Médium. Espada de hueso (libro 1)

Buenas y malas noticias

Capítulo 26: Buenas y malas noticias

 

He conseguido que Asier se tranquilice y permanezca en el sofá. No ha sido nada fácil hacerlo entrar en razón, sus primeras acciones eran ir a buscar a Raquel para ensartarla en una de sus dagas, puedo entender su dolor pero no sus acciones. Esa no es la manera de hacer justicia, quitarle la vida a Raquel no le devolverá a su hermano, para bien ha comprendido mis palabras y ha hablado con su abuelo para explicarle lo que hemos presenciado. Pero creo que fue peor el remedio que la enfermedad, como dice el refrán; el señor Axel ha pensado igual que  Asier solo que una mayor magnitud. Tenía pensado convocar a prácticamente todo el linaje de los herreros para armar una cacería contra Raquel, y hacer de ella un animal salvaje para una cacería deportiva. También he tenido que hablar con él para sacarle esa loca idea de la cabeza, y me he dado cuenta lo casi imposible que es racionar con el señor Amaíz. Pero a la final lo he conseguido.

La madre de Asier aún no sabe nada, y por lo momentos no debe enterarse. Ella se encuentra organizando los últimos detalles de una celebración que anualmente tiene el linaje, y aunque la muerte de su hijo ha sido bastante reciente, eso no ha sido un impedimento para la celebración. Casualmente, Raquel es parte del comité organizativo de la festividad que será esta misma noche. Celebración a la que tengo que asistir para asegurarme de que Asier no cometa una gran estupidez.

Ametz desapareció sin darme una explicación del porqué Raquel lo asesino dejando una incógnita que mantiene intranquilo a su hermano.

—Aún no se sabe nada de Román —dice Asier dejando el teléfono sobre el mesón. Después que hablo con su abuelo, llamo a su primo Otto para saber que han sabido del zángano, pero es como si se lo hubiera tragado la tierra—. Y, la familia Hidalgo se niega a hablar.

—Quizás si voy pueda sacarles algo de información —sugiero. Su mirada tiene un cambio drástico, del hombre afligido no queda nada sus ojos índigo se han vuelto profundos en reflejo con su molestia.

—No me parece una buena idea.

—Pero es una posibilidad.

—No vas a ir —dice tajante—. No quiero que hables con Jhosep, esa familia es peligrosa ya usaron sus habilidades para su beneficio ¿porque no la usarían en ti?

—La señora Devana ya lo intento, fue extraño pero no consiguió lo que quería —explico.

—Más a mi favor, no iras a ver a ninguno de los Hidalgo —es una decisión tomada—, yo te estoy complaciendo justo ahora, me estoy controlando para no ir y tomar la justicia por mi mano porque tu prefieres las cosas con su debido procedimiento legal. Desde mi punto de vista es lo justo.

Me abraza por la espalda, no puedo negarme él ha manejado muy bien la situación a su favor. Y tiene razón, es peligroso que me acerque a esa familia. He sido yo quien ha removido un caso que se encentraba cerrado y hasta en el olvido, podrían tomar represalias en mi contra aun cuando todos se encuentran en custodia del cabildo.

—Bien —acepto mientras dejo que me acune entre sus brazos, sus labios me acarician el cuello en un camino de besos, dejo escapar una risita porque me causa cosquillas—. Pero todavía me queda consultar con los muertos sobre el paradero de Román, quizás ellos han visto lo que nosotros no.

Él murmura algo en mi cuello pero no le entiendo. Pero puedo imaginar que no le agrada mucho lo referente a los muertos. Giro para encontrarme con el néctar de sus labios, la voracidad de su carne. Descripción, y cuando las cosas comienzan a ponerse calientes la voz de mi abuela margarita me hace saltar de sus brazos.

—Lamento interrumpir pero traigo buenas y malas noticias —dice mi abuela tan presente como si estuviera viva.

Asier se la queda mirando estupefacto y, pregunta:— ¿Esto es algo constante en tu día a día?

—A veces —es mi única respuesta.

—Ya te acostumbraras —expresa mi abuela con un poco de afán—. Ahora a lo importante, la buena noticia es que hemos dado con el paradero del Zángano y la mala es que el linaje de animagos lo ha encontrado y ya se encuentran deliberando como el joven debería morir.

¡Hay, dios no! No sé qué es peor, sí que la familia Hidalgo lo secuestrara o que ahora esté en manos de un linaje que quiere su sangre hasta sustraer la última gota. Lo que no queríamos que pasara ha ocurrido.

—Hay que ir a buscarlo —me apresuro a decir.

—No es así de fácil —expresa Asier.

—Además, ha surgido otro problema —anuncia mi abuela—, Clarisa ha sido enviada a una casa que se encuentra por la avenida taguantar, una familia de nigromantes.




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