Han pasado algunos días desde que salgo con Aiden, y es la primera vez que tendremos clase desde aquello. Realmente no sé cómo manejaremos nuestra… ¿relación?
<<No sé cómo denominarla, en realidad….>>
En fin… No sé si prefiere mantenerlo en secreto o actuaremos como pareja.
En particular me preocupa la reacción de Matteo. Sé que no ha pasado ni una semana desde que lo he rechazado, y aún está fresco, pero Angele tiene razón, como mi amigo debe entender y apoyar mis sentimientos, aún si no le hacen del todo feliz.
Aún no he hablado con Angele, y me gustaría hacerlo antes de la clase, debido a que… bueno, es Angele. Su reacción tiende a exacerbarse un poco… En cuanto a Penny, no es que me dé gusto restregárselo en la cara, pero si lo que Angele y Aiden han contado es cierto, tal vez se dará cuenta de que Aiden está lejos de su alcance.
Aiden y yo hemos ido a la playa hace unos días, también he ido a su casa a escucharlo tocar el piano, que diría es una de mis actividades favoritas. Tiene un talento impresionante, y me encanta la pasión con la que toca.
Me ha dejado tocar con él algunos duetos, y es sumamente divertido, como también es romántico. Con Santiago jamás pude hacer ese tipo de cosas, por lo que es una experiencia nueva que me alegro estar experimentando con Aiden.
Si en un principio me hubieran dicho que terminaríamos pasando el verano juntos, no lo hubiera creído. Parecía serio, y demasiado burlón, pero en realidad es dulce y cariñoso, y el tiempo a su lado pasa volando.
♫♫♫
—¡Elisa!—grita mi amiga al momento en que me ve sentada cerca de la academia.
Detrás de ella viene Matteo, quien al darse cuenta de mi presencia, regresa a la academia.
<<Dale tiempo, Elisa>>
—Hola, ¿cómo estás?
—Ya sabes, cansada. Esos adolescentes a veces sí que dan guerra.
—Me imagino. —le digo con una risita.
—¿Por qué has llegado tan temprano?
—¿Tienes tiempo?
—Claro, aún no empieza la clase. ¿Qué pasa?
—Necesito contarte algo. ¿Me acompañas por un café?
♫♫♫
—¡¿TÚ QUÉ?! —grita la morena, haciendo que las pocas mesas ocupadas y algunos de los peatones alrededor se giren a vernos.
—Shhhh, baja la voz. Harás que se enteren hasta en Madrid.
—Es que, diablos, es más de lo que puedo procesar. Veo que me hiciste caso. —dice cambiando su sorprendido gesto a una sonrisa presuntuosa que deja ver sus hoyuelos.
—Si, si…
—Ahora di “Gracias, Angele. Eres la mejor consejera que he tenido”.
Suelto una carcajada y le hago caso después de que me lo ha pedido varias veces.
—¿Qué pasará ahora en clase? —Hay un silencioso corto y su cara se distorsiona a un gesto de que se acaba de dar cuenta de… —¡SANTA MADRE! —una vez más los presentes se giran a vernos mientras intento apaciguar las aguas con las manos. —¡Penny perderá la cabeza!
— No. No puedes decírselo a nadie.
—¿Por qué no?
—Conociendo el perfil bajo que prefiere mantener Aiden, es posible que prefiera mantenerlo en secreto.
—¿Te lo ha dicho?
—No, pero si él no dice nada, yo tampoco lo haré. Así que nada de decirle a Penny.
—Pero…
—Nada de peros. No quiero que se sienta incómodo.
—Bien…
—Por cierto… —digo un tanto insegura cambiando el tema— ¿cómo está Matteo?
—Está… procesándolo. No te mentiré y diré que lo lleva bien, en realidad luce terrible. Pero recuerda lo que te dije, los amigos se apoyan, y estoy segura de que valorará tu amistad y tratará de apoyarte en tu decisión de estar con Aiden.
—De verdad eso espero.