Melodía Nocturna

III parte

Eran las 6:55 de la tarde, ya casi llegaba la hora, por tal, me vi obligado a tomar un camino más corto. Fue entonces que se me ocurrió atravesar un viejo y deteriorado parque el cual pocas veces era visitado por su tétrico y sombrío ambiente además de encontrarse en una zona no muy segura, razón por la cual gran parte de su perímetro se encontraba cercado con endebles tablones y estacas no muy difíciles de retirar. Allí, sentados en un banquillo, vi a dulce pareja sonriente.

Llegando a las 6:57 pm, una hermosa melodía empieza a ser tocada adornando la hermosa luna llena que a lo lejos brillaba. Aquella melodía era indudablemente preciosa y aquellas notas solo podían ser tocadas con ese maravilloso instrumento llamado arpa, adornando a su vez el hermoso paisaje nocturno o, al menos, eso era lo que yo pensaba.

Centrando de nuevo mi atención en esa pareja, quienes aún continuaban en el banquillo, al compás con la música, se ponen de pie y se dirigen hacia un pequeño precipicio cercano al parque, cuya área no estaba cercada. Notando el peligro en el que se encontraban intente detenerlos, acción que resultó inútil, no se percataron del intento de mi ayuda y, es más, podría decir que estaban hipnotizados. La melodía no dejaba de sonar mientras me encontraba solo con aquella pareja, de modo que me era imposible ayudarlos.

Siendo las 6:59 de la tarde, aquella pareja se lanzó al vacío. Mi instinto de socorro me hizo pensar en correr en busca de alguien y auxiliar a la pareja, ¡aún no era muy tarde!, pero, por alguna razón, no lo hice. Me acerque cuidadosamente al borde del precipicio y me quede allí, observando la agonía de sus muertes. Llego las 7:00 de la noche, hora en la cual debería de llegar a mi casa para encender la radio, como sea, no fue necesario. Había sido testigo de la muerte de esa noche. Y así, siendo la única persona presente del suceso, ante mi inexplicable negligencia, fui el único ser que tuvo conocimiento de esos fallecimientos. Según la prensa local esa noche no hubo ningún tipo pérdida humana.

Transcurrido tan solo un minuto después de aquella escena, el cese de la melodía me devolvió a la realidad, a este espectador quien perplejo observaba sus cuerpos en el vacío. Había sido testigo de todo, ya no había nada que observar. Era hora de volver a casa. Al estar de regreso no tarde en ir a mi habitación, en donde me recosté sobre la cama y me quede mirando al techo intentando comprender el motivo de mis acciones, el por qué no busque ayuda y, por el contrario, me quede allí observando sus últimos segundos. Esa noche me ahogue en un mar de pensamientos que me agotaron y me condujeron por el sendero del sueño.

Al día siguiente desperté atónito. Ese sorpresivo despertar no fue generado por el reloj despertador, este fue a causa de aquella hermosa y fatal melodía. Salte de la cama e inmediatamente observe todas las esquinas de la habitación. No había nada ni nadie que pudiese generar esa melodía.

-¡Vaya!-Dije posando la mano derecha sobre mi cabeza.-Creo que debo de seguir soñando… O quizá estoy aturdido por la escena que presencie anoche.

Una vez logre tranquilizarme fui hasta la cocina y me disponía a preparar el desayuno. En ese momento llego a mi mente la imagen de Giselle en la morgue. Me sujete rápidamente la cabeza y atormentado me arroje al suelo adoptando una posición fetal. Su imagen y recuerdo no me dejaban en paz. Pasaron alrededor de diez minutos antes de poder levantarme, no obstante, ella permanecía en mi mente y ninguno de los esfuerzos que hacia resultaba en su olvido.

Quise salir a tomar un poco de aire, sin embargo, solo me asome por la puerta. En mi estadía me quede observando a un par de jóvenes que caminaban tomados de la mano con una alegre expresión en sus rostros.

-Novios… ¿¡Eh!?-Dicho esto empecé a reír liberando una gran energía.

Tan pronto mi risa se elevó a un gran volumen note como aquella pareja dirigió sus miradas hacia mí y, en ese mismo instante, me percate del rápido cambio de sus expresiones, de una honesta alegría a un horror total. Eventualmente, ellos salieron corriendo.

-¡Oh! ¿Pero qué bicho les pico? Admito que mi risa pudo alcanzar un nivel de psicópata, ¡pero no es para tanto!, ese no es un motivo válido como para salir corriendo. ¡Ni que hubiesen visto un fantasma!- Comenté mientras mantenía una leve sonrisa en el rostro.-Novios… amantes… ¿Cuál es el significado de todo esto?-Me preguntaba de regreso a la cocina.

Intentando alejarme un poco de todo este lio “romántico” procedí a preparar el desayuno. Puse las ollas sobre la estufa a fuego bajo. Mientras tanto me empeñe en arreglar la cocina que, desde aquel día, había descuidado por completo, eso sin mencionar el completo estado de la casa. No me hubiese sorprendido el encontrar algún roedor o incluso una plaga completa.

Empecé a lavar la loza para lo cual necesite de la ayuda del agua en dos temperaturas: la fría que brotaba de la llave y la caliente que anteriormente había hervido en una de las pocas ollas limpias, facilitándome así la limpieza de estas. Desarrollando la actividad, olvide por completo las ollas que había dejado sobre la estufa y, sin percatarme de cerrar el grifo, fui a revisarlas. Estas estaban bien, por suerte ninguna se había quemado. Recordé entonces el hecho de que estaba dejando el agua correr, así que me apresure en cerrar la llave para no desperdiciar más líquido, sin embargo, mientras ejecutaba mi tan aclamada “acrobacia” ignore que estaba muy cerca de la estufa y, sin planearlo, termine derribando las ollas aumentando mi trabajo. Sin pensarlo multiplique el desastre y suciedad ya existentes. Mi mente estaba aturdida y eso entorpecía mi actuar.




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