Leah
Las clases se pasan rápidamente y cuando menos lo esperaba, ya era la última del día. Además de Música, teníamos clases de Baile y Actuación, cada una de ellas se dividía entre la teoría y la práctica. Como el director del vídeo musical, no estaría en el país por casi tres semanas, así que no tendría que ver a Christopher como Ashley.
Los días avanzaban sin darme cuenta, la primera semana de clases pasó y ya era viernes. Cada tarde Christopher venía a casa y preparábamos nuestro proyecto. La melodía estaba lista, sin embargo, aún no había podido escribir la letra. Aún quedaba una semana para presentar el avance, si bien podríamos tocar la melodía, necesitaba que Christopher viera que también estoy esforzándome en el proyecto.
-Practiquemos tocar la melodía los dos juntos- asiento y me acerco hacia él, me siento a su lado en el banquito de madera y observo las partituras.
Yo estaría tocando mi acompañamiento dos octavas más alto que Christopher. Los latidos de mi corazón seguían siendo rápidos cada vez que estaba a su lado, pero cuando tocábamos el piano, sentía todo mi cuerpo relajarse con el movimiento de mis dedos.
-¿Estás lista?- asiento.
Comenzamos a tocar las notas y la melodía comienza a formarse. Deslizo mis dedos por el teclado del piano, mantengo mi espalda recta y por momentos cierro mis ojos, dejándome llevar por la música. Había memorizado casi por completo las notas así que no era indispensable estar observando las partituras.
La música recorría mi cuerpo, el sonido provocado por la presión de mis dedos sobre las teclas siempre había sido algo que me hacía sentir feliz. Cuando me acerco al límite de la octava, tocando un Do, mi dedo meñique choca con el de Christopher y me detengo, sintiendo mis orejas sonrojándose y mi corazón latir un poco más rápido.
-Lo siento, sé que no te gusta el contacto físico- se disculpa y aclaro mi garganta.
-No tienes que disculparte- respondo y sonríe.
-Eso es bueno, porque creo que deberíamos tener más contacto, si no te molesta. No quiero que te sientas incómoda a mi lado- dice mirándome fijamente a los ojos.
-Podemos intentarlo- respondo en voz baja mientras aparto mis ojos de los suyos.
A pesar de que no podía verlo, sabía que estaba sonriendo y conocía con certeza cuan brillante era la sonrisa en su rostro. Acomodo mi cabello y respiro profundamente, me pregunto si Christopher escucha los latidos de mi corazón. Escucho que tocan la puerta y levanto mi mirada.
-Adelante- digo y la puerta se abre.
Mi padre entra con una sonrisa en su rostro y me pongo en pie. Su mirada se mantiene fija en Christopher hasta que se coloca frente a nosotros.
-Christopher Hugo, es un gusto conocerte. Soy Alejandro Young, el padre de Leah- tiende su mano hacia Christopher y noto en su rostro una sonrisa de satisfacción.
-El placer es mío, señor Young, he escuchado bastantes cosas sobre usted- responde educadamente.
-Creo que les haría bien tomarse un descanso, ¿por qué no te quedas a cenar? Y si aún no es tarde, podrían continuar con su proyecto después de ello- Christopher sonríe y asiente.
-Pueden pasar al comedor, entonces- sale de la habitación y suspiro pensando en la cena, mamá también estaría, el tío probablemente vendría y Stephanie.
-¿Está bien que me quede a la cena?- cuestiona con sus ojos fijos en mí.
-Si tú lo quieres, está bien- respondo.
Salimos de la habitación y lo dirijo al comedor. Siento mis orejas ardiendo y sé que probablemente, durante la cena, se pondrían aún más rojas. Cuando llegamos al comedor, mi madre ya se encontraba allí, al ver a Christopher sonríe ampliamente y me observa fijamente.
-Hola, Christopher. Soy Kim Seoyun, la madre de Leah, es un placer conocerte- dice.
-Es un placer conocerla, señora Kim- responde el moreno.
-Llámame Seoyun- escucho unos pasos y al girar mi rostro me encuentro con mi hermana, quien de igual manera, sonríe ampliamente al ver a Christopher.
-Buenas noches- toma asiento frente a mí y su mirada provoca que mis orejas se sonrojen. -¿El tío vendrá?- cuestiona Stephanie.
-Tendrá un viaje, nos reuniremos con él hasta la cena del siguiente viernes- responde mi padre.
-Es una pena, creo que le hubiese gustado conocer a Christopher ya que Leah no ha dejado de ha- antes de que pueda seguir diciendo más cosas vergonzosas la observo fijamente. –Hablar sobre su proyecto- suspiro.
-¿Cómo va su proyecto?- cuestiona mamá.
-Ya tenemos la melodía, Leah sigue trabajando en la letra y ambos nos esforzaremos para que no se ponga incómoda cuando tocamos juntos- responde el castaño.
-Leah es muy buena tocando el piano, pero nunca ha estado rodeada de tantas personas y puede ponerse un poco nerviosa- responde Stephanie.
-Lo sé, la primera clase realmente me impresionó su postura y manera de tocar- observo mi plato sintiendo el calor ardiente de mis orejas.
-Christopher, ¿alguna vez has pensado en cambiar de agencia?- siento mis orejas más rojas.