Entro por la puerta trasera a casa. Lucía conoce bien el plan y nos veremos antes de la cena de negocios.
<<Realmente espero que resulte.>>
Mis padres se encuentran almorzando con los señores Dacosta, por lo que tengo tiempo suficiente para entrar por mi ropa y dirigirme al hotel a preparar todo.
Si alguien me llegase a descubrir, podría arruinarse el plan.
Tomo un vestido azul marino largo, unos zapatos negros y aretes a juego. Dejo mis maletas debajo de la cama y vuelvo a salir.
Mientras cruzo el jardín, me topo con Antonio.
—¡Niña Elisa! ¡Ha vuelto!—exclama antes de abrazarme.
—¡Antonio! ¡Qué gran alegría verlo!
—Sus padres no me han avisado que volvería hoy. ¿Quiere que le mande preparar algo para comer?
—¡No! Yo emmm… Debo salir a resolver unos asuntos. Y debo pedirle un gran favor…
—Lo que necesite.
—No les comente a mis padres que he vuelto.
—¿Todo bien?
—Mis padres planean controlar mi futuro, y tengo una forma de evitarlo, o al menos eso espero. Por eso debe mantener nuestro encuentro en un secreto.
Me mira pensativo y asiente.
—De acuerdo. No diré nada. Pero, ¿segura que está usted bien?
—Lo estaré, eso es definitivo. De un modo u otro.
♫♫♫
Me encuentro con Lucía en la habitación del Grand Palace a tan sólo unas horas de la cena.
—¿Tienes todo listo? —pregunta mientras cepilla su larga cabellera.
—Eso creo. —respondo sumamente nerviosa.
—Elisa, tranquila, todo saldrá bien.
—¿Y si no? Siento que estoy cometiendo una locura.
—¿Es una locura? Sí. ¿Hay posibilidades de que salga mal? Pero por supuesto. Sin embargo, es una locura necesaria y por la que vale la pena arriesgarse. Quiero a mi hermano, y te quiero a tí, pero estoy completa y absolutamente en contra de que te obliguen a casarte con él contra tu voluntad. Esta es quizás, la única opción que tienes para romper el compromiso y escapar finalmente de la opresión de tu padre.
Suelto aire por la boca y tomo mi vestido con decisión.
—Tienes razón. Hagámoslo.
♫♫♫
Me encuentro fuera del salón mientras espero la señal que me enviara Lucía. Mi padre se encuentra hablando en el podio, agradeciendo a todos por asistir.
Las manos me tiemblan y el aire me falta, pero no voy a echarme para atrás.
—Finalmente, quiero anunciarles que dentro de poco les daremos una gran noticia. Una noticia que definitivamente va a lograr que el Viñedo Villamar crezca mucho más.
Se apagan las luces y sé que es mi señal.
Tomo una gran bocanada de aire y se enciende un reflector directo a mí.
<<Es hora.>>