Desde pequeña mi abuela siempre me decía el famoso refrán: " La curiosidad mató el gato". Pues siempre fui curiosa, quería saber todo. El por qué y cómo sucedía un hecho. Hacia mis propias investigaciones; igual que mi padre. Quería ser igual que él, una filósofa. Sin embargo, él me llevó al camino de la música. Pues me decía que no podía ser una filósofa, si quería vivir.
Curioso ¿no?
Esas palabras se quedaron en mi mente por años y como siempre, mi curiosidad estaba. No me iba a quedar sentada haciendo nada, tenía que descubrir del por qué de sus palabras. Aunque, eso significaba arriesgar mi vida. Pero como dicen otros por ahí: " La curiosidad mató al gato, pero murió sabiendo".
Pero de eso no se trata esta historia, mí historia, ¿o sí?
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Siento que alguien me mueve de lado a lado, mientras da saltos sobre mi, trato de abrir los ojos pero el sueño me vence. Hasta que escucho mi nombre repetidamente.
—¡Ángela! ¡Ángela! ¡Ángela!—toma mi rostro—Hermanita despierta, llegaremos tarde.— dice Erick.
—Mmm, ¿Qué?—digo aún con los ojos entreabiertos.
—Que llegaremos tarde a las clases. Papá John nos llevará.
Por lo menos no voy a tener que coger el autobús.
Hago hacia un lado a Erick y me acomodo en la cama. Por lo que veo ya Erick esta preparado para irnos.
—Oye, ¿ya desayunas...—el grito de mamá me interrumpe.
—¡Ángela, Erick, bajen a desayunar! Preparé su desayuno favorito—grita mamá.
—¡Tostadas francesas!¡Si!—décimos al unísono.
Erick rápido baja de la cama y se va, mientras que yo camino hacia el baño.
Al bajar veo que ya todos han empezado a desayunar. Mamá esta comiendo unos huevos fritos, John una simple taza de café y Erick con sus tostadas francesas, junto a las mías esperando por mí.
Minutos después terminamos de comer, mamá se va en su camioneta y Erick y yo nos vamos con John en su Mercedes-Benz AMG E63, aunque cuando no