"Hay que morir y renacer más fuertes que antes, como el ave fénix"
El viento soplaba fuerte anunciando la llegada del tan crudo invierno.
Una familia esperaba con ansias el nacimiento de su primogénita. El padre de la criatura se sentía abatido, lleno de preocupación, pues el feto tenía un problema y debilitaba demasiado a la futura madre.
Temía que su mujer muriera cuando diera a luz. Deseaba salvarla a toda costa, pero sabía que ella no le perdonaría si algo le llegase a pasar a su bebé.
Los pocos que sabían acerca de medicina, o algo referente a esta, no podían explicarle con exactitud cuál era el problema. Sus conocimientos eran muy básicos y cuando pasaba algo extraño, como este caso, lo dejaban a voluntad del creador. "Solo Dios decide a quién salvar" Eso era lo que creían.
Si no podían ayudar a su mujer, iba a optar por la magia, aunque eso hiciese que perdiera la vida. La brujería estaba mal vista "es cosa de Satanás", era la justificación de los pueblerinos y cristianos.
Sabiendo que terminaría colgado, humillado, y decapitado, se armó de valor y fue a visitar a una anciana que habitaba en lo más profundo del bosque. Según algunos, se trataba de una mujer común que por no tener más familiares se fue lejos. Otros tantos la tachaban de bruja o sierva de Satanás y por ese motivo nadie la visitaba. Era su última alternativa.
—¿Por qué piensas que yo tengo la solución a tus problemas?— le preguntó la anciana cuando él termino de explicar su situación. Temía ofender si le decía que creía que era una bruja. Cuando por fin iba a decir algo, lo interrumpió— No soy lo que tú crees, si lo fui alguna vez quedo en el pasado.
—Se debe poder hacer algo, usted debe saber
—Yo no puedo salvarlas— sentenció caminando por el lugar pensativa extendiéndose frente a la vieja estantería que reposaba en una esquina de la cabaña, repleta de frascos y libros polvorientos— pero el mundo sobrenatural sí.
—¡Sí!, lo que sea por salvar a mi mujer y mi futuro hijo.
—No volverás a ser quien eres, vivirás en las sombras y serás perseguido por los que alguna vez fueron tus pares, no sentirás calor ni frío, no dormirás, ni vivirás, pero tampoco morirás, así será por el resto de la eternidad— le anunció ella, colocando en la mesa un mapa algo viejo y arrugado. No era necesario preguntar si estaba dispuesto a cambiar su vida, desde que entro a su casa supo que aquel hombre haría hasta lo imposible por salvar a su familia— Ve al norte de Transilvania, en lo más alejado del bosque oscuro, diles que fuiste enviado por mi
Hizo lo que ella le ordenó.
Logro ponerse en contacto con un clan de vampiros al que juro lealtad.
Fue mordido y convertido en uno de ellos. A su mujer le pasó lo mismo, pero cometieron un terrible error. La mordieron cuando ella seguía embarazada y eso afecto al bebé de una manera única jamás antes vista, que despertaría luego la envidia y codicia de todos.