Meliflua

CAPÍTULO 01

Capítulo 01 
¿Suicidio o asesinato? 

Todos tenemos defectos, de eso estaba segura. Mi mayor defecto era, especialmente, ser el problema, pero su mayor defecto era ocultarlos tras esa perfecta sonrisa que, aunque desencadenaba el caos, hasta podía definirla como la casualidad más bella. Tantas galaxias, tantos planetas, tantas sonrisas y yo caí sin dudarlo en la suya. Pero esa historia nunca fue de amor, ¿verdad? Las historias de amor no empiezan con caos. 
—¡Ya no sé cómo lidiar con todo esto! 
—¡Ya cállate! Maldición. 
—How will I shut up if we are in danger because of him! 
El sonido de un golpe hizo que me detuviera repentinamente y observara a los tres chicos que discutían frente a la gran estructura de piedra, en donde próximamente estudiaría. La gente comenzó a aproximarse a ellos y aproveché la distracción para subir el volumen de mis auriculares y caminar a toda velocidad hacia recepción. 
¿Conocen esa sensación de ser la nueva? ¿De saber que las miradas curiosas serán para ti, y los comentarios serán sobre ti y sobre lo que haces por quién-sabe cuánto tiempo? Pues con cada paso eso sentía yo. Por lo tanto, fue impresionante el alivio que experimenté al notar que la atención estaba sobre esos chicos. 
¿Qué hacía yo ahí si en realidad me sentía tan fuera de lugar? Buena pregunta. En realidad era una clase de experimento, se podría decir. Y no, no era para escribir otro libro de terror, suspenso o misterio como solía hacer, era para todo lo contrario. Tenía que escribir una buena historia de romance que convenciera a mi público de que, por más de que todo fuera un caos, el amor romántico era posible.  
Así que estaba allí, saliendo de mi zona de confort. Exponiéndome a sentirlo para poder describirlo, era una buena forma de decirlo.  
—Ese pibe siempre está en medio de un bardo— una rubia le murmuraba a otra mientras pasaban por mi lado, observando a los chicos. 
Automáticamente regresé mi vista hacia los desconocidos, por mera curiosidad, pero me arrepentí cuando el único castaño fijó su vista en mí. 
Tras pasar unas grandes letras blancas que formaban Silver Study ingresé a través de unas puertas cristalinas a la edificación y, para mi sorpresa, la recepción era completamente moderna.  
Suponiendo que era el sitio a donde me enviaron me senté frente a la única chica que se hallaba sin atender a nadie. Elevó la vista hacia mí con lentitud, con aburrimiento. 
—¿Me pasaría su tarjeta?— fue lo primero que formuló. 
Rebusqué la pequeña tarjeta de estudiante en mi bolsillo y, tras encontrarla, la entregué por medio de una abertura en la parte inferior del cristal. Pasó la tarjeta por un raro datáfono y luego regresó su vista hacia a mí. 
—¿Mía Pepper? ¿Diecisiete años? ¿Uruguay?— habló a gran velocidad—. La directora general te espera en el tercer piso— avisó devolviéndome la tarjeta. 
Me detuve por un segundo para procesar la información antes de retirarme y dirigir mi vista a las escaleras, repitiendo mentalmente "tercer piso". Comencé a avanzar hacia allí revisando mi cabello rubio completamente despeinado en la tarjeta. 
—Ey— una chica llamó mi atención—. ¿Quieres que te acompañe?—sonrió. 
Asentí y la observé por algunos segundos. Su cabello azabache se veía demasiado lacio y sedoso; quise acariciarlo.  
Señaló las escaleras, invitándome a pasar, y observé los tatuajes en su mano izquierda. Eran una serie de símbolos que no me detuve mucho a analizar, para no parecer tan grosera.  
—Gracias. 
Le devolví la sonrisa y, al instante, la chica extendió su mano en mi dirección. 
—Soy Emily Campos, la jefa y reportera del periódico escolar— se tomó una pausa para respirar—. Y tú la adolescente con mayor cantidad de libros denominados best sellers. 
La observé más detenidamente tras oír que sabía más sobre mi trabajo que yo misma. Su piel pálida estaba completamente llena de tatuajes a excepción de su rostro, lo cual me sorprendía; ella no debía pasar de los veinte. Bajo su short de jean se veía cómo se originaba la tinta y se extendía hasta sus talones. 
Me picó la curiosidad de saber si tenían algún significado o solo le gustaban. 
—No quería sonar como una stalker— soltó una pequeña risita y continuó caminando hacia las escaleras.  
Yo me limité a sonreírle, para indicarle que todo estaba bien, pero igualmente permanecí en silencio. 
—Tuviste una pésima bienvenida– comentó—. Los chicos no son malos, de hecho son muy simpáticos. No sé porqué discutían. 
Los chicos de la entrada llegaron a mi mente y comprendí a qué se refería.  
Al instante encontré obvios sus intentos por entablar una conversación, así que, sin quererle caer mal a la jefa del periódico, decidí sumarme. 
—Una piba dijo que uno de ellos siempre se metía en problemas— finalmente formulé en su dirección. 
Su sonrisa se ensanchó aún más. 
—Probablemente hablaría de Liam. El castaño de estatura media— me recordó—. No es que sea alguien problemático, de hecho es muy tranquilo, pero es de esas personas que tienen "sus propias reglas y odian el sistema"— hizo comillas exageradas con sus dedos, como burla. 
—¿Entonces qué hace acá?— cuestioné. 
Tenía en cuenta la exclusividad de Silver Study, y la exagerada cantidad de pruebas que tuve que hacer para ingresar. 
