Apresúrate, me grita Regina, ya voy le grito desde la ventana, apresúrate vuelve a gritarme antes de que Imbox se despierte y nos delate, Imbox es nuestro perro san Bernardo, es un perro gigante y muy juguetón, todo el tiempo quiere estar atrapando la pelota y si se despierta, causó tal escándalo que despertara no solo a mis tíos, sino al vecindario completo y conociéndolos si nos descubren nos castigaran hasta cumplir los 21 años, aun no me lo creo lo que estoy haciendo pienso en mi mente, sé que para muchos jóvenes esto es solo un típico acto de una adolescente normal, pero para mi es infringir como 100 leyes en una sola noche, ser menor de edad y escapar de la hora de queda para entrar a una fiesta donde solo deberían estar jóvenes como mínimo 18 o 17 años de edad, posiblemente habrá alcohol y sustancias alucinógenas, pase toda la semana preparándome psicológicamente para este evento pero aun así una parte de mí se resiste mi corazón late al mil por minuto, mi mente me dice que debo regresar a la cama como toda niña obediente, pero por otra parte me dice que esta será mi noche, y no sé porque siento que nuevamente mi vida cambiara, pero esta vez para bien.
Solo salta Kimi me grita Regina, y sin más cierro los ojos y saltó de la alberga, corremos a todo pulmón hacia el auto Jeremy el cual, ya lo tiene encendido y solo arrancamos; que tanto tardaron chicas protesta Jeremy, ya conoces a Kimi contesta Regina, señorita perfección dicen en unísono Jeremy y Regina y ríen, tranquila Kimi tampoco es como que estemos asaltando un banco dice Jeremy, además creo que ya es tiempo que comiences a comportarte como una adolescente normal, ríen todos excepto yo que aún me sigue palpitando el corazón de los nervios, Jeremy es nuestro vecino y compañero de fugas de Regina, a veces desearía ser más como Regina despreocupada, vivir el momento y solo dejarme llevar hacia la aventura; aún recuerdo la primera vez que vi a Regina muy educada al momento de las cenas familiares y apenas se le escuchaba la voz, pero en realidad esa era su imagen de niña buena para poder salirse con la suya a fiestas y que sus padres no la castigaran; desde su primer huida tuve que cubrirla con mis tíos bajo la excusa de que no se sentía bien y quería que solo yo le llevara la comida a la habitación puesto que ambas la compartimos, y desde entonces me convertí en su cómplice y de paso mejor amiga; en el fondo es una linda chica apenas un par de años mayor que yo, pero tiene ardua experiencia que pareciera que estuviera años luz de las adolescentes como yo.
Recuerda Kim me repite Regina, ya somos universitarias esta es nuestra fiesta de bienvenida, autorizada por la Universidad MIT por lo tanto no estamos infringiendo ninguna ley, así que ya relájate y disfruta de la noche, recuerda lo que hablamos y la condición con la que acepte acompañarte le indico, sí, yo se me repite ella, regresar antes de la media noche, exacto confirmó, ni que fueramos cenicienta Kimi, aveces me parece que salgo con mi mamá, alguien debe mantener el control pienso en mi mente.
Bueno ya es hora dice Regina emocionada por su primera fiesta como estudiante Universitaria, y en mi caso mi primera fiesta a la que asisto; entramos y me siento fuera del espacio tiempo todo es tan luminoso y ensordecedor que apenas y puedo escuchar mis propios pensamientos, salgo un rato al patio trasero para tomar un poco de agua y hacerme la idea que estoy en una fiesta de chicos de mi edad, bueno casi de mi edad quizá unos dos o tres años mayor que yo, el detalle es que un par de años a esta edad hacen la diferencia puesto que yo tengo apenas quince y en teoría la mayoría ronda como mínimo los 17 y otros ya tienen los 18, pero que, si me salte un par de años soy mucho más madura que muchos de ellos, aunque en estos momentos no de esa impresión.
Entro al baño de chicas un rato para acomodarme el antifaz que en el apure no me lo sujete bien, de cierto modo me da tranquilidad que sea una fiesta de antifaces, aun no me hago la idea de estar en este tipo de eventos, ya sé que esto es cosa de jóvenes pero a veces me siento como un alma vieja atrapada en el cuerpo equivocado, pero al observarme en el espejo noto el collar que me regalaron mis padres al nacer, y solo puedo ver cuánto he crecido, un rápido Déjà vu atraviesa por mi mente.
Era un cálido y hermoso día de abril cuando la mayor tragedia de mi vida estaba por ocurrir, papá era economista y ese día tenía una importante junta de negocios, como era habitual mamá lo acompañaba a todas mientras tanto Sussie mi hermanita menor de dos años y yo quedamos al cuidado de Laura una dulce niñera francesa que en sus ratos libres me enseñaba su idioma natal.
Todo parecía ser perfecto, pero ese día todo cambió, mis padres chocaron contra el auto de un hombre que iba en estado de ebriedad en la interestatal y ese día fue la última vez que mire sus ojos, aún recuerdo la dulce sonrisa de mamá cuando me veía regresar de la escuela, las hermosas melodías de papá tocando el piano, sus cuentos antes de dormir, era casi como vivir mi propio cuento de hadas, solo que el mío no tuvo un final feliz. Después de eso mi hermana y yo nos mudamos a la casa de nuestros tíos, los cuales nos recibieron con los brazos abiertos la verdad no recuerdo ningún maltrato por parte de ellos, además Mark y Regina nuestros primos fueron muy amables con nosotros, pero jamás fue lo mismo que estar con mamá y papá; por un momento me percato que estoy sola en el baño y recuerdo un fragmento de la canción que mamá me cantaba, la tarareo en voz alta animándome de que no hay nadie cerca, mamá tenía una voz tan angelical que ya han pasado siete años desde el acontecimiento y aún recuerdo su melodía.
Me doy una última revisión rápida en el espejo y me apresuro a regresar a la fiesta tampoco quiero pasar toda la noche en un baño de chicas, pero en eso tropiezo con alguien y mi vista se nubla por un instante.