Melodías del Destino

Capítulo 14: Un amor fortalecido

Narra Lucas

 

Después de superar los obstáculos que Serena había intentado poner en nuestro camino, Isabella y yo estábamos más unidos que nunca. Nuestra relación se fortaleció y cada día nos enamorábamos más el uno del otro. Decidimos dejar atrás las dudas y los temores, y nos concentramos en disfrutar de nuestro amor.

 

Una tarde, decidí sorprender a Isabella con una cita romántica en mi casa. Quería crear un ambiente especial para nosotros, donde pudiéramos disfrutar de nuestra compañía y permitir que nuestros sentimientos se expresaran libremente.

 

- Sorpresa, Isabella. He preparado una cita romántica para nosotros en mi casa. Quiero que esta noche sea especial - le dije emocionado.

 

Isabella me miró con sorpresa y emoción en sus ojos.

 

- ¡Oh, Lucas! No puedo creerlo. Esto es increíble. Gracias por hacer todo esto por mí - me dijo con gratitud.

 

Preparé todo con esmero: velas aromáticas, una mesa decorada con pétalos de rosa y una cena deliciosa. Quería que Isabella se sintiera amada y especial en cada detalle.

 

Cuando llegó, la recibí con una sonrisa y la llevé a la sala, donde todo estaba preparado.

 

- Bienvenida, mi amor. Te ves absolutamente hermosa esta noche - le dije con admiración.

 

Isabella sonrió y me abrazó.

 

- Gracias, Lucas. Todo se ve maravilloso. No puedo creer que hayas hecho todo esto por nosotros - expresó con gratitud.

 

Nos sentamos a la mesa y comenzamos a disfrutar de la cena. Hablamos de nuestros sueños, nuestras metas y compartimos risas y momentos de complicidad. Cada palabra que salía de su boca me enamoraba aún más, y sentía que estábamos conectados en un nivel profundo.

 

Después de la cena, nos levantamos y nos acercamos a la ventana, desde donde se podía ver la hermosa vista de la ciudad iluminada.

 

- Isabella, cada día que pasa, me doy cuenta de lo mucho que te amo. Eres mi todo, mi inspiración. Quiero que sepas lo especial que eres para mí - le dije sinceramente.

 

Isabella me miró con ternura y emoción en sus ojos.

 

- Lucas, tú también eres especial para mí. No puedo imaginar mi vida sin ti. Eres mi apoyo, mi alegría. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar - me confesó con cariño.

 

El ambiente estaba cargado de una energía intensa y supe que el momento para expresar nuestros sentimientos había llegado.

 

Tomé su mano suavemente y la miré a los ojos, perdido en su mirada cautivadora. Sin decir una palabra, nos acercamos lentamente y nuestros labios se encontraron en un beso apasionado. Fue un beso lleno de amor, deseo y conexión.

 

El tiempo pareció detenerse mientras nos entregábamos a ese momento mágico. Sentí su suave respiración y el latir acelerado de su corazón, al igual que el mío. Nos besamos con una pasión desbordante, como si el mundo entero desapareciera a nuestro alrededor.

 

Finalmente, nos separamos lentamente, sin apartar la mirada el uno del otro. En ese instante, supe que este era el comienzo de algo extraordinario, un amor que trascendería cualquier obstáculo.

 

- Isabella, te amo más de lo que puedo expresar. Eres mi todo, mi razón de ser - le dije con sinceridad.

 

- Lucas, te amo con todo mi corazón. Eres mi persona especial, mi felicidad - me respondió con ternura.

 

Nos abrazamos con fuerza, sintiendo la calidez y la seguridad que solo el amor verdadero puede brindar. En ese momento, supe que Isabella era la persona con la que quería compartir mi vida, mis sueños y mis alegrías.

 

Esa noche, nuestra cita romántica en mi casa se convirtió en un momento inolvidable. Sellamos nuestro amor con un beso apasionado, y desde entonces, nuestra relación se fortaleció aún más. Estábamos dispuestos a enfrentar cualquier desafío juntos, sabiendo que teníamos el amor y la pasión necesarios para superarlo.

 

Nos estábamos besando con pasión mientras deslizaba mi mano por su cadera, acercándola aún más a mí. Ella rodeó mi cuello con sus brazos, intensificando el abrazo.

 

Mis dedos se deslizaban suavemente por su espalda, debajo de su vestido, mientras sentía sus manos acariciando mi espalda por debajo de mi saco.

 

Sin dejar de besarnos, me quité el saco lentamente, revelando mi camisa. Ella comenzó a desabotonar los botones uno por uno, con una mirada llena de deseo en sus ojos.

 

Pero en ese momento, cuando estaba a punto de quitarle el vestido, noté que temblaba. Pude sentir su miedo en el aire.

 

- Isabella, ¿estás segura? - pregunté, preocupado por su bienestar.

 

Ella se tomó un momento para pensar, y luego me plantó un beso apasionado en los labios, diciéndome con su acto que sí, que quería seguir adelante.

 

A pesar de sus palabras, aún podía sentir su temblor en mis brazos.

 

- ¿Estás segura de que quieres hacer esto? - pregunté, buscando su confirmación una vez más.

 

- Sí, Lucas - suspiró, dejando escapar su deseo.

 

Con cuidado, la levanté en mis brazos y ella rodeó mi cadera con sus piernas, aferrándose a mí con fuerza.

 

La llevé a la habitación, nuestros labios aún unidos en un beso apasionado, y la recosté con delicadeza sobre la cama. Quería que se sintiera segura, protegida en este momento tan especial.

 

Con suavidad, me acosté sobre ella, comenzando a besar su cuello mientras escuchaba los suspiros que escapaban de sus labios. Mi recorrido de besos continuó hasta su hombro, bajando lentamente hasta su abdomen, donde me detuve, sintiendo la anticipación en el aire.

 

- ¿Estás segura de que quieres que continúe? - pregunté, buscando su consentimiento en cada paso.




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