—Es un gran cantautor— elevó los hombros con indiferencia—. Además es el hijastro de la directora general. Los rubios son sus hermanastros. El más alto, y mayor, es Nick. Es simpático, medio pijo, estudia deporte y es probablemente el chico más popular del mundo— volvió su vista a mí—. El otro es Nibbas, estudia derecho, y es bastante raro, pero es hermano de Nick, así que todos pretendemos que no es así— comentó regresando su vista al frente—. ¿Escuchaste por qué discutían? 
Negué.  
En realidad había escuchado que estaban en peligro y, aunque lo habían gritado, yo no era nadie para contar sus problemas. 
Volví a centrarme en sus tatuajes de rosas rojas. 
—¿Y cómo llegaste al internado?— cambió de tema. 
—Publicidades de internet. 
—¿Piensas quedarte todo el año escolar o solo vienes por algún proyecto mensual? 
—¿Proyecto mensual?— cuestioné. 
—Entonces año escolar— concluyó. 
Permanecí en silencio. 
—¿Ya sabes a qué categoría de edificios irás? 
—¿Eh? 
—Supongo que tu guía te lo dirá. 
La miré en silencio, solo para no preguntarle en qué se suponía que me guiarían. Me sentía una ignorante tras oír tantos términos y no saber de qué se trataban. 
—¿Tienes algún libro en progreso?— me miró atentamente tras formular eso. 
—Algo así. 
—¿Misterio, suspenso o terror? 
—Romance. 
Detuvo su paso y me sonrió con sorpresa. 
—Genial. ¿Crees que va a tener el mismo éxito? 
—Ni idea. 
La miré incómoda. Parecía una entrevista. 
—¿Vas a estudiar artes? 
—Sí. 
—Era obvio— rió—. ¿No tienes nervios de empezar a esta altura del año? 
Sí. 
—Realmente no. Confío en poder adaptarme. 
Era una entrevista. 
—Es allí. 
Señaló el fondo del pasillo y, en cuanto nos encontramos frente a la oficina, golpeó tres veces la puerta de madera. 
—¡Pase!— una voz femenina habló desde el interior. 
La periodista abrió la puerta y me recibieron tres pares de ojos contemplándome. El castaño era el único que no nos observaba tras abrir la puerta, parecía más centrado en contemplar sus puños apretados. 
Una señora canosa me observaba detenidamente detrás del escritorio, en su gran silla color vino, en su trono. Frente a ella se encontraban dos chicos y, junto al ventanal que se encontraba al fondo de la habitación, estaba el rubio más pequeño; Nibbas, supuse. 
—Soy Mía Pepper. 
Avisé dirigiendo mi vista hacia el hermanastro sobrante, quien no tenía ni un solo rasguño en su rostro. Al notar que lo miraba me dedicó una sonrisa simple. Volví mi vista a su madre, la señora me ignoró y asintió como saludo hacia la pelinegra. 
—Buen día, señora Cafiero— saludó Emily con una sonrisa—. ¿Cómo se encuentra?— preguntó, sacudiendo su corto cabello azabache. 
—Muy bien, gracias.  Y veo que usted también— rió, aún mirándola. 
—¿Cuándo no? 
Aburrida de esa insignificante conversación dejé mi mirada recaer nuevamente en el castaño. Sus ojos claros se dirigieron a mí como si me hubiera sentido, su rostro reflejaba completa indiferencia, pero aún así no despegaba sus ojos cansados de los míos, como si fuese una competencia de miradas.  
Dirigí mi vista a su labio, el cual se encontraba algo ensangrentado e hinchado por el golpe que había recibido por el más alto minutos atrás. 
Desvió la mirada al fin, yo igual. 
—¿Podrías cerrar la puerta al... 
Las palabras de la directora fueron cortadas por el castaño, que se levantó de su silla arrancándose un grueso collar de plata, o al menos deduje que era de ese material. En completo silencio avanzó hacia la salida, sin dar explicaciones a las miradas enfocadas en él. 
—Oye, Liam— observé a Emily trotar tras él—. ¿Sobre qué disc... 
—¿Puede cerrar la puerta?— la mujer me habló amablemente, antes de que la pelinegra formulara por completo la pregunta 
Asintiendo obedecí. Se levantó de su asiento y me aproximé a ella en sincronía. 
—Un gusto, soy Mary. 
Extendió su mano en mi dirección y la tomé.  
—Mía Pepper. 
—Lo sé— contestó soltando mi mano, dejándose caer en su asiento—. ¿O cree que hago pasar a mi oficina a cualquiera de los 2453 estudiantes? 
Sonrió y no le contesté, simplemente me senté en donde anteriormente lo había hecho Liam. 
Su tono me sonó a "tengo el poder sobre todos y te elegí, así que funciona" y automáticamente me provocó incomodidad. 
Mi vista se fijó en el chico junto al ventanal que me miraba fijamente, con desconfianza y sin ninguna clase de disimulo. 
—Él es mi hijo Nibbas— Mary lo presentó al ver mi enfoque en él.  
Le sonreí de forma cordial y él guió su vista al exterior del edificio, ignorándome. 
—Y él es mi hijo mayor, Nick— continuó. 
Dirigí mi vista a él, notando que me extendía su mano y por inercia la tomé. 
—Un gusto— sonrió. 
No le contesté. 
—En fin— suspiró Mary—. Solo quería agradecerle por elegirnos para realizar sus estudios y esas cosas. Desde su inscripción el quince de septiembre esperábamos con ansias su llegada. Leímos cada uno de sus libros y, tener a una persona con tanto reconocimiento en nuestras instalaciones, nos subirá el nivel. 
Permaneció en silencio con la vista fija en el techo por algunos segundos, pensando en algo, mientras yo regresaba la mirada a Nibbas, que tampoco estaba muy enfocado en lo que sucedía. 
