Melodías de sombras (cinco sentidos)

Capítulo 11

Hyun-Woo y Ji-Yeon estaban sentados en el pequeño estudio, con el ambiente cargado de tensión. A pesar de la calma superficial, ambos estaban claramente afectados por los eventos de la noche anterior. La chica mantenía la mirada fija en sus manos, que descansaban sobre su regazo.

—Creo que ya no podemos evitar hablar de esto, Ji-Yeon —dijo él al fin al romper el silencio—. Necesito entender qué está pasando, no solo por mí, sino también por ti.

La joven suspiró, como si estuviera cargando con un peso invisible. Después de un largo momento, levantó la cabeza y lo miró directamente.

—Está bien —dijo con voz baja y firme—. Te contaré todo lo que sé, pero debes prometer que no me juzgarás ni intentarás detenerme.

Él asintió, apoyando los codos sobre sus rodillas mientras se inclinaba hacia adelante, atento, y respondió:

—Lo prometo.

Ella comenzó su relato con una voz vacilante, como si cada palabra le costara más de lo que estaba dispuesta a admitir.

—Min-Soo era mi hermano mayor. Siempre fue el centro de atención, no solo en nuestra familia, sino en cualquier lugar al que iba. Tenía un talento increíble para la música. Componía canciones que podían hacerte sentir como si estuvieras viviendo en otro mundo. Cuando cantaba, parecía que las emociones de las personas que lo escuchaban se volvían tangibles.

El productor se removió en su asiento, intrigado.

—¿Cómo es eso posible?

—No lo sé —admitió ella con los hombros encogidos—. Mi madre decía que era un don que corría en nuestra familia, aunque nunca quedó claro de dónde venía. Decía que nuestras voces estaban “conectadas con el universo”. Pensé que eran solo historias... hasta que todo cambió.

El hombre sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

—¿Qué pasó?

—Min-Soo tenía veintidós años cuando todo ocurrió —continuó la muchacha, con su voz temblando ligeramente—. Estaba empezando a hacerse un nombre en la industria. Había firmado un contrato con una discográfica importante y estaba trabajando en su primer álbum. Pero... alguien quiso detenerlo.

El productor frunció el ceño e inquirió:

—¿Alguien? ¿Quién?

—No lo sé con certeza —respondió ella, con las manos apretadas—. La noche del incendio, Min-Soo estaba en el estudio grabando una canción que había compuesto recientemente. Era... especial. Más intensa que cualquier otra que hubiera escrito antes. Siempre decía que esa canción era como si viniera de otro lugar, algo que él mismo no podía explicar —hizo una pausa, con sus ojos nublados por recuerdos dolorosos—. El estudio se incendió mientras él estaba dentro. Nadie pudo sacarlo. Fue como si el fuego hubiera aparecido de la nada.

Hyun-Woo sintió un nudo en el estómago.

—¿Crees que fue intencional?

—Mi madre siempre lo creyó. Min-Soo había mencionado que alguien lo estaba amenazando, pero nunca nos dijo quién. Después de su muerte, intenté seguir adelante, y... algo cambió en mí —la chica bajó la voz, como si temiera que alguien más pudiera escucharla—. Cuando canto, siento como si él estuviera conmigo. Es como si... su espíritu estuviera conectado a mi voz, a las canciones que interpreto. No sé cómo explicarlo, pero a veces siento que él intenta comunicarse a través de mí.

El productor la observó, tratando de mantener la mente abierta. Aunque seguía siendo escéptico respecto a lo sobrenatural, no podía ignorar las cosas extrañas que había presenciado.

—¿Crees que Min-Soo quiere decirte algo?

—No lo sé —respondió ella, con un susurro apenas audible—. No obstante, cada vez que canto una canción que me recuerda a él, algo sucede. Accidentes, incidentes extraños... como si hubiera una maldición atada a mi voz.

Él reflexionó en silencio por un momento antes de hablar:

—Ji-Yeon, sé que todo esto es difícil de creer, pero tal vez no sea una maldición. Tal vez sea una forma de procesar lo que pasó con tu hermano. Quizás, al comprender lo que realmente ocurrió, puedas encontrar la paz que necesitas —se inclinó hacia adelante, con su tono firme—. Voy a ayudarte. No sé cómo, pero lo haré.

Ella levantó la mirada, sorprendida.

—¿Por qué harías eso? Apenas me conoces.

—Porque veo el potencial en ti —le dedicó una leve sonrisa—. Tu voz es increíble, y creo que hay algo que necesita ser dicho a través de ella. Pero también porque... no creo que debas cargar con esto sola.

Por un momento, la chica pareció ablandarse, mas con rapidez volvió a erigir sus muros.

—No necesito que me salves, Hyun-Woo.

—No estoy intentando salvarte —replicó él—. Solo quiero que tengas la oportunidad de contar tu historia, de la manera que tú elijas.

Ella suspiró al darse cuenta de que discutir con él sería inútil y dijo:

—Está bien. Si realmente quieres ayudarme, entonces necesito que prometas algo.

—¿El qué?

—No intentes exponerme. Si esto se sale de control, si algo más ocurre, me marcharé. No volverás a saber de mí.




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