Melodía Oscura

Tú solo ves, lo que tus ojos quieren ver

Cientos de personas se dirigían al bosque siguiendo dócilmente la melodía de aquella canción; inconscientes de sus actos y de su estado. La oscuridad del bosque devoraba cada cuerpo, dejando así a la noche sin el rastro de aquellos seres.

Mmmm si yo pudiera derretir tu corazón /Mmmmmmm, nunca nos separaríamos /Mmmmmm, entrégate a mí /Mmmmmm, tú tienes la llave

Recitaba la dulce voz de aquella mujer de cabellos negros y largos, llevaba puesto un vestido largo y oscuro. Movía sus brazos y contorsionaba su cuerpo.

Mmmm si yo pudiera derretir tu corazón /Mmmmmmm, nunca nos separaríamos /Mmmmmm, entrégate a mí /Mmmmmm, tú tienes la llave

La etérea mujer se elevó sobre la tierra y se posicionó en medio de las personas, de repente ya no era una sola; se había vuelto una trinidad y con su baile melancólico mantenían la atención de todos sobre ellas.

Tú sólo ves lo que tus ojos quieren ver /Porqué la vida tiene que ser como tú quieres que sea /Estás congelado /Cuando tu corazón está cerrado

Gina miraba la escena; más que sorprendida, atónita. Era claro el ritual que se llevaba a cabo en ese lugar y  jamás creyó que llegaría a presenciar uno en su vida. Toda la energía de aquellas personas era arrebatada de manera silenciosa para ellas, ajena a lo que en realidad allí sucedía.

Adam y Eva hacía rato se habían alejado dejándola sola, no tenía miedo, después de todo su padre le había enseñado que más allá de su cuerpo físico, poseía un alma. Y el alma es inmortal y nada puede hacerle daño.

Para cuando la mujer acabó de cantar, desapareció bruscamente en medio de una parvada de cuervos. Un enorme perro negro salió de la nada y se lanzó a los brazos de un joven de cabello azabache; quien sin inmutarse ni un poco por el atropello del gran animal, acariciaba lentamente su cabeza. Un escalofrío recorrió su espina dorsal al percatarse de su mirada insistente en ella. El chico sonrió de lado y bajó al can de su regazo.

A Gina no le impresionaba el hecho de que todos allí no se hubieran percatado de la trasformación de aquella mujer; más le desconcertaba que siguieran en ese lugar, bailando y disfrutando sin ninguna idea del peligro que corrían.

El chico de cabello azabache se acercaba cada vez más a Gina, el gran perro negro caminaba al compás suyo mirándola fijamente al igual que el muchacho.

La multitud siguió disfrutando de la fiesta y su energía robada se elevaba y dirigía hacia la mansión, situada en la cima de la colina.

—Te he estado esperando —anunció el chico al llegar junto a la castaña, Gina lo observó detenidamente y sonrió de lado—, creí que habías rechazado la invitación de Adam.

«Así que él los envió por mí» dedujo.

—Así fue —afirmó y asintió con la cabeza—, pero no le gustó mi negativa y se metió a mi casa. ¿Nos conocemos?

El chico sonrió, mientras que el gran perro olfateaba insistentemente sus pies y piernas, haciendo incomodar a Gina.

—Isis, deja de molestar —ordenó el chico haciendo gruñir al can.— Tranquila, o no respondo —amenazó y el animal retrocedió aún con apariencia amenazante.

La castaña ni se inmutó, sabía cómo defenderse y no dudaría en responder a cualquier ataque. El chico volvió su mirada a Gina y le tendió una mano, ella lo miró y luego observó su mano. Sonrió ligero y pasó por su lado, no caería en su trampa. No le daría su energía.

—¡Oye! Solo quiero ser amigable —se quejó, siguiéndola—. Me llamo Zyn —dijo, caminando de espaldas para poder mirarla a la cara.

—Soy Gina —respondió ella, deteniéndose otra vez—. Nunca había visto a una bruja de frente, menos en una de sus formas —agregó, mirando ésta vez a Isis, quien insistía gruñendo en sus pies.

La aludida dio un grito ahogado y volvió a su forma humana. Mostrándose furiosa y dispuesta a atacarla.




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