El ambiente en el estudio era más pesado que de costumbre. Hyun-Woo ajustaba los controles de la consola mientras Ji-Yeon, de pie frente al micrófono, observaba las partituras con una expresión de inquietud. Había algo en la melodía que la perturbaba, como si la atrapara en una red invisible de emociones difíciles de desenredar.
—Es solo un ensayo, Ji-Yeon. Si no te sientes cómoda, podemos dejarlo para otro día —dijo él al notar su tensión.
Ella negó con la cabeza y respondió:
—No, estoy bien. Quiero intentarlo.
El productor asintió y levantó la mano para darle la señal y comenzar. La música comenzó a sonar en el fondo, un arreglo simple de piano y cuerdas que realzaba la melancolía de la pieza. La chica cerró los ojos y tomó una respiración profunda antes de empezar a cantar.
Su voz llenó el espacio con una claridad y una profundidad que hicieron que todos en el estudio se quedaran inmóviles. Las palabras de la canción hablaban de una tormenta que se aproximaba, de un río desbordado que arrasaba todo a su paso, dejando desolación y pérdida.
Cuando terminó, el silencio en la sala era palpable. Hyun-Woo, impresionado pero preocupado, entró en la cabina.
—Eso fue increíble, sin embargo... ¿de dónde ha salido esta canción? No recuerdo que la tuviéramos en nuestro repertorio.
Ella frunció el ceño, aún atrapada en el trance de su propia interpretación.
—No lo sé. La melodía vino a mí anoche, en un sueño. Las palabras... simplemente aparecieron mientras cantaba.
Él sintió un escalofrío. Este no era el primer incidente extraño relacionado con la música de Ji-Yeon, pero algo en esta canción se sentía diferente, casi profético.
Horas más tarde, mientras Hyun-Woo revisaba la grabación, recibió una notificación de noticias en su teléfono. La lectura del titular lo dejó helado:
"Desbordamiento del río Han: Rescate en curso tras inundaciones repentinas."
El artículo describía cómo una tormenta inesperada había provocado el desbordamiento del río, afectando a varias comunidades cercanas. Las imágenes mostraban calles inundadas, familias evacuadas y equipos de rescate trabajando incansablemente.
El corazón del chico comenzó a latir con fuerza. Las palabras de la canción resonaban en su mente mientras cada línea coincidía inquietantemente con los eventos que estaban ocurriendo.
Sin perder tiempo, llamó a Ji-Yeon.
—Tienes que ver esto —dijo cuando ella contestó.
Se encontraron en su oficina, y él le mostró las noticias. La muchacha se llevó una mano a la boca, con los ojos llenos de horror.
—No puede ser... —susurró.
—Pero lo es. Cada palabra que cantaste describe exactamente lo que está pasando ahora.
Ella negó con la cabeza, retrocediendo como si quisiera alejarse de la pantalla.
—Esto no puede ser una coincidencia, Hyun-Woo. Ya te dije que mi voz trae problemas. Cada vez que canto, algo malo ocurre.
Él intentó calmarla, aunque en su interior también sentía el peso de la verdad.
—No sabemos eso con certeza. Tal vez sea solo una casualidad.
Ella lo miró con el rostro lleno de una mezcla de miedo y tristeza, e inquirió:
—¿Cuántas "casualidades" más necesitas para creerme?
Esa noche, la joven no pudo dormir. Cada vez que cerraba los ojos, veía imágenes del desastre: el agua arrasando con casas, el llanto de los niños, el miedo en los rostros de las personas atrapadas. Se sentía culpable, como si de alguna manera hubiera causado la tragedia.
En su pequeño apartamento, encendió una vela y se sentó en el suelo, rodeada de partituras y recuerdos. En el centro de todo estaba una vieja fotografía de Min-Soo, con su sonrisa característica y su guitarra en mano.
—¿Por qué me dejaste con esto? —susurró, con sus ojos llenos de lágrimas—. No sé qué hacer, Min-Soo.
El aire en la habitación pareció enfriarse de repente, y una sombra se movió en el rincón más oscuro. La muchacha se quedó paralizada y con la respiración entrecortada.
—¿Min-Soo? —preguntó en voz baja, con su voz temblando.
La sombra no respondió, mas una sensación de tristeza y desesperación llenó la habitación, tan intensa que sintió que no podía respirar.
Al día siguiente, Hyun-Woo decidió que era hora de buscar respuestas. Contactó a un amigo suyo, un periodista especializado en eventos paranormales, y le explicó la situación. Aunque escéptico, el periodista aceptó investigar el caso de Ji-Yeon y sus posibles conexiones con Min-Soo.
Mientras tanto, el productor trataba de encontrar formas de consolar a la chica. La llevó al estudio, no para trabajar, sino para distraerla.
—Vamos a dar un paseo después —sugirió—. No todo tiene que ser sobre música.
Ella asintió, agradecida por su apoyo, aunque su mente seguía atrapada en los eventos recientes.
Cuando Hyun-Woo recibió una llamada de su amigo periodista esa tarde, lo que escuchó lo dejó sin aliento.