Prologo

Hace unos años, cuando solo tenía trece me enamoré de alguien que era inalcanzable. Sí, muy inalcanzable.

Aún sabiendo que nunca lo tendría perdí mi cabeza por él. Lo veía todos los sábados y domingos en la iglesia, vivía contando los días para verlo. Cuando no iba me parecía aburrida, Dios que me perdoné por eso, pero él verlo era lo que en verdad me hacía caminar medía ciudad hasta la iglesia para poder verlo, ver la forma en la que tocaba el piano, que a pesar de que eran alabanzas para Dios me acariciaban el alma.

Él era un chico muy guapo, con un estilo rockero que le iba muy bien. Sus ojos eran de color café, su cabello castaño, y su piel tenía ese tono canela que contrastaba muy bien con mi pálida piel, eso me hacia encontrarlo fascinante. Sin embargo yo que era la chica alegre y torpe que tropezaba con todo, con dedos de mantequillas que hacían de todo un desastre y un cuerpo que nadie querría tener esperaba que ese espécimen que ahora no me parece tan atractivo, pero que en aquellos tiempos era mi Zayn Malik, se fijara en mi.

Cuando entré a la preparatoria vi que el estaba en el mismo colegio que yo  creí sentir una oportunidad, pero yo cursaba el primer año, y él el último, nunca seríamos algo.

Utilizó lo que yo sentía por él y me convirtió en la niña loca enamorada del chico guapo del último año.

Hoy ya han pasado seis años desde que me moría por él y ahora es el momento de mi seguir con mi vida y el haberme humillado cuando yo solo deseaba que el me mirará como yo lo miraba a él no merecía desperdiciar un segundo más de mi tiempo pensándolo.

Mi nombre es Melody Adams, y para mí el primer amor, no es el amor real.