Melodías Desordenadas

Cuatro

Ellen

Por fin.

Por fin he terminado de corregir mi escrito de sesenta y más capítulos. Pasé de tener una historia plana, sin trama, a darle un trasfondo profundo—y mi toque emocional personal— en tan solo tres días. Gracias al cielo. Y a tan solo minutos de mi video llamada con la editorial.

Se había adelantado. Por lo que no tenía tiempo de nada.

Corrí a mi habitación, por el cargador de mi laptop. Me mire en el espejo, mi cara se veía demasiado demacrada por la insuficiencia de sueño. Rápidamente me puse un poco de maquillaje para disimularlo, pasé también un cepillo por mi cabello enredado.

Mire a Magnus dormido cerca al balcón. Quien fuera él, sin preocupaciones de nada.

Ya ha amanecido, faltan cinco minutos para la reunión, conecte el portátil al cargador, lave mis dientes lo más rápido que pude. Salí de nuevo a la sala, y abrí las cortinas para tener una mejor iluminación, apague los focos de la sala y la cocina.

Encendí el aire acondicionado cuando note que mi laptop estaba hirviendo. Pobre no la he deja descansar, se que esta mal pero no quiero que se sobrecaliente de más y deje de funcionar como mi laptop anterior.

Me serví un taza gigante de café, lista para recibir la llamada frente al portátil… el timbre de mi departamento resonó por el lugar.

—No, ahora no.

Me senté frente a la pantalla del portátil colocándome de nuevo los anteojos. Un minuto. Faltaba solo un minuto y maldito timbre no dejaba de sonar.

Molesta, fui a abrir.

Mi sorpresa llego al ver a Linda parada frente a mi puerta.

—¿Qué…?

—No hay tiempo de nada—me interrumpió mientras se adentró a mi departamento—Segundos. Faltan segundos para la video llamada.

—¿Linda…?

—¡Ellen, cierra la puerta y siéntate!

Automáticamente obedecí sin siquiera refutar. Justo cuando me senté, la llamada llegó. Seguía confundida, tanto que Linda fue quien respondió la llamada.

—Buenos días, es un placer verlos a todos, aunque sea a través de la pantalla—saludo ella.

—Buenos días—respondió uno de ellos.

—Señorita Ellen, estamos ansiosos por saber de que se trata su nuevo libro—dijo otro.

Linda me dio una patada por donde no veían. Gracias a eso reaccione, la falta de sueño por tantas horas ya me estaba cobrando factura.

—Su editora nos comentó que sería algo especial—dijo el primero.

—Ah, sí, creo que es especial.

—Bien, la escuchamos.

Rayos.

—Bueno, el libro va de una chica…—parpadee tratando de enfocarme en lo que decía—de… una chica…

Creí que podría decir la trama del libro sin que Linda me asesinara, no esperaba que se apareciera en mi casa antes de la reunión. Tenía planteado decirlo, sin verla por la pantalla. ¿Ahora como lo hago teniéndola a un lado mío?

Era eso, o el no haber dormido en tanto tiempo ya estaba cobrándome facturando.

—Ella es…

Creo que la falta de sueño me esta impidiendo buscar una manera de decirlo. Siendo sincera ya no se si es por el sueño, o porque Linda me pone nerviosa la razón por la que no puedo forma una palabra.

Soltera inconscientemente un bostezo qué cubrí con mi mano. Linda me miraba como si quisiera encajarme una daga en la cabeza.

—Lo siento, no he podido dormir mucho—me disculpé.

—No se preocupe, continúe—pidió uno de los dos hombres frente a mi.

—Vale, la historia va… va de una chica…

—Eso ya lo has dicho tres veces, Ellen—habló Linda entre dientes.

—Si ¿verdad? —solté una risa nerviosa—Lo… lo que quiero… dar a entender es que la historia trata sobre…

La video llamada se corto antes de que pudiera seguir.

—¿Qué pasó?—cuestionó Linda al ver que la imagen de los dos hombres frente a nosotras había desaparecido, y había sido reemplazado por un mensaje de error de conexión.

«GRACIAS, DIOS MIO, GRACIAS»

—No tengo idea.

Trate de restablecer la conexión, fue inútil. Lo intente varias veces, arrojaba el mismo mensaje de; verifique su conexión. No comprendí de que se trataba, hasta que verifique la conexión de mi portátil al WiFi. No aparecía mi red en ella. Enseguida camine hacia el router para identificar que estuviera fallando.

—¿Qué fue lo que sucedió, Ellen?—volvió a preguntar Linda

—No lo sé.

«Pero lo agradezco con el alma»

—¿Por qué diablos se cortó la comunicación?—siguió insistiendo, ya molesta.

—Es lo que trato de averiguar.

El aparto no estaba encendido. Tome el control del televisor, no encendió cuando intente encenderlo.

—¡Volé tres hora en un avión lleno personas que olían espantoso para estar presente en la reunión! ¡Y ahora pasa eso!—se puso de pie, molesta

—No hay electricidad—sentencie.

—¡Debes estar bromeando! ¿Olvidaste pagar tu mensualidad otra vez?

—No…

Siendo sincera, no tenía ni la más mínima idea de si lo había olvidado. Con el sueño que me cargo, probablemente se me ha de ver pasado ese detalle. Aunque, viendo la fecha en el calendario de mi pared, aún no se me vencía, por lo que iba al corriente con la mensualidad. Tengo las fechas de vencimiento marcadas, acabo de realizar todos los pagos de mis servicios.

—No, aún no se me vence.

—¡¿Entonces que fue lo que pasó, eh?!

—Linda, no tengo ni idea de que fue lo que pasó—comenzaba a exasperarme. Deje mi portátil (a punto de apagarse) de lado y me enfoque en ella—. Si lo supiera, ¿Crees que estaría buscando cual fue el problema?

Me miró a través de sus anteojos cuadrados qué le quedaban a la perfección por la forma de su rostro.

Linda era una chica extravagante. Le encantaba hacerse del notar en cualquier lugar al que fuéramos. Cada cierto tiempo aparecía con sus cambios de looks acorde a su gusto. Ahora lleva el cabello color rubio cenizo, aunque ya se le notaba la raíz un poco crecida.

—Bien, tienes razón.

—Iré a recepción, veré que se puede hacer—tomé mi teléfono, caminé hacia la puerta, entre bostezos. Cada vez sentía que los ojos se me cerraban con ms fuerza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.