Han pasado 4 días y no he sabido nada de Aiden. He comido lo necesario, pero no he salido de casa en todo este tiempo.
He pensado en volver a casa, pues no tengo una razón para quedarme, sin embargo, volver implica aceptar mi derrota, y no estoy lista para hacerlo aún.
Llaman a la puerta y envuelta en una sábana y en una camisa que ha dejado Aiden en mi departamento, me dirijo con pesar a abrir.
Penny y Angele me miran expectantes.
—¿Cómo han entrado? —pregunto mientras entrecierro los ojos debido a la luz del Sol.
—Una amable señora nos ha dejado pasar. —Angele me abraza con fuerza mientras Penny se queda de pie en la puerta. —Lamento tanto que hayas tenido que estar estos días sola.
—¿Cómo te enteraste?
—No estabas en clase ayer, y hable con Angele para que pasara a verte.
—¿Por qué?
—El día que nos topamos y me dijiste que no sabías nada, me sentí muy mal, la expresión en tu rostro… Me di cuenta de que me había equivocado, no pretendías seducir a Aiden, realmente lo quieres. Yo… no quiero seguir siendo esta clase de persona... Perdona.
Tal vez es que estoy muy sensible, pero abrazo a Penny en señal de que podemos ser amigas.
Entramos al departamento y nos sentamos en el sofá.
Penny se dirige a preparar té y Angele me mira con tristeza.
—Aiden se enteró.
—¿De qué?
—De la boda.
—¿Cómo? Te prometo que yo no he dicho nada.
—Lo sé, confío en tí. Pero no tengo idea de cómo es que lo supo.
—Esto es muy extraño. —dice Angele mirando a la nada. Gira su rostro hacia mí y frunce un poco el entrecejo. —¿Qué ha pasado?
—Se ha puesto muy mal… —comienzo a relatarle los eventos de aquella noche, llorando de tanto en tanto. Le cuento vagamente sobre la canción, y la razón por la cuál nos empezamos a acercar.
—Demonios… Qué persona tan más necia…
—Debí haber hablado con él apenas me enteré del compromiso.
—¿Qué piensas hacer?
—Por ahora, no volver a casa. No sé que debería hacer. Aunque mi boda sea evitada, he pedido a Aiden para siempre.
—No digas eso, puedes encontrar la felicidad aún sin él.
—Si tan sólo supiera cómo se enteró...
Se escucha como Penny suelta un vaso en la cocina, pues este se hace pedazos contra el suelo.
—¿Penny, que haces? —pregunta Angele mientras se levanta para dirigirse a la cocina. Imito su acción y veo a la pelirroja con un expresión de clara sorpresa en su rostro.
—Sé quién le ha dicho. —dice por lo bajo.
—¿Quién? —pregunto ansiosa.
—¡Matteo!
—¿Por qué lo dices? —la cuestiono. Angele luce sorprendida ante tal acusación, sin embargo se queda en silencio para escuchar las razones que tiene Penny para sospechar de él.
—¿Quién más podría haber sido? Desde hace unos días ha estado extrañamente alegre. Él sabía que Aiden había renunciado, cuando la única persona que sabía era la dueña de la academia.
—¿Cómo lo sabes?
—Ella me ha dicho que explicase en clase que la razón de su partida era por motivos personales. El día que nos topamos mientras me dirigía a la academia no me ha preguntado el por qué me encontraba allí, simplemente me ha saludado, diciendo “¿Lista para el viernes?”. En primera instancia pensé que se refería a la clase en general, pero en realidad hablaba sobre MI clase.
—No creo que…—dice Angele un tanto insegura.
—¡Piénsalo! Nadie más pudo haber sido.
—Aiden no confiaría en la palabra de Matteo sabiendo que podría ser un intento para separarlos.
—Podría cegarse ante la traición. Admitamos que suele cerrarse ante sus propios pensamientos.
Angele luce confundida, pero no dice nada. Creo que lo está considerando. No quiero hacer conclusiones apresuradas, así que me dirijo a cambiarme para ir a hablar con Matteo.
<<Si ha sido él…>>