Melodías del Destino

Capítulo 20: Un Legado de Amor y Música

Narra Isabella

 

Han pasado veinte años desde que me gradué de la Universidad Musical de Nueva York y hoy, en este gran concierto, tengo la oportunidad de compartir mi música con el mundo. El presentador anuncia mi nombre con entusiasmo, y el público estalla en aplausos mientras camino hacia el escenario, lista para dar lo mejor de mí.

 

- ¡Damas y caballeros, les presento a una de las artistas más talentosas de nuestra generación, Isabella Mariana Castillo Gonzalez Fuente! - dice el presentador, mientras el público vitorea y aplaude.

 

Tomando el micrófono, miro a la multitud con gratitud y emoción. La música comienza a sonar y canto una canción que he escrito yo misma, una canción que habla de amor, superación y la importancia de seguir nuestros sueños.

 

- ¡Buenas noches a todos! Estoy tan emocionada de estar aquí, compartiendo mi música con todos ustedes. Quiero agradecerles por su apoyo incondicional a lo largo de los años. Sin ustedes, nada de esto sería posible - digo, con voz llena de emoción.

 

Mientras canto, siento la energía del público, su amor y admiración. Las luces brillan sobre mí, y cada palabra que sale de mis labios está llena de pasión y sinceridad. Esta canción es mi historia, mi voz y mi corazón, y estoy emocionada de compartirla con el mundo.

 

- Esta canción es para todos aquellos que han luchado por sus sueños, que han superado obstáculos y han encontrado la fuerza para seguir adelante. Nunca dejen de creer en ustedes mismos y en el poder de la música para sanar y transformar nuestras vidas - digo, antes de comenzar a cantar.

 

La canción es una mezcla de melodías emotivas y letras profundas. Cada palabra es un reflejo de mi viaje como artista y como persona. El público se une a mí, cantando cada palabra con pasión y emoción.

 

Mientras canto, no puedo evitar recordar el camino que he recorrido. Los momentos de duda y los desafíos que he enfrentado. Pero también pienso en el amor y el apoyo incondicional de mi esposo, Lucas Alejandro Mendoza. Él ha sido mi roca, mi inspiración y mi mayor fanático.

 

Narra Lucas

 

Mientras escucho a Isabella cantar, no puedo evitar sentirme abrumado de orgullo y amor. La veo en el escenario, brillando como la estrella que siempre supe que sería. Cada nota que sale de su boca es un testimonio de su talento y de su dedicación a la música.

 

Recuerdo los momentos en que la vi componer, perdida en su mundo de melodías y letras. Siempre supe que tenía algo especial, algo que la haría destacar entre los demás. Y aquí está, cumpliendo sus sueños y compartiendo su música con el mundo.

 

Mientras la escucho cantar, miro a nuestros hijos, que están sentados en la primera fila, emocionados y orgullosos de su madre. Tenemos un hijo de doce años llamado Gabriel, una hija de diez años llamada Valentina, un hijo de ocho años llamado Mateo, una hija de seis años llamada Sofía, un hijo de cuatro años llamado Nicolás y una hermosa bebé en mis brazos llamada Isabella, como su madre.

 

Narra Isabella

 

Termino de cantar la canción, y el público estalla en aplausos y vítores. Siento una oleada de gratitud y felicidad mientras saludo al público, agradeciéndoles por su apoyo y cariño. Luego, bajo del escenario y me encuentro con Lucas, quien me espera con una sonrisa en su rostro.

 

- Isabella, estuviste increíble. Tu música siempre me conmueve y me inspira. Estoy tan orgulloso de ti y de todo lo que has logrado - dice Lucas, abrazándome con ternura.

 

- Gracias, mi amor. No podría haber llegado hasta aquí sin tu amor y apoyo incondicional. Eres mi roca, mi inspiración y mi mayor fanático. Te amo con todo mi corazón - le respondo, sintiendo la emoción en mis palabras.

 

Nos abrazamos, rodeados por nuestros hijos, quienes nos miran con ojos llenos de amor y admiración. La música sigue sonando, y mientras caminamos juntos hacia el futuro, sé que nuestro amor y nuestra música seguirán siendo el hilo que nos une, creando un legado de amor y felicidad.

 

Después de ese concierto, mi carrera como cantante y compositora despegó de una manera que nunca imaginé. Mis canciones resonaron en los corazones de las personas de todo el mundo, y me convertí en una de las artistas más reconocidas y respetadas de la industria musical.

 

A lo largo de los años, Lucas y yo seguimos trabajando juntos, apoyándonos mutuamente en cada paso del camino. Él se convirtió en mi productor musical y juntos creamos álbumes que cautivaron a audiencias de todas las edades y culturas.

 

Nuestros hijos crecieron rodeados de música y amor. Gabriel heredó mi pasión por la música y se convirtió en un talentoso compositor. Valentina demostró un talento innato para el baile y se convirtió en una bailarina destacada. Mateo desarrolló habilidades excepcionales en la producción musical, mientras que Sofía se destacó como una talentosa artista visual. Nicolás, por su parte, mostró un gran talento para la actuación, y nuestra pequeña Isabella, con su dulzura y encanto, iluminó nuestras vidas a diario.

 

A medida que nuestros hijos crecían, Lucas y yo nos aseguramos de inculcarles los valores de la música, el amor y la importancia de seguir sus sueños. Los vimos florecer y convertirse en jóvenes talentosos, cada uno siguiendo su propio camino en el mundo del arte y la creatividad.

 

El tiempo pasó rápidamente y nuestros hijos se convirtieron en adultos exitosos, siguiendo sus pasiones y dejando su huella en el mundo. Pero lo más importante es que siempre mantuvimos nuestro vínculo familiar fuerte y unido, celebrando cada logro y apoyándonos en cada desafío.

 

Ahora, en un momento épico, nos encontramos en un gran concierto familiar. Gabriel, Valentina, Mateo, Sofía, Nicolás e Isabella, junto con Lucas y yo, subimos al escenario juntos. Cada uno de nuestros hijos muestra su talento en su respectivo campo, creando un espectáculo lleno de magia y emoción.




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