"Nuestra vida fue demasiado corta para todas las aventuras que deseábamos realizar, si me encuentras prometo llevarnos al inicio de ellas"
Dicen que la memoria despierta con lo primero que vemos, no obstante, creo firmemente en que no es así, puesto que la mía comienza justo con el mediodía en pleno verano, el sol calentando los días y el agua refrescando la vida. Un hombrecito vestido con un traje de baño verde, que ha dejado huella por sus húmedos piecitos, en compañía de una mujercita también vestida con un traje con dibujos de dinosaurios, quien con su sonrisa deja un rastro de inocencia pura. Él es mayor que ella por un año, es más alto e incluso más fuertecito, pero ambos mantienen la misma simpatía de hacer travesía.
Ahí se encontraba de pie mi alma gemela, ayudándome a alcanzar un frasco con dulces.
Eduardo como lo llaman los demás.
Eddy como lo llaman los más cercanos.
Sonso, como lo llamo yo.
Y es aquí cuando tengo mi propia idea sobre la memoria, que no inicia con lo primero que vemos, sino con lo primero que le da sentido a nuestra historia.
Mi memoria despertó con él, despertó con mi compañero de aventuras, despertó y durmió con el café de sus orbes llenos de recuerdos.