Melodías del Mar — Jeon Jungkook

_Capítulo 16_

 

– Enana que sorpresa verte– farfulle, ella me miro fulminante al escuchar como me había referido hacia ella. –No se supone que deberías estar junto a los otros príncipes ¡Ese era tu deber! ¡Estas consiente de que corres riesgo! ¡¿Acaso eres estúpido?! – se exalto.

–Lo sé, pero tengo mis razones para estar aquí, además soy tu hermano mayor ¿cómo te a treves a llamarme estúpido? ¡¿Dónde quedaron los modales Min Lee?! – reproché, como para ya cumplir 15 años esta mal, su transformación esta cerca y no debería comportarse así.

– ¡¿Quién eres para hablarme de modales?! ¡No deberías estar aquí! Tú sabes muy bien que no podemos acercarnos a los humanos, son peligrosos.

–Jeon Min Lee, ese es un prejuicio, no todos los humanos son peligrosos, solo hemos escuchado mas no hemos comprobado si es cierto, y ahora que ya lo hice puedo asegurarlo, así como en nuestro reino hay problemas aquí también lo existen– asegure firme.

–No entiendes... los humanos son peligrosos, de no ser por ellos papá seguiría vivo, ¡papá murió por su culpa!

"¡Papá murió por su culpa!" esa frase retumbaba en cada rincón de mi mente, se vinieron recuerdos que tuve con mi progenitor. Recuerdos que añoro con mi corazón, todos aquellos momentos son memorables e inolvidables para mí. Papá fue y siempre sera el mejor, cuando era pequeño el siempre me acompañaba en algunas travesuras.

 

 

 

 

 

–Príncipe Jungkook deténgase ahí– ordenó mi Nana, pero yo seguí nadando –Nana no podrás atraparme –sonreí.

Sin embargo, no duro mucho mi diversión ya que en ese instante ingresó mi madre, la reina –¡Príncipe Jungkook! – Exclamo con autoridad – ¿Cómo es posible que no haya podido controlar a un pequeño? – La reina regañó a mi Nana –Me disculpo mi reina por mí falta– respondió notoriamente avergonzada –déjenos a solas– ordenó mi madre y mi Nana obedeció de inmediato.

–Jungkook debes comportarte, sé que quieres explorar, pero recuerda los principios que te enseñe, eres el próximo en el trono después de papá– mencionó melifluamente mientras acariciaba mi cabello. –Madre es muy aburrido estar quieto, yo quiero explorar y divertirme– dije.

–Mi príncipe, hay tiempo para todo sin embargo no debes dejar de lado tus deberes reales y por hacerlo, hoy estarás castigado tendrás que limpiar y ordenar el cuarto de Min Lee– al escuchar que tendría que ordenar el cuarto de mi desordena hermana me moleste, apenas tenía 10 años, creo que ya estaba suficiente grandecito como para ser el sirviente de una enana.

–Madre ponme otro castigo, pero no quiero ordenar el cuarto de Min Lee, no puedo entender que con tan solo un año pueda crear una catástrofe en su cuarto– me queje.

Al final tuve que hacerlo y aunque Min Lee aun no podía hablar sabía que se estaba burlando. Estaba molesto e irritado. Al terminar me senté en el patio trasero, y al mirar hacia arriba, una curiosidad me invadió, era la misma que tuve cuando era aun mas pequeño ¿Cómo es que será la superficie? hasta ahora solo he escuchado las formas extrañas que tienen las criaturas que habitan la tierra, por la información que me dio mi madre.

–Jungkook– habló mi padre para sentarme a mi lado. –Hola padre– saludé. 

–He escuchado que no cumpliste tu deber– mencionó y yo agache el rostro. –Es cierto entonces– suspiro.

–Jungkook recuerda siempre escuchar a tu madre, a veces me recuerdas cuando yo tenía tu edad, tambien solía ser muy inquieto, detestaba estar en solo lugar, cuando habían muchos por explorar, al igual que tu madre mi madre tambien me reprendía y ahora lo entiendo todo, a veces es mejor darles la razón.

Recuerdo que llegue a formar una amistad con una criatura de la superficie, al final nuestros caminos se separaron, lamentablemente el perdió algunas habilidades de su especie... me llegue a enterar que tuvo una hija– suspiro. –Desearía verlo una ultima vez y conversar por un momento, hablar sobre lo que sucedió, hablar sobre lo que tenemos ahora– mi padre se veía algo triste, supongo que esa criatura fue muy importante para mi padre. –Y... ¿Como se llamaba?– titubeé.

–Ahora que lo preguntas no logro recordarlo bien, creo que era un nombre de otro lugar, proveniente tal vez de otro continente– respondió.

–¿Papá y cómo fue que lo conociste? – pregunté. Él sonrió.

–Fue cuando era joven, años antes de convertirme en el gobernante de estas aguas, en realidad fue por un accidente, estaba nadando cerca de la superficie, de hecho cerca al puerto muelle, pero sin darme cuenta mi cola se vio enredada en unas redes de pescar, forcejeé mucho para lograr liberarme, pero no resultaba. Comencé a rendirme y aceptar que estaba en riesgo de muerte.

Nadie se daba cuenta de mi, pero al ver que alguien se acercaba desde un pequeño bote hasta en donde me encontraba, me escabullí. Temía, esta solo y sin refuerzos.

El comenzó a sacar la red hasta que notó mi cola, intento sacarme, pero me aferre a impedirlo, se veía desconcertado.

De pronto creí que si me mostraba lo espantaría, tomé el valor suficiente, aunque no podía mostrarme ante las criaturas humanas porque era prohibido.

Cuando el me vio cayo asustado, pensé que se iría, pero el no lo hizo aún se mantenía despavorido, se acercó cautelosamente a mí, sorprendiéndome, analicé cada uno de sus movimientos estaba preparándome para defenderme. El saco una navaja y pensé que me atacaría sin embargo el cuidadosamente cortó la red liberándome.

Estaba asombrado, creí que me mataría, no dije nada y me fui. Los días siguientes no podía dejar de pensar en su acto conmigo. Decidí ir a agradecerle, llegué cerca del puerto. Ya era tarde, la noche recién comenzaba. Al acercarme escuche gritos de reprensión, lo regañaban cruelmente a ese hombre que me ayudo. Después de ello lo abandonaron, este se sentó en el suelo parecía estar pensativo y triste.




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