Melodías De Amor (completa)

DOS

Tal como Lady Charlotte había prometido solicitó el permiso de su padre para salir a pasear con aquel apuesto muchacho, Lord Arnold al ver la emoción en el rostro de su hija no pudo negarse ante sus deseos, se encontraba pletórico al saber que al fin su pequeña florecita estaba siendo pretendida, como buen padre mando a hacer una investigación sobre el susodicho Waldorf, confiaba en su hija, pero era consciente de que su inocencia podía ser la carnada perfecta para cualquier mequetrefe aprovechado.

Lady Charlotte se colocó uno de sus tantos vestidos de tul, esta vez en color rosa, acompañado de un recogido y el colgante perteneciente a su difunta madre lucia como una autentica princesa, destilando inocencia y delicadeza.

Pasaron los días y las citas se hacían más frecuentes, creando una cercanía entre ambos jóvenes, Charlotte había descubierto que su pretendiente además de poseer un título nobiliario también era un aclamado violinista reconocido en muchas ciudades por su singular talento.

Lady Charlotte se sentía en otro mundo cuando Aarón tocaba para ella, no le extrañaba que tuviese tal fama si todos sus conciertos eran así.

Había pasado un mes desde que habían empezado a verse y compartir los ratos juntos cuando la esperada propuesta llegó.

Aarón apoyaba su espalda en el tronco de un árbol mientras que Charlotte se resguardaba en su pecho acariciando el brazo que la rodeaba en un tierno abrazo por parte de su amado,

—Mi preciosa Charlotte ¿Me harías el honor de casarte conmigo? —Propuso inesperadamente.

—¡Oh Aarón! ¿Lo dices en serio? —Preguntó Charlotte sin contener su emoción.

—Por supuesto que sí, muñeca, se mi esposa, mía para siempre —Pidió el joven mientras besaba a su amada con todo el amor que le profesaba desde que con su belleza y personalidad se las había ingeniado para robar su corazón.

—Sí, sí, sí, mil veces sí —Le contesto Charlotte al separarse de sus labios.

La joven presa de la emoción y la felicidad se dispuso a correr hasta su casa que no estaba muy lejos del lugar donde se encontraban, corría infinitamente feliz de la mano de su amado, al llegar a casa se topó con su padre nada más entrar.

—¡Padre que alegría verle! Justo le iba a buscar, debo darle una noticia.

—Yo también debo comunicarte algo Lottie, pero me temo que no va a gustarte —El rostro del duque reflejaba un profundo pesar y preocupación que Charlotte no veía desde que les dieron la fatídica noticia de que su madre había fallecido de tifus.

—Padre, no hay noticia que pueda opacar mi felicidad, Aarón me ha propuesto matrimonio, he aceptado y quiero que me dé su bendición para comenzar los preparativos lo antes posible.

A Lord Arnold se le rompía el corazón ante la dicha de su pequeña, detestaba tener que hacer lo que estaba a punto de hacer, pero no era algo que pudiese callar.

—Charlotte, no puedes casarte —Expreso dejando desconcertada a la joven muchacha.

—¿Por qué? Usted dijo que podía escoger un candidato a mi parecer y es lo que he hecho, voy a casarme y para mi dicha este acto se va a realizar con el hombre al que amo ¿No era eso lo que deseaba?

Al notar la presencia de Aarón, Charlotte se puso más nerviosa de lo que se encontraba, temía que se ofendiera y revocara su petición ante las locuras que estaba diciendo su padre.

—Sí, pero... —Charlotte le interrumpió antes de que pudiese finalizar.

—¿Pero qué padre? Por favor termine esto de una vez, me está avergonzando en frente de mi prometido. —Dijo señalando con su mano extendida hacía donde se encontraba su ahora prometido de pie, siendo testigo de toda la conversación que mantenía con su padre.

—Charlotte ¿De qué hablas pequeña florecita? Ahí no hay nadie Lottie.

—Por supuesto que sí, está Aarón, no sé por qué de repente no es de su agrado, pero no actúe como si no existiera.

—Lottie, te repito que el lugar que señalas está vacío pequeña.

—Aarón por favor, acércate a mí a ver si de ese modo mi padre desea verte.

Expresó Charlotte de manera sarcástica evidenciando su clara molestia ante lo que acontecia en aquel momento.

—Lo siento Charlotte —Se disculpó el quedando inmóvil en su sitio

—¡Charlotte Basta! —Pidió el duque sin poder evitar su tono severo— Aarón Waldorf está muerto, vivió en esta misma casa hace veinte años y por algún motivo su fantasma ha decidido atormentarte.

—Eso es una locura, es imposible, Aarón dile que se equivoca, habla con él, dile algo.

Insistía ella mirando a su amado quién sólo pudo sentir una absoluta tristeza ante lo que estaba pasando, Aarón se sintió humano nuevamente en el momento en que con tan sólo una mirada Lady Charlotte robó su corazón, se dejó llevar por sus sentimientos sin ser del todo consciente de lo que podría causar.

—Charlotte...

El duque le tendió a su hija los documentos que le habían sido entregados más temprano en la mañana, aquello incluía partida de nacimiento, fotografías y acta de defunción de Aarón Waldorf, difunto Duque del este quién según el recorte del periódico había muerto en un incendio misterioso hacía veinte años atrás.

—¡No! Es imposible, impensable, yo he estado con él, le he besado, hemos compartido abrazos y tardes eternas de charlas ¡No, no, no, no!

Lord Arnold no pudo contener sus lágrimas al ver a su pequeña en aquel estado, los paramédicos que él mismo se había encargado de solicitar sostuvieron a la joven que antes de ser detenida por los fornidos hombres, pataleaba y jalaba sus cabellos fuera de sí.

Lady Charlotte fue ingresada en un manicomio dónde quedó al cuidado de los mejores doctores que el dinero de su padre podía pagar, todos la toman por una loca demente y sufrida, son muchos los rumores y leyendas acerca de su persona, pero después de casi un año encerrada en aquella habitación de paredes blancas y acolchadas ella es feliz bailando al ritmo del violín de su amado, que no ha dejado de visitarla y tocar para ella cada día.




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