Oliver Coleman era todo un caballero con Nathaly. La respetaba a ella y a sus decisiones. La visitaba a la mansión Brown cada vez que podía, ya que estaba atendiendo sus deberes en la remodelación de la academia de música. Ya tenían tres semanas de noviazgo y Oliver estaba muy emocionado por el gran esfuerzo que Nathaly ponía en la relación. Aunque era difícil para ella, por el hecho que nunca había tenido un novio, entonces no sabía cómo actuar con él. Oliver le había dicho tan sólo debía ser ella misma porque no hacía falta actuar de otra forma, que así era perfecta. Ella por supuesto se sonrojó al oír sus palabras.
Por otra parte, Ethan cada vez estaba más molesto. Melissa planeaba la boda por sí misma, ya que Ethan siempre estaba gritando que ella tomara las decisiones de las flores, de la vajilla, de la decoración, de la recepción, de la comida, del pastel... El día de la degustación Melissa fue con sus damas de honor, quienes estaban desconcertadas con la actitud del novio. A lo que Melissa excusó a su futuro marido que era porque estaba nervioso por la boda. Dijo que todos los hombres actúan así porque sienten que se les quita su libertad y por eso se asustan faltando poco tiempo para la boda.
La excepción fue la música, Ethan dijo que quería banda en vivo y Melissa accedió. Sin embargo, no estuvo acuerdo al saber que Ethan quería que Nathaly tocara el piano en su boda. Por ello, discutieron por dos semanas. Ella no estaba de acuerdo con esa decisión, pero tuvo que aceptar porque Ethan le dijo que si no era ella quien tocaba en la boda entonces no sería nadie y no habría fiesta; por lo que a regañadientes, y sin más opciones, Melissa tuvo que acceder.
Oliver le había hecho una invitación a Nathaly para ir al teatro a ver Sueño de una Noche de Verano del afamado y aclamado autor de Othelo, Romeo y Julieta, El mercader de Venecia y otras obras más, William Shakespeare. Había conseguido los mejores asientos del teatro y aunque ella no podía ver las actuaciones de los actores, el gesto de Oliver la hizo sentir más normal que nunca. Él era un hombre considerado, pero sobre todo lo que más le gustaba a Nathaly era que él la trataba de esa forma tan linda y especial que la hacía sentir "normal".
La vida da muchas vueltas, ya sea para bien o para mal. Las casualidades son casualidades o perfectamente pueden ser consideradas como obras del destino. Al terminar la primera mitad de la obra, se hizo un receso de media hora. Oliver y Nathaly habían salido del gran salón, y entre tanta gente caminando a su alrededor se encontraron de frente con Ethan y su prometida. Las dos parejas se dieron un saludo incómodo sin saber la razón. Ethan se sentía avergonzado por la extraña actitud que había adoptado la vez anterior, desde entonces él no ha podido ver a Nathaly directamente a los ojos. Melissa se sentía como si le hubieran arrebatado la alegría que hacía un momento tenía al ver a Nathaly, pero al mismo tiempo estaba satisfecha al verla tomada del brazo de su actual novio Oliver, debido a que de esa forma su futuro marido se haría a la idea que ella ya tiene dueño.
Melissa siempre estuvo celosa de Nathaly por la forma tan espectacular en la que Ethan habla de ella en público. Además, que él la mencionaba casi las veinticuatro horas durante los años en que vivieron en Nueva York. Para ella era una tortura escuchar su nombre en voz alta y mucho más si provenía de su prometido quien se suponía estaba enamorado de ella, por algo se iban a casar. Nathaly por otro lado se sentía incómoda al estar frente ellos, ya que sentía como si un montón de agujas se le clavaran en el pecho; Oliver se daba cuenta de ello por la dura expresión que puso repentinamente al escuchar sus voces riendo antes de verse.
- Buenas noches -saludó Oliver con un tono serio.
- Buenas noches -secundó Melissa con una falsa sonrisa-. No esperaba encontrarlos por aquí.
- ¿Por qué lo dices? -preguntó Oliver.
- Bueno es un teatro en donde las personas vienen a ver -hizo énfasis en aquella palabra con la intención de herir a Nathaly. Oliver e Ethan la miraron con evidente desprecio por su comentario fuera de lugar- obras de teatro.
- Melissa -la regañó Ethan sujetando con fuerza su mano. Estaba molesto e incómodo por su actitud.
- No -dijo Nathaly tranquila y los tres la miraron desconcertados-, está bien.
- No, claro que no está bien -respondió Ethan enfadado.
- Ethan -volvió a decir-, todo está bien. No me ofende. Ella tiene razón -su voz sonaba serena-. El teatro es para aquellos y aquellas que quieren ver una obra, pero no es necesaria la vista para ver. Puedo escuchar con atención lo que ocurre y eso es bueno, ya que presto más atención que cualquier otra persona para no perder ningún detalle de la obra. Además, ejercito la mente al imaginar lo que ocurre, lo que es mucho mejor que ver -enfatizó esa palabra- la actuación de los actores y las actrices. Tú lo sabes mejor que nadie, Ethan. La música nos hace imaginar cosas, historias, y eso es mucho más fascinante que cualquier otra cosa. Así que tú comentario, Melissa, no viene al caso porque no es necesario tener vista para saber qué pasa a mí alrededor.
Melissa no dijo nada. Estaba furiosa por dentro y en sus ojos era evidente la furia y la humillación que sentía en esos momentos. Ethan, por otro lado, estaba orgulloso del valor de su antigua alumna. Oliver también estaba orgulloso de ella. En el poco tiempo que llevaba conociéndola, siempre fue una mujer tímida. Nunca decía lo que realmente pensaba, pero ahora era diferente. No necesitaba de nadie que la defendiera. Había logrado demostrar que ella podía combatir sus propias batallas. Aunque por dentro, Nathaly sentía su corazón latiendo con fuerza; incluso sus manos temblaban y sus piernas flaqueaban. Por fuera se veía tranquila, pero por dentro sentía que se moría.
Sin embargo, a pesar de esa sensación de temor, Nathaly se aplaudía a sí misma por tener el valor de defenderse sola. Ella siempre sufrió ese tipo de comentarios que le hacían sentir mal, aunque con el tiempo aprendió a sobrellevar lo que su condición conllevaba; pero debía dejar eso atrás si se trataba de Melissa Smith. Se dijo a sí misma que de ella no permitiría ninguna ofensa. De ella no, porque los insultos herían más si venían de su boca. Ethan propuso que al final de la obra fueran a cenar los cuatro en una cita doble. Melissa estaba que le hervía la sangre, pero no dijo ni una palabra para contradecir. Ethan tan sólo quería enseñarle una valiosa lección. Oliver y Nathaly se negaron al principio, pero Ethan insistió y al final aceptaron la invitación.