—Según su prueba de ingreso está al nivel de estudio actual, pero ¿necesita algún tutor o algo?— pareció recordar. 
—No creo, pero gracias. 
—Bueno. Entonces supongo que no hay mucho más sobre lo que hablar. Nick va a ser su guía, lo que significa que si necesita ayuda, información o comunicarse conmigo, primero debe hablar con él— suspiró—. Ahora la guiará a su apartamento y le hablará un poco sobre el lugar. 
Al instante el rubio se levantó y me esperó desde la puerta, para continuar su camino. 
Miré al menor por última vez antes de abandonar la habitación. Continuaba observándome sin expresión y, al notar que lo miraba, retiró su vista con completa tranquilidad. 
—¿Qué piensas del internado? 
Nick me habló luego de salir. Elevé mi vista del suelo hacia él. 
—Solo vi la entrada, la recepción, las escaleras y la oficina de tu madre— contesté observando su perfil—. No puedo tener una opinión de tan poco en un lugar tan grande. 
—¿Cómo sabes que es mi madre?— sonrió, quizás con algo de superioridad. 
—Emily habla bastante, y tu madre también— me limité a decir. 
—Así son ellas— elevó sus hombros y comenzó a bajar las escaleras—. ¿Notaste nuestro parecido? Ambos rubios y de ojos celestes, hasta podríamos ser hermanos— sus ojos se fijaron finalmente en mí, con un deje de humor. 
Pero él jamás iba a ser ese remplazo. 
—Son coincidencias normales. Por ejemplo, las personas rubias de ojos celestes somos un porcentaje de 5%, lo cual es bastante para la cantidad de personas que somos en el mundo. Así que espero que no desperdicies tanto tiempo de tu vida comentando tus similitudes físicas con cada persona que las compar... 
Me detuve.  
Él no me había atacado. Solo había hecho un comentario para romper el hielo, y acababa de arruinarlo. La vergüenza se abrió paso en mí en menos de cinco segundos. 
El rubio elevó las cejas con sorpresa. 
—¿Cómo sabes eso? 
—Tuve que investigarlo para un libro— murmuré. 
—Es algo admirable– se tomó una pausa—. El tener buena memoria— asintió con expresión de conformidad y comenzó a aplaudir, llamando la atención de los estudiantes que pasaban.  
Con incomodidad, por tantas miradas, desvié mi vista y deseé haberme quedado en la oficina. Él rió, deteniéndose. 
—¿No tenías que hablarme sobre las instalaciones?— cambié de tema. 
Asintió. 
Rogué mentalmente para que los estudiantes se olvidaran rápido de aquel recorrido. 
—¿Qué quieres saber? 
—¿Qué querés decirme? 
Y así Nick comenzó a hablar, sin pausas, sin preguntas y con tranquilidad. 
Emily tenía razón, era simpático, pero tal como ella dijo era un poco -muy- popular, al pasar todos lo observaban con conocimiento de su persona y, quienes tenían la suficiente confianza, hasta lo saludaban. 
Nick estuvo hablándome sobre el lugar, mi habitación, el horario de clase, la organización de edificios, las tarjetas que permitían el ingreso a las habitaciones y miles de cosas más. Finalmente nos detuvimos frente a un edificio color celeste que, junto a la puerta principal, tenía escrito con blanco: AG03. 
—Cualquier cosa que necesites, mándame un mensaje. 
—¿Cómo te mando si... 
—Solo búscame— aclaró. 
Me sonrió por última vez y comenzó su camino de regreso al instituto. Quise agradecerle por acompañarme, pero ya era tarde. 
Utilicé la tarjeta de estudiante para ingresar al edificio -tal como me había dicho Nick- y la puerta cedió al instante. Una clase de recepción vacía me recibió. 
Suspiré.  
Las paredes amarillas me acompañaron hacia mi nuevo hogar. Pinturas, fotografías y textos reposaban sobre ellas, y una suave melodía acariciaba mis oídos. Luego de subir cinco pisos de escaleras llegué a mi apartamento. 
Tras observar las paredes color crema que me envolvían, detuve mi vista en el chico sentado sobre el sofá, Liam. Dirigió su vista hacia mí y, tras demostrar su indiferencia, continuó mirando la televisión.  
—Hola— saludé, por educación. 
Él me ignoró, así que analicé la sala en busca de una puerta a sus alrededores que indicara ser mi habitación. 
—La puerta izquierda— informó el castaño, de repente, sin mirarme. 
Era la primera vez que se dirigía a mí y noté que su voz era gélida, pero no me incomodó en lo más mínimo. 
Sin desconfiar en sus palabras avancé hacia la puerta gris que se encontraba frente a mí y, al abrirla, descubrí que mis tres maletas se encontraban a un lado de la cama sin hacer. Gracias a eso supe que Liam ya estaba enterado de mi compañía.  
Una caja de laptop se hallaba sobre la cama y un post it rosa estaba pegado en ella. Lo tomé y me detuve a leer. 
"¡Feliz no cumpleaños! Espero que la uses tanto para escribir la novela que las letras del teclado se borroneen. Disfruta de tu estadía en ese nuevo hogar. 
Att: Ann" 
En cuanto leí el nombre de mi representante comprendí al instante. Suspiré y dejé el obsequio a un lado. 
Además de la cama ya hecha la habitación constaba con un escritorio, una biblioteca vacía y un armario vacío. 
Me senté sobre la cama y tecleé en mi celular el nombre del internado. Ya me habían informado sobre una aplicación para estudiantes en donde estaban todas las actualizaciones diarias, y recién ese día podía inscribirme. 
Ingresé al periódico, la primera opción que se me presentó. 

