Tres años atrás
Desfile de la colección Otoño-Invierno de Industrias Scott
Leah
Los nervios dominaban todo mi cuerpo, sé que en mi rostro no había ninguna expresión y que ningún movimiento en mi cuerpo delataría lo que sentía, eso no era algo que pudiera controlar. Me había acostumbrado a que todo fuese de esa manera para no preocupar a nadie.
Sería el primer desfile donde las miradas se centrarían específicamente en mí, estaba acostumbrada a que las personas me observaran, pero en este momento no era Leah Young. La hija del dueño de una de las empresas de entretenimiento más importantes del país ni tampoco era la hija de una de las compositoras de bandas sonoras más populares en Corea. Era Ashley Kim, y cualquier error que cometiera podría arruinar mi carrera y con ello, arruinar mis sueños. No podía permitir que eso sucediera, no después de todo lo que me había costado llegar a donde estoy.
Para evitar que las personas dijeran que todo lo que había conseguido era por mis padres, decidí ocultar mi identidad. Como Leah Young, era una chica normal de 17 años, cabello castaño claro y ojos color ámbar, tenía doble párpado, pero tanto mi nariz como mis ojos eran totalmente iguales a los de mi madre. Y como Ashley, mis ojos se volvían de un café oscuro al igual que mi cabello, mostrándome más como una chica asiática promedio.
Ocultar quién era realmente, no era la mejor decisión que había tomado en mi vida, pero me había brindado la oportunidad de esforzarme por lo que deseo y de que todos supieran que lo que logré era fruto de mi trabajo. Trabajar como modelo, era sólo una parte de lo que deseaba hacer. Mi siguiente paso, era que cuando cumpliera los 18 años, entraría a la Universidad de Arte y lo lograría, sin la ayuda de mi familia.
Paulina termina de peinar la peluca en ondas y después de acomodarla sobre mi cabeza perfectamente, me pongo en pie. La peluca tenía un fleco que cubría mi frente, mis ojos estaban cubiertos por los lentes de contacto que le daban un todo café oscuro, el maquillaje era bastante sencillo y la ropa se sentía realmente cómoda.
La colección iba desde algo casual hasta algo más formal, todo era cálido y se sentía bien la tela en mi cuerpo. Respiro profundamente y escucho mi teléfono vibrar en la mesa, lo tomo y leo un mensaje de Stephanie “Tú puedes hacerlo, ¡Fighting!”
Mi corazón se calma con el mensaje de mi hermana, sé que ella estaba en casa y estaría observándome desde allá al lado de mis padres, eso me hacía feliz. Observo mi reflejo por última vez y salgo, camino con Paulina por los pasillos y esperamos detrás del escenario a que sea mi turno.
Cuando, finalmente se da inicio a la presentación, respiro profundamente antes de comenzar a caminar por la pasarela. Mi rostro se mantenía sin ninguna expresión, mi espalda era recta manteniendo una postura perfecta, cada uno de mis pasos mostraba una seguridad que las personas deseaban apreciar en las modelos, sin embargo, mi corazón seguía latiendo rápidamente.
Me detengo un momento, a sólo medio metro del borde y después de realizar varias poses, regreso por el lado opuesto de la plataforma, encontrándome con otra modelo, al igual que yo y las siguientes, vestía la prenda principal de la colección. Giro mi cuerpo hacia el público por última vez y aun manteniendo mi postura recta, camino hasta desaparecer del escenario.
-Te vestiremos con tu siguiente atuendo, pasarás en cuanto se termine de presentar el modelo principal, así que no tenemos mucho tiempo para prepararte- me tienden mi ropa, la tomo entre mis dedos y comienzo a desvestirme.
Después de un minuto, ya me he vestido con el segundo atuendo. Esa era una de las habilidades que debíamos de tener, ser capaces de cambiar nuestra ropa en el menor tiempo posible y hacerlo de una manera adecuada, sin dañar ni arrugar la ropa. Observo por el televisor del camerino que faltaban muy pocas modelos por pasar, así que salimos de la habitación y caminamos nuevamente al lugar detrás del escenario.
Respiro profundamente y en el momento en que llega mi turno, suspiro. Mantengo mi postura recta, los pantalones que estaba usando hacían ver mis piernas todavía más largas y eso debía mostrarlo. Debía lucir perfecta. Miro hacia al frente, sin detenerme en un punto específico. Coloco una pierna un paso delante de la otra y recreo una de las poses que he practicado, para que mi figura luzca más delgada de lo que en realidad es y cada prenda que vestía resalte aún más. Giro mi cuerpo de regreso y después de observar hacia el público por última vez, desaparezco del escenario.
Camino con pasos veloces hacia el vestidor y me desvisto, me coloco una bata y Paulina me tiende un vaso con té y un sándwich. Por el televisor observo que han terminado de pasar todas las modelos y comienza la presentación de Christopher, los latidos de mi corazón incrementan su ritmo.
La primera vez que lo vi, tenía una sonrisa en su rostro. Sus ojos se curveaban hacia abajo cuando sus mejillas se alzaron mostrando sus dientes, dos hoyuelos acompañaban esa sonrisa y mi corazón latió rápidamente. Mis piernas temblaron un poco mientras observaba ese rostro.
Su piel era morena, sus ojos y su cabello eran cafés oscuro, podría parecer que era una persona común, que no tenía nada especial. Sin embargo, había una especie de luz que emanaba de él. Sus labios inclinados hacia arriba, habían iluminado toda el salón que parecía tan solitario y oscuro aún rodeado de personas.