Melodías del Corazón.

Epílogo.

Ethan:

Sé perfectamente que no esperabas lo ocurrido, pero así son las cosas. Quiero que sepas que te quise con todo mi corazón desde que eramos muy jóvenes. A pesar de lo que me hiciste hace muchos años nunca deje de pensar en ti. Luego nos encontramos en Nueva York y las cosas se dieron entre nosotros. Debo admitir que los momentos que vivimos fueron los más hermosos que he vivido hasta ahora y no los cambiaría por nada del mundo, pero me temo que ahora las cosas han cambiado.

Ethan, me cansé. Me cansé de ser la única que pone de su parte en esta relación. Me cansé de siempre estar ahí. Me cansé de perdonarte todas las veces que me has hecho sentir mal. Me cansé de sufrir y de dejar que me hagas daño. Pero sobre todo me cansé de amar. Te amo demasiado como para quedarme y tolerar tus desprecios, tus humillaciones, tus infidelidades, tu reciente frialdad. Me hiciste sentir como si yo no fuera suficiente, pero siempre me quedé. Pensando que podrías llegar a cambiar.

Luego llegó ella. Nathaly O'Donell. Tu mirada cambió, tu forma de pensar, de actuar. No hablabas de otra cosa que no fuera ella, ni siquiera te importaba nuestra boda. Por eso la había cancelado hacía mucho tiempo, no quería organizar una boda que no creía que realizaría. Me quedé con la esperanza de que todo mejorara, pero no ocurrió.

No puedo vivir con alguien que ama a otra persona. Siempre pensé que algún día tu corazón fuera mío, pero nunca fue así. Me di cuenta desde que eramos jóvenes. Y en Nueva York, pensé que estando lejos podría lograr lo imposible. Al final fue ella quién ganó. Ella siempre gana. Es ella y no yo, eso es lo que más me duele.

Quiero que sepas que los celos y la envidia me cegaron. Quería tenerte para mí, por eso volví a iniciar los preparativos porque sabía que Nathaly no iba a interferir en nuestra relación. Si ella está ahora con Oliver es porque le hice creer que estoy embarazada. No podía dejarte ir, ya no era tanto por amor sino por orgullo y por razones económicas.

Mi empresa está cerca de la banca rota. Tú y nuestro matrimonio era mi salvación. Tú tenías dinero y al convertirte en mi esposo me podrías ayudar a que mi familia fuera a quiebra. Todo estaba perfecto, hasta que Nathaly se entrometió en nuestras vidas. Tenía que hacer todo lo posible para impedir que te fueras de mi lado. Así que una noche fui a su casa, la abofeteé y le dije que se alejara de ti porque estaba esperando un hijo tuyo. Le dije muchas cosas horribles de las cuales me arrepiento y que no son necesarias repetirlas.

Sé que lo que hice no fue lo más honesto ni correcto, pero no pensé en nadie más que en mí.

Cuando me enteré que estabas, hace unas noches, con Nathaly me di cuenta que no tenía caso seguir adelante. Ni siquiera el supuesto hijo pudo hacer algo. Yo volví unos días, me quedé en un hotel mientras pensaba en qué hacer. Luego me hice una pregunta. Si todo lo hacía pensando en mí, entonces por qué seguía a tu lado. No tenía caso seguir sufriendo un infierno para, según yo, salir de él. Pensaba que la culpable de mi infelicidad era ella, esa niña ciega, con cara inocente y cuerpo de mujer; cuando en realidad yo era la que tenía la culpa. Desde el momento en que decidí quedarme me condene a ser feliz.

Me voy, no por ti, no por ella, no porqué no te ame. Me voy por mí.

Adiós, Ethan. Adiós para siempre. No te preocupes por mí, yo estaré bien. Espero que de verdad seas feliz con ella y espero que ella te haga feliz.

Adiós.

______//______//______

En el camerino, Nathaly respiraba con dificultad, su pulso estaba acelerado y sus manos sudaban fríamente. Estaba más nerviosa como nunca antes en su vida. Sentía como su corazón estaba a punto de explotar. Inhalaba y exhalaba una y otra vez sin parar. A pesar de que ya estaba acostumbrada, siempre sufría de ansiedad antes de una presentación. En ese momento sonó la puerta, ella dio permiso de que la persona que estaba detrás de ella entrara a la habitación y una mujer que tenía un auricular con micrófono abrió diciendo que todo estaba listo. Ella asintió agradecida y la mujer se fue.

Al cabo de unos quince minutos ella caminaba con su bastón por los pasillos, arrastraba su vestido blanco de seda, el escote llegaba hasta su clavícula y las mangas de encaje le llegaba hasta su espalda. El vestido besaba su cuerpo con delicadeza. Se le notaban sus bellas proporciones. Su cintura delgada y fina, sus caderas anchas, sus pecho bien formado. Su cabello rubio estaba recogido en un hermoso y perfecto moño alto y una trenza que iba desde la parte de baja de su cabeza hasta al alta. Sus labios carnosos resaltaban con su labial rojo mate y sus ojos se veían más azules con el maquillaje sobrio y elegante que traían puesto. Estaba espléndida y sus dulce belleza llamaba la atención de todo el staff allí presente.

Nathaly, era realmente bella como ninguna otra y no solo sus acompañantes, productores y compañeros de la orquesta lo sabían; sino también su buen y fiel amigo Oliver, quien siempre la acompañaba.

- Te ves hermosa, esta noche. Bueno, no solo esta noche, siempre te ves hermosa -tartamudeaba Oliver, estaba nervioso y encantado por tanta belleza-, pero esta noche te vez particularmente hermosa.

- Es una noche especial -respondió ella con una gran sonrisa mostrando su perfecta dentadura.

- Lo sé.

Estaba a punto de salir a escena junto con los demás músicos. Habían practicado arduamente para ese momento. Después de todo estaban en el Sydney Opera House. Hacía tanto tiempo que Nathaly no tocaba allí, desde que era una niña. Estaba emocionada. Después de un largo período de conciertos en Londres, la orquesta fue invitada a realizar un tour por toda Europa y finalmente un productor los llevó a Sydney para un festival de música clásica. Era una gran oportunidad para todos, pero especialmente para Nathaly.



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En el texto hay: musica, romance, drama

Editado: 10.02.2021

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