Melanie Jenkins: la llave del infierno

Capitulo 17: Sangre oscura

 

Dolor, angustia, odio, desesperación, avaricia. Esas y mil sensaciones más comenzaron a calar por su cuerpo cuándo estuvo cara a cara con aquél espectro. Era un ser traslucido, con apariencia humana, aunque estaba lejos de ser uno.

Parecía un espíritu, pero uno maligno. Aun siendo un ente peligroso, no le temía, después de todo no podía hacerle daño mientras la puerta este sellada. ¿Cómo es que ella sabía eso?

—¿Quién eres tú?

Las brujas se pararon detrás del espectro, éste comenzó a acercarse a ella lentamente. Con cada paso que daba todo a su alrededor moría y un frío invernal se hacía presente. Quería correr lejos de ahí pero su cuerpo no respondía, no estaba asustada más bien curiosa pues aquél ser tenía algo que le resultaba familiar, cómo si ya lo hubiera conocido tiempo atrás, pero eso era imposible.

—Tu amo

—¿Qué?

—¿No sabes quién eres? Debí suponerlo

—Soy un vampiro... y una bruja— su voz tembló. Siempre dudó de su procedencia. Aunque todos les dijeran que era un vampiro la cuestión estaba en que no se sentía como tal, ni mucho menos como una bruja ¿Qué era entonces? siempre se lo preguntaba y nunca obtenía una respuesta clara. Tal vez este ente sabía algo al respecto pero ¿estaba bien confiar en él?— ¿Por qué dices que eres mi amo?

—En ti fluye magia negra, tu antecesora Dolores Jenkins era una Oscura ¿no lo sabías?

Eso no era cierto, Cassandra le había dicho que su antecesora era una bruja blanca muy poderosa que desafío a las brujas oscuras y protegió City Death. ¡No!, no podía dejarse engañar. Querían hacerle creer que Cassandra le mintió, que toda su familia le oculto la verdad, pero no iba a caer en su vil engaño.

—¡Mientes!

—Puedo ser despiadado pero no digo mentiras jamás, en tus venas corre sangre oscura

—¡No es cierto, mi antecesora era una bruja blanca poderosa!

—¡Pues tu maestra te engaño! ¡Dolores, es una maldita oscura que nos dio la espalda por el amor de un humano!— gritó Adriana levantándose de golpe de su lugar, rápidamente fue arrojada con fuerza al suelo por el espectro en castigo por interrumpirlo.

—No hables sin mi permiso, estupida mortal

—Si lo que dices es cierto ¿es por eso que siento que te conozco?

—Veo que no te acuerdas de tu vida pasada— ¿vida pasada? no creía en eso la verdad pero ahora que lo piensa mejor tal vez esa idea no sea tan descabellada como suena. Había muchas cosas aún que no conocía del todo, más acerca del mundo humano del cual las brujas estaban muy relacionadas— El libro que llevas contigo es la puerta a tu pasado, abrelo y descubrirás todo acerca de ti

—¿Cómo sé que no me estas mintiendo?

—¿Quieres vivir en la ignorancia toda tu vida?

Dicen que la curiosidad es mala que te puede matar, pero ella sentía en su interior por más loco que sonaba todo, que aquel extraño sujeto le decía la verdad. Además, todo había pasado por error suyo, si no se hubiera acercado a ese peligroso humano jamás hubiera acudido con las Oscuras.

—¿Tengo que leer el libro y ya?— si sólo se trataba de eso había venido en vano hasta aquí. Cassandra nunca le mencionó que tan peligroso era, hasta más de una vez dejó que leyera algún que otro renglón insignificante. Nada fuera de lo común solo explicaba cómo se creó el pueblo de City Death, quiénes eran sus primeros fundadores, cómo se organizó el estado, cuáles fueron las primeras leyes o normas que se impusieron, etc. ¿Qué tendría de especial saber todo eso?— ¿Esto de que me servirá para entender mi pasado olvidado?

—No es un libro cualquiera para leerlo deberás pagar un alto precio

—¿A qué te refieres?

—Un sacrificio...
 

 


 

(...)

 



 

—¿Hola? ¿hay alguien aquí?

Cassandra salió de la casa encontrándose con un niño de cabellos negros algo alborotados, ojos azules, con algún que otro lunar en su pómulo. Le resultaba vagamente familiar tal vez se trataba de algún niño perdido del pueblo, pero el ataque tan repentino de Misha hacía el infante le demostró que era todo lo contrario.

—¿¡Quién te crees que eres para invadir nuestras tierras!?

Ante el gritó del vampiro, los demás miembros de la casa, que estaban regresando apresuraron el pasó para llegar rápidamente creyendo que se trataba de un ataque enemigo, pero todo se calmó al ver como el vampiro sostenía por las piernas a un niño.

—¡Quieta tu putrefacto ser lejos de mí maldito chupasangre!

—Misha ¿nueva mascota?— murmura Kenneth mientras se reía de la situación. Seutonio se acercó al infante observando de reojo el extraño tatuaje que el niño llevaba grabado en su brazo derecho. Ya lo había visto antes.

—¿Eres de la manada lunaroja?

Al ver al pequeño asentir, ordenó que lo bajarán. A regañadientes Misha soltó su agarre haciendo que el niño cayera precipitadamente al suelo golpeando con fuerza su cabeza.




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