Melodía Nocturna

I parte

El cabalístico sonido del arpa haciendo dúo con el sútil encanto de la penumbrosa noche, algo tan precioso y letal solo para aquellos que lo han podido presenciar. He aquí mi historia…

I

Una noche cualquiera, me encontraba sentado en una cafetería en el centro del pueblo, esperando a mí querida novia: Giselle. Estando allí pedí a la camarera que pasaba por mi mesa con una bandeja vacía colgando de sus manos, quien había acudido al pedido de la mesa anterior a la que yo me encontraba, el encender la radio.

-“¡Atención! ¡Último minuto! Siendo las 7:15 de la noche, informamos el desafortunado accidente ocurrido hace unos minutos a una joven pareja de novios que, por razones que aún se desconocen cayeron del puente que comunica la calle 16 con carrera séptima, siendo atropellados por vehículos de tracción pesada que transitaban en el lugar…- Anuncio la voz de la radio.

Me preocupe, me preocupe por las locuras que la gente hace a causa del amor, así como también me pregunte el motivo por el que lo hicieron. Pronto deje de darle vueltas al asunto y, por ende, solicite apagar la radio.

Estuve esperando a mi querida Giselle por varias horas, incluso la espere dos horas después de que se cerrara la cafetería, aun así ella no llegó. La llame varias veces, pero no me respondió. Me dirigí hacia su casa, pero no estaba allí. Me sentí indignado y desesperado. Pensé que, tal vez, tuvo un problema familiar y por tal tuvo que salir de la ciudad, no obstante, ese no era el caso. De repente aquel reportaje periodístico volvió a mi mente y, aunque ese puente se encontrara a más de 20 kilómetros de distancia de la cafetería, no dude en dirigirme al lugar del accidente.

Al llegar allí, note como toda el área estaba cercada con cintas amarillas y, a pesar de ello, el lugar estaba más desolado que el desierto en plena tormenta de arena; Vehículos, personas, animales: parecía que todos ellos habían desaparecido. No había nada ni nadie en el lugar.

Siendo alrededor de las dos de la mañana tuve la idea de irme hacia la morgue con la plena seguridad de corroborar mi teoría. Llegue a la morgue en donde me negaron la atención dadas las horas que eran, por lo cual espere allí, sentado en el andén de la calle, hasta que llegaron las 7:00 am. Una vez me atendieron, fui guiado hacia el salón en el cual se encontraban los cuerpos de los dos jóvenes que fallecieron el día anterior. Abrieron la primera bolsa negra en la cual se encontraba un joven moreno que oscilaba entre los 24 y 29 años de edad, como sea, no lo conocía así que no le di mucha importancia a ese sujeto. Abrieron la segunda bolsa y sentí mi mundo derrumbarse al observar a quien se encontraba allí; era ella, Giselle, mi amada Giselle se encontraba muerta. Colapse y caí de rodillas dando un grito de desesperación. Ahora no quería saber nada de la vida. Quería y anhelaba estar con ella, mi mundo no sería lo mismo con su ausencia, así que decidí reunirme con ella, así es, me iba a suicidar.

Camine como si no hubiese un mañana hacia el puente en el cual había ocurrido esa fatídica tragedia ignorando el hecho de que, a pesar de la hora del día, no había absolutamente nada ni nadie, al igual que la noche anterior. Una vez allí, estaba dispuesto a arrojarme al vacío, del mismo modo en que había sucedido con ella, acabando de esa forma con mi existencia. Estaba de pie sobre la baranda del puente y me disponía a saltar. De repente, antes de sentir que caía al vacío, sentí una extraña fuerza que me jalo hacia atrás provocando que cayera de espalda contra el frio y duro concreto del puente. Recibí un fuerte golpe que me dejo sin aliento, aun así, este no fue fatal. No supe que sucedió, pero comprendí que ese no era mi momento de morir. Algo me necesitaba, mi existencia poseía importancia para algo o alguien, de lo contrario hubiese perecido en ese desolado puente, en esa desolada carretera.

Me levante del suelo de aquel lugar y me fui rumbo hacia mi hogar. En el camino mis pensamientos intentaban hallar y descifrar el motivo por el cual Giselle se había suicidado. Llegue a mi casa y, subiendo las escaleras, me encerré en mi habitación intentando resolver este misterio que aguardaba en mis manos, no obstante, mis esfuerzos eran en vano, mi mente estaba cerrada y no lograba comprender nada.

Pasaron los días, no sé con exactitud cuántos hayan sido, pero yo continuaba atrapado en mi habitación. No me duchaba ni alimentaba forzando a mi cerebro a hallar la respuesta de su suicidio. Mi habitación estaba hecha un desastre, cubierta en polvo y suciedad, eso sin mencionar el terrible hedor que había adquirido debido a mi desaseo corporal. Eran alrededor de las 7:15 de la noche y, por una costumbre que había adquirido desde la muerte de mi amada, encendí la radio.

-Hoy también se ha suicidado una pareja de novios…- Me dije a mi mismo- ¡Un momento! Una “¿pareja de novios?” Giselle era mi novia, entonces ¿Por qué se suicidó con aquel joven? ¿Por qué no conmigo? Digo, no es que en ese entonces tuviese deseos de morir pero, ¿Por qué? – Me quede pensando en cuál sería la posible respuesta a estas preguntas, pero no las encontré y termine quedándome dormido.




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