"17/09/2019 
¿Suicidio o asesinato? 
Todo Silver Study fue informado sobre el suicidio de Denian García, pero ¿realmente fue un suicidio? 
La información dada hacia nosotros fue que el día 15 de septiembre, nuestro compañero fue encontrado muerto en el Puente Leonel Viera. Según nos informaron dejó una nota de suicidio en su apartamento y luego fue encontrado sin vida con el hueso occipital roto. 
Pero, nadie cree que el chico se hubiera suicidado. ¿Por qué? El chico cuidaba perfectamente de su beca hace dos años, había logrado llegar al concejo, comenzó a grabar su propio largometraje con ayuda de su mejor amigo (Nibbas Badiaga), nunca sufrió enfermedades mentales y acababa de pedirle matrimonio a su novia.  
Entonces, ¿por qué se suicidaría si todo en su vida estaba funcionando a la perfección? 
Además, si chocó de frente, ¿cuáles eran las posibilidades de que se rompiera el hueso occipital en vez del frontal? ¿Cinco de cien? 
Estaremos informando todo sobre el caso.  
Cualquier cosa que sepan saben donde pueden encontrarnos. 
Y, para los que están preguntando sobre su funeral, Jarek está organizando el evento en conmemoración a él y será algo privado. Así que a nosotros solo nos queda apoyar a la distancia, porque al parecer no somos lo suficientemente importantes como para recordar al chico que ayudó al 50% en esta institución, ¿no? 
Emily Campos" 

¿El mejor amigo de Nibbas se había suicidado y lo trataban de raro? Sentí lástima por el rubio. 
Claro que el hecho de que Nibbas fuera su mejor amigo era mucho menos grave que el supuesto asesinato del que se hablaba, ¿lo habían asesinado realmente o solo era una forma de que más estudiantes leyéramos el periódico? 
 
 



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En el texto hay: misterio, internado, romance

Editado: 01.06.2022

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