furiosa a Andrew. Diciendo con mi mirada "discúlpate inmediatamente". Rodo sus ojos restando importancia a la situación, pero siguió mi orden silenciosa.

—Hombre disculpa, hemos tenido unas semanas difíciles ¿Rebeca no ha mencionado nada de eso aquí?

—No, la señorita no ha informado ningún inconveniente.

—Bueno, digamos que tiene una acosadora que es peligrosa si consigue acercarse a ella. Nuevamente discúlpame por el golpe, pero me asuste al no encontrarla esta mañana, necesitaba verla, saber que se encontraba bien.

—Por supuesto, entiendo. A la próxima intente dar esa explicación en lugar de alterar el orden. 

Dijo en advertencia Fabian, asintió en mi dirección y se marchó.

—¿Estás loco Andrew? 

—¿El loco soy yo? No me avisaste que saldrías antes de tu horario habitual. Ni siquiera una nota. Estaba preocupado.

—No debes preocuparte demasiado por mí, se cuidarme sola. Además, en el edificio hay seguridad...

—No confió en nadie más, asabes que soy responsable de ti.

Escudriñó mi cuerpo de pies a cabeza su enfado fue reemplazado por una chispa de interés. Que oculto de inmediato frunciendo su mirada. Ignore el revoloteo en mi estomago al escuchar su respuesta.

—Lo entiendo, como ves me encuentro perfectamente bien. ¿podrías irte antes de que mis compañeros inventen rumores?

Le comenté entre dientes acercándome a él, justo cuando vi entrar a dos asistentes y un abogado. 

—Claro, te veo más tarde. 

Sin darme tiempo para prever su movimiento, me acerco a su cuerpo, rodeándome con sus brazos para darme un beso. Me tense al principio por lo inesperado, pero mi cuerpo no tardo en convertirse en gelatina. Se alejo lentamente dejándome confundida, avergonzada y un poco caliente. Giño su ojo antes de desaparecer tras las puertas del ascensor. 

Las chicas observaban emocionadas. Las salude sin mirarlas directamente, podía sentir mis mejillas encendidas. Por suerte me refugie en mi oficina y un montón de pendientes.

Después de ese encuentro matutino, mi día transcurrió normal, revisar cuentas y a la vez cubría a tiempo parcial a mi compañera de recursos humanos por su licencia de maternidad. Aunque de momento no requeríamos personal. Solo debía acomodar las vacaciones de algunos compañeros. 

Terminando el día regresaba a casa, Andrew conducía detrás de mi automóvil.

Llegamos al estacionamiento del edificio, como siempre, Nora iniciaba su turno nocturno. La saludamos, no sin darnos una mirada con sorna, como si tuviese su propio chiste personal acerca de nosotros.




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