Capítulo 26: Entre el caos y el dolor

Nota: Hay una escena de consumo de alcohol, el personaje tiene la edad suficiente para beber (en México es a los 18 años), en caso que alguien se pueda sentir incómodo. 

Leah

El departamento donde encontramos a Christopher había sido alquilado por él desde hace casi un año. Charles y Christen ser sorprendieron bastante al darse cuenta que Christopher había planeado irse de su casa, en cuanto cumplió los 18 años. De igual manera, me sorprendí al saberlo y me di cuenta de que había más secretos en su familia.

Al día siguiente, la empresa de Christopher dio un comunicado donde declaraban que de hecho era adoptado, pero él tampoco lo sabía. Advirtieron que tomarían acciones legales contra quien haya publicado esa información y quien haya investigado su vida privada. Todos esperaban que las cosas se calmarán, pero ocurrió lo contrario.

Las personas comenzaron a decir que Christopher sólo buscaba la compasión de las personas y él sabía perfectamente quiénes eran sus padres genéticos. Era sorprendente como de un día a otro las personas parecían repudiarlo. Mi padre había prestado a su equipo legal para ayudarlo, pero por el momento no podían encontrar quién expuso la verdad sobre Christopher y por más que quisieran tomar medidas contra los ataques que le hacían, eran demasiadas personas para generar una demanda.

 Todo estaba creciendo con rapidez, y luego las marcas que promocionaba lo dejaron a un lado para que “dejara de causarles problemas”.

Tampoco podíamos verlo, Christopher se mantuvo oculto en su departamento, porque frente a nuestras casas y la universidad había muchísimos reporteros buscando ser los primeros en fotografiarlo y hacerle preguntas.

Habíamos dejado de asistir a la universidad por seguridad.

Caos, sólo podía utilizar esa palabra para describir lo que estaba pasando. Quería que las personas entendieran el daño que le estaban haciendo. Estar en un solo lugar no era algo que le gustara a las personas, especialmente a los que son como Christopher. Aquellos que debían estar haciendo algo constantemente y salir a varios lugares.

Le estaban cortando las alas, lo estaban obligando a retenerse en un edificio que estaba alejado de la ciudad y donde no podía ver a sus hermanos. Para alguien quien siempre estaba rodeado de personas, debía ser desesperante.

Christopher

30 horas antes

Me despierto cuando mi teléfono resuena en toda mi habitación anunciando muchas notificaciones. Abro mis ojos y lo desbloqueo, eran las cinco de la mañana. Lo primero que veo es una nota que decía mi nombre. Comienzo a leer y en cada oración voy sintiendo como si mi corazón se detuviera.

Me pongo en pie, mi cuerpo entero estaba temblando, camino sosteniéndome en la pared, sabiendo que podía caer si no me apoyaba en algo. Bajo las escaleras en “U” y camino hacia la habitación de mis padres. Mi mente estaba llena de tantos pensamientos que no sabía si podría formular las palabras correctas para hablar.

Toco la puerta con desesperación, mientras mis piernas apenas podían sostenerme y mi piel estaba erizada por las corrientes de aire que había en la casa. Toco la puerta varias veces hasta que es abierta.

-¿Christopher?- pregunta mi padre.

-Es muy temprano, deberías volver a dormir. Cuando haya amanecido puedes volver a preguntar lo que sea que quieras- mamá también se acerca a la puerta y respiro profundamente.

-¿Soy adoptado?- pregunto con la voz cortada.

Observo sus rostros y puedo ver la sorpresa en ellos. No necesitaban hablar para conocer su respuesta, pero aun así decido permanecer en donde me encuentro.

-¿De dónde has sacado eso?- cuestionan.

-Así que es cierto- comienzo a reír y luego mis mejillas son mojadas con mis lágrimas.

-¿Quién te lo ha dicho?- mi respiración se había vuelto entrecortada.

-Está en todo internet- respondo con un grito.

Sus ceños se fruncen y por primera vez puedo ver un poco de preocupación en el rostro de la persona que llamé madre, sin embargo, tal vez no sea por mí.

-¿Por qué no me lo dijeron?- pregunto entre mi llanto.

-Christopher, nosotros…-

-¿Es divertido ocultarle a alguien la verdad?- quería irme de este lugar.

-Pensamos que sería lo mejor- mis sollozos van volviéndose más fuertes y cierro mis manos en un puño tratando de calmarme.

-¿Por qué no me lo dijeron?- caigo sobre mis rodillas mientras abrazo mi cuerpo con fuerza.

-Christopher- mi cabeza comenzó a doler.

-¿Por qué hicieron esto? ¿Por qué permitieron que me enterara de esta manera? Son unos mentirosos, deberían haberme dicho- más lágrimas caen.

-¿Piensas que ha sido fácil hacernos cargo de ti? Deberías detenerte en este momento, Christopher o entonces sabrás de lo que soy capaz- el nudo en mi garganta crece y me pongo de pie sosteniéndome en la pared.