Never gettin laid - Sabrina Carpenter
Ellen.
La estancia de mi hermana en mi departamento me llevo a pasar todo el día con Vicky, y después de una charla ganó. Había insistido tanto en eso de la venganza, que no me quedo más remedio que aceptar.
No seas mentirosa..
Bueno, bueno. La verdad es que si lo deseaba. Solo un poco. Simplemente porque quiero poner a ese tipo en su lugar, y demostrarle que no soy estúpida, que e me puedo defender, y que yo también puedo jugar su estúpido juego de venganza.
El hecho de que cortara la luz de mi departamento fue lo que me convenció a seguir la idea de mi vecina. Aunque en ese momento me salvo de que una discusión con Linda, jamás admitiré en voz alta qué se lo agradezco. En cambio pienso jugar con la misma moneda que él.
—Es un poco infantil, ¿no lo crees?
—Ellen, te arrojó agua helada, te cortó la luz, te puso una cucaracha en tu comida, se metió a tu departamento y te robo tu teléfono—enumero Vicky frente a mi—. Esto no es nada comparado con lo que ha hecho él.
—Sí, pero aún creo que sería muy obvio.
—¿Qué sería obvio?
—Que justamente el día que decido venir le pasa eso.
Vicky subió a la caminadora. Hice lo mismo.
Esta mañana no había salido a correr, Vicky me había convencido de venir al gimnasio con ella, así que le pedí el favor a Jack de llevar a Magnus al parque.
—Bueno, podemos esperar unos días más—sugirió.
—Gracias.
—O, podemos irnos antes de que sospeche que fuimos nosotras las autoras de la broma.
—Eso nos delataría por completo—negué.
La música en mi audífono fue interrumpida por una llamada entrante. Es Emma.
—Ellen, querida. ¿Quieres vengarte o no?
—Por ahora solo quiero que Emma se vaya de mi casa—confesé deteniendo la caminadora y respondiendo a la llamada. Ignorarla implica recibir miles de mensajes y llamadas sin parar hasta que responda—¿Qué pasa Emma? Estoy ocupada—hablé a través del auricular.
—Ya sé que estás en el gimnasio, por eso estoy aquí afuera esperando a que salgas, pero ¡Dios, cuanto te tardas!
—¿Qué haces afuera?
—¡Esperándote, dah! Así que más te vale salir ya. Ver a tantos guapos mamados me esta poniendo…—colgué antes de terminar de escuchar lo que iba a decir.
—Me tengo que ir. Emma esta afuera y si no quiero que haga un escándalo más me vale salir.
—Dios se apiade de ti, querida.
Tome mi teléfono, y mi pequeño bolso antes de salir. En la entrada me vi a Prisco de lejos. Algo llamó mi atención en especial. Su camiseta sin mangas le dejaba totalmente descubierto el tatuaje de su brazo. Es un rosal, comenzaba desde la mariposa, el tallo y las espinas rodeaban su brazo hasta subir por su cuello donde se forma una palabra que terminaba con bastantes rosas por su cuello. El no notó mi presencia gracias a Dios. No quería que, hiciera otro escándalo como el otro día, así que salí antes que me viera.
Llegue hasta donde Emma, recargaba su cuerpo en mi vehículo con los brazos cruzados.
—¿Desde cuando vienes al gimnasio?—preguntó subiendo al asiento de copiloto.
—Desde hoy—respondí al subir al asiento de chófer—¿Qué es lo que quieres?
Encendí el auto, sacándolo del estacionamiento.
—¡Vas a llevarme a esa tienda en el centro comercial!—soltó emocionada—. Acabo de ver su catalogo en línea y sus vestidos son impresionantes.
—¿No pudiste ir caminando?
—¿Y arriesgar a que mi hermosa piel se queme con el sol? ¿Estas loca?
Tome rumbo al centro comercial. No me apetecía hacerlo pero Emma no me dejará en paz hasta que haga lo que ella quiera. Durante el camino, Emma no paró de parlotear sobre la fiesta de hoy. De como estaba contenta por Sonya y Cristian por su compromiso.
Ambos alguna vez también fueron mis amigos. O mejor dicho, yo fui parte de su círculo social cuando estuve de novia con Jordan. Me aleje de ellos cuando tuve la valentía de terminar con esa relación y decidí alejarme de todos. Incluyendo a Emma. Lo que no me espere fue que el se pusiera de novio con Arlet a los días de terminar. Ella también fue mi amiga en su momento.
No me dolió tanto la noticia. Lo que realmente me hizo cortar lazos con todos ellos fue la constante presión por que yo tuviera otro novio, porque al parecer el seguir soltera cuando el ya tenía otra pareja significaba qué aun no lo superaba.
Entonces conocí a rapunzel… digo, a Joseph. Nunca quise apresurar nada. Tampoco salí con el solo para complacer al grupo o a Jordan. Genuinamente quise tener algo lindo con él. Sin embargo nunca tuvimos nada serio. Mi intención era tener algo real, que lo nuestro no se basara en sí ya había superado a Jordan. La verdad es que nunca sentí amor por él. Lo descubrí cuando rapunzel decidió volver con su ex novia.
Me sentí tan estúpida al quedar con todo el amor en mis manos.
No había querido entregar todo de mi antes. Joseph me hizo querer volver a tener algo bonito con alguien, querer intentarlo todo después de lo que sucedió con Jack. Y al final solo se marchó con esa chica que él nunca dejó de amar. Y ahora me está buscando de nuevo.
—Estaba pensando…
—No me digas —murmure.
—Ahora que eres famosa podrías escribir un libro sobre mi—no fue pregunta. No fue sugerencia.
—Emma, no soy famosa—repliqué sin quitar la vista de la carretera—¿Y quien querría leer un libro sobre ti?
—Ah, ¡todo el mundo!
—Lo dudo.
—¿Ya vas a empezar con tus celos de hermana?
—Continúa.
Sabía que si procedía a decir que no eran celos iniciaría una discusión como la de ayer. Siendo honesta, no era el momento de comenzar con ese tema de nuevo. No me siento bien como para pelear otra vez por algo que ya habíamos discutido.
—Bien, entonces podría ser tu protagonista principal. Emma Anderson, la biografía—dibujo el título en el aire.
#6180 en Novela romántica
#1563 en Chick lit
odio amor celos italianos, enemies to friends to lovers, música y referencias musicales
Editado: 04.11.2025