Melanie Jenkins: la llave del infierno

Capitulo 9: El ritual maldito

 

—¡Vamos Mel tu puedes, golpéame con más fuerza!

—¡Luego no llores cuando pierdas!

Melanie entrenaba junto a su hermano, Kenneth. No le había resultado nada difícil llegar a su mismo nivel, era sin duda muy fuerte. Aprendía todo de una manera bastante rápida que dejo muy sorprendidos a sus superiores. Todo se debía a su perseverancia y el deseo de demostrar a todos que ella era igual de fuerte que cualquier vampiro. 

—Muy bien criaturitas ya pueden descansar— Pandora se acercó a sus hijos con dos bolsas de sangre para que pudieran alimentarse. Melanie contenta tomó la sangre y la bebió con desesperación. Desde que comenzó a controlar mucho mejor su sed de sangre le habían permitido volver a probar sangre humana. Fue difícil no caer en la tentación de salir por más, pero se contuvo, si no lo hacía volverían a encerrarla y no estaba dispuesta a pasar por eso nunca más. Tenía que demostrarles a todos, y así misma que podría ser normal, bueno en el sentido de un vampiro— Lo has hecho muy bien cielo

—Porque me esfuerzo y Seutonio confía en mi

Su madre agachó la mirada con pena, siempre que podía su hija le recriminaba la poca confianza que le tuvieron cuándo decidieron encerrarla por tantos años como si fuese un monstruo. Al principio le había sido muy difícil volver a confiar en su madre. Pandora era paciente y sabía que pasado un tiempo su hija la perdonaría. Pero no pasaba lo mismo con su padre, ese era otro tema. Le había hecho mucho daño, perdonarlo no iba hacer sencillo aun así su padre no dejaría de intentarlo.

—Mely vamos a salir a recorrer el bosque ¿te apuntas?

Estaba dudosa de ir. Desde que vio a ese extraño humano en el bosque la otra noche no volvió a salir dentro de los perímetros de su hogar. Siempre se la pasaba ocupada entrenando o leyendo algún que otro libro que Seutonio le regalaba, esa era una buena excusa para no salir al bosque. Entendía que era mucho más fuerte que un humano común, pero eso no quitaba que le tuviera miedo a ese hombre.

Pandora sabia que algo aquejaba a su hija, por lo que le pidió a los demás que la cuidaran. Podría ver en los ojos de su hija el temor que sentía al dejar la protección de su casa. Nunca supo lo que había pasado desde que llegó aquel día más nerviosa que lo normal, ni tampoco quiso preguntar. Pensó que tal vez sería por algún cazador, pero eso no era posible, su esposo se había encargado de ellos hace tiempo. Y dudaba que se animarán a volver.

Finalmente ante las palabras de consuelo de su madre y al hacerle notar que todo estaría bien, acepto salir un rato. Debía interactuar mas con sus invitados, después de todo estaban ahí para ayudar a su familia. No comprendía cuál era exactamente esa "ayuda" pero dudaba que solo fuera por entrenarla y así saber defenderse, ¿de los cazadores? No, de otra cosa, ¿pero de qué?


 

(...)


 

No podía dejar de sonreír mientras corría con rapidez por el bosque sintiendo la suave brisa del viento contra su cara. Era una sensación fascinante, se soltó su cabello y dejo que este danzara con el viento. A lo lejos podía escuchar los gritos de júbilo de Misha y Luka, que competían para ver quién llegaba más rápido a la cascada del valle. Aunque la invitaron a participar se negó, quería disfrutar de la naturaleza e ir a su propio ritmo.

Al llegó al lugar no vio a nadie, era como si todos hubiesen desaparecido de su radar. Comenzó a inquietarse, más aún cuando algo la tomó por la cintura y sin previo aviso, la arrojo al agua helada del arroyo empapándola entera.

—¡Te voy a clavar una estaca por el trasero cuando salga Misha!

—Las niñas pequeñas no deben decir esas cosas— grito burlón usando su velocidad para llegar al pico de la cascada y arrojarse desde ahí al agua seguido de los demás que ya estaban esperándolo arriba. Todos se divertían mientras saltaban del acantilado, era una imagen perfecta de amigos disfrutando de la espléndida noche. Nada podía arruinar ese momento, pero todo acabó cuando vieron antorchas acercándose a donde ellos estaban —Diablos ¿son humanos?

—¿Qué humano saldría a estas horas de la noche? — Kenneth enseguida se colocó al lado de su hermana listo para protegerla. Misha, Luka y Costel se quedaron cerca de ellos mientras que otros tres vampiros se acercaron al grupo de personas encapuchadas con la intención de atacarlos si fuese necesario. Una de ellas bajo su antorcha al suelo y cuando las llamas tocaron la arena un aro de fuego comenzó a trazarse alrededor de los vampiros. Al ver esto Kenneth se tiró al agua con su hermana para evitar ser atrapado por las llamas—¡Es un aquelarre!, ¡Misha, Luka entren al agua ahora!

—¡No podemos dejarlos!

Sin importar los reclamos de Misha, Kenneth lo tomó del brazo metiéndole al agua junto con Luka, pero lamentablemente Costel quedó atrapado junto a los demás. No sabían que iban hacerles, pero algo extraño ocurría pues no podían escapar del aro, era como si una barrera invisible los retenían ahí dentro.

—¡Costel! ¡Suéltame Kenneth!, ¡es mi hermano!

—¡Te matarán! — Melanie tomo con fuerza la mano su hermano al ver como una de aquellas personas descubría su rostro. Era bruja que ella y su hermana habían visto quemarse en el bosque. Estaba viva, pero su apariencia era diferente, lo cual de alguna manera le advirtió que era muy peligrosa. Al notar el miedo de su hermana la abrazo contra su pecho— Tranquila Mely no dejare que te hagan daño




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