Me dirijo a una biblioteca para distraerme un rato. He hablado con Aiden por la mañana para decirle que nos veremos por la noche porque hay un par de cosas que debo hacer. Me ha preguntado si todo está bien, a lo que simplemente respondí con un “Claro. Nos vemos en un rato.”. Cortó la llamada después de decir “Te quiero”, y eso me hace sentir extremadamente culpable.
Es decir, le estoy ocultando algo descaradamente, pero en verdad, no hay forma alguna de explicarlo sin que termine mal.
He decidido que buscaré una solución mientras termina el verano. Debe haber algo que evite que mi padre me obligue a casarme. Sea lo que sea, buscaré esa respuesta incluso por debajo de las piedras.
♫♫♫
Mientras leo un libro acerca de economía y empresas, recibo un mensaje en el móvil.
Bella, ¿puedo hablar contigo? Sé que estás molesta, pero en verdad me gustaría que nos viéramos. - Matteo.
Me parece ligeramente extraño que de pronto quiera hablar, pero vaya que extraño nuestra amistad, por lo que decido responder su mensaje.
Por supuesto. Me encuentro en una biblioteca a las afueras de la Valeta. ¿Nos vemos en una cafetería? - Elisa.
Recibo su respuesta al poco tiempo. Me indica el lugar y la hora.
Pongo el móvil a un lado, y sigo buscando algún indicio de que puedo demostrarle a mi padre que no necesito casarme con el gilipollas de Santiago.
♫♫♫
—Bella, gracias por venir. —dice Matteo mientras se levanta de la mesa en la que se encuentra.
No sé cómo saludarlo, pues aún es un tanto incómodo. Creo que él piensa lo mismo, pues sólo levanta la mano y me indica que me siente en la silla frente a él.
—¿Cómo has estado? —pregunto sin estar muy segura de cómo iniciar la conversación.
—Bien, creo. ¿Y tú?
—No tan mal.
—¿Aiden te trata bien? —dice con gran conflicto en sus ojos.
—Si, Aiden es muy bueno conmigo.
—Eso espero. —dice casi en un susurro mientras desvía la mirada.
El silencio se vuelve incómodo y la tensión es tangible.
—¿Para qué querías verme?
—Quiero pedirte una disculpa. Mi comportamiento no ha sido el mejor en los últimos días. Me dejé llevar por los celos.
—¿No crees que a Aiden también le debes una disculpa?
—No hay nada por qué disculparme con él.
—Expusiste nuestra relación delante de toda la clase, Matteo. Aiden es una persona reservada y estoy segura de que hubiera preferido mantener un perfil bajo con respecto a ello.
—¡Aiden iba a golpearme a mí!
—Porque me levantaste la voz. —le digo firmemente.
Suelta un largo suspiro y coloca su cabeza entre las manos exasperado.
—Vine a disculparme, pero sólo contigo. Eres mi amiga y no quiero estar lejos de tí. Pero a Aiden no le debo absolutamente nada.
—No voy a obligarte a que te disculpes con él. Pero deberías al menos tratarlo mejor.
—Tengo mis razones para detestarlo.
—¿Penny?
—¿Cómo lo sabes?
—Sólo lo sé, y créeme cuando te digo que Aiden no tiene idea de lo que sentías por ella.
—Si, claro. Elisa, no me lo tomes a mal, pero el tipo es una escoria. Te está viendo la cara de tonta.
—Nunca había escuchado una mejor disculpa. —digo irritada mientras me levanto de la mesa.
—Bella, espérate. —Matteo se estira por sobre la mesa y toma mi muñeca con poca fuerza. —Perdona, no quise…
—No puedes venir, disculparte por comportarte así y volver a hacerlo de inmediato. Matteo, te quiero, y de verdad quiero que seamos amigos, pero me estoy enamorando de Aiden y no hay nada que hagas o digas que me separa de él. —suelto y me detengo al darme cuenta de lo que he dicho.
<<¿Me estoy enamorando de Aiden?>>
—¿Te estás enamorando?
Me planto firme en el suelo e intento que mi voz suene segura.
—Así es. Y como mi amigo tienes que apoyarlo. Si te seguirás comportando como un capullo, no podremos lograr que esto funcione.
—Yo… tienes razón. Prometo que no haré comentarios respecto a Aiden. Discúlpame.
—Disculpa aceptada. —digo con una sonrisa.
Rodea la mesa y abre sus brazos para darme un abrazo. Correspondo el gesto y me siento feliz de que he recuperado a mi amigo.