Médium. Espada de hueso (libro 1)

Reconciliación familiar

Capítulo 31: Reconciliación familiar

 

Otra vez yo fuera de mi cuerpo. Veo como todos los no muertos caen por si solos al suelo, mientras sus almas quedan libres de toda atadura terrenal. El equilibrio entre los dos mundos ha comenzado a restablecer. Los linajes se quedan asombrados ante lo que ocurre ante sus ojos, como algunas almas se pierden en una intensa luz y otra simplemente desaparecen ante sus ojos, esas almas aun deambularan por allí porque aún tienen cosas pendientes por resolver. La puerta de la cabaña se abre y Asier emerge con mi cuerpo entre sus brazos.

—Lo has conseguido —me doy vela para ver a Ágata. No la he convocado y aun así ha venido con las demás salmas del panteón. No me han dejado sola.

—Así es —digo cansada—. Entonces, eres el oráculo.

—Sí, y es un secreto que debes guardar junto a ese joven tan preocupado por tu vida —me quedo mirando a Asier y Otto que intenta detener la sangre que sale de mi cuerpo—. Que lo hayas conocido no es casualidad.

***

Me despierto en una habitación blanca con ese típico olor a hospital. Una pequeña mesita al lado de la camilla tiene unas bonitas rosas. Me inclino un poco para alcanzar el sobresaliente papelito que tiene el arreglo. Lo primero que viene a mi mente es el nombre de Asier, pero cuando abro el papel me encuentro con una desagradable sorpresa.

Nos volveremos a encontrar, y mía serás.

Jhosep.

Un miedo desenfrenado me recorre el cuerpo. Como es posible que me haya enviado flores, si él se encuentra en custodia por el cabildo. Él y toda su familia están privados de libertad. Además, ¿me está amenazando?

La puerta de la habitación se abre, y es Asier. Se ve tan guapo con un pequeño ramo de rosas en las manos. Debí recibirlo con una sonrisa por lo menos pero n puedo quietar mi cara de susto e incredulidad.

—¿Por qué esa cara? y ¿Quién te envió rosas? —pregunta cerrando la puerta.

Tomo un poco de aire.

—Dime que Jhosep se encuentran en una pequeña celda donde sea que se llevan a quienes incumplen con la ley —prácticamente le ruego.

—¿Te ha enviado flores? —su pregunta es la peor respuesta que he recibido.

—Se ha escapado —digo haciendo una bolita el papel con el mensaje que me ha dejado.

—Con todo lo que paso, el horror que provoco con todos esos fantasmas consiguieron escaparse del cabildo —dice. Me entrega las rosas, y se acerca para un beso. Me deleito con sus labios, y es la gloria—. Ya hace tres días que los están buscando.

—¿He estado inconsciente tres días? —pregunto alarmada—. ¿Eso significa?

—Que casi te pierdes la boda de Lorenzo, que se celebrara mañana —dice sonriente.

He despertado en la raya, un día más y seguramente Lorenzo me mataría al despertar. Tres días en los que todo ha vuelto a la normalidad.

—¿Qué ocurrió con Beatriz y Raquel? —pregunto. No recuerdo lo que pasó con ellas, mientras estuve fuera de mi cuerpo que fue bastante temporal, solo vi como Asier y su primo me salvaba. Pero nunca las vi a ellas salir de la cabaña.

—Las trajimos con vida a las instalaciones del cabildo —dice y dejo escapar el aire que ni siquiera me di cuenta que contenía. Nunca he estado de acuerdo en matar a alguien para hacer justicia—. Beatriz se encuentra encarcelada, ya fue enjuiciada. En cuanto a Raquel, no duro ni una noche en el calabozo. Mi madre y otras señoras de los otros linajes la mataron.

—Supongo que era imposible impedir que tu madre tomara justicia por sus propias manos después de todo lo que paso —él me abraza acomodándose en la camilla conmigo.

—Hice mi mejor esfuerzo por convencerla, y me aseguro que no iría ni a verla. Me confié demasiado y al día siguiente Raquel estaba muerta —deja un beso en mi frente y luego va por mis labios.

Hay cosas que no se pueden evitar.

***

Después de salir del hospital Asier me ha llevado a mi departamento para cambiarme, aunque debería más bien estar descansado no puedo. Durante todo lo que paso, mi hermana Alida recapacito y quiere hablar conmigo. Me siento culpable por haberla puesto en peligro, ese día en que me encontraba deteniendo a la familia Ferrer, ella y su esposo tuvieron una calurosa discusión que termino en golpes. Como siempre el niño llamo a mi madre, y mi madre a Lorenzo. Por suerte mi amigo llego a tiempo para darle un par de golpes al maltratador de mi cuñado y ese día mi hermana accedió a poner la denuncia. Y ha dado el paso más difícil en su situación, ha dejado a su esposo. Lo que me hace muy feliz, porque de todo lo malo algo bueno ha pasado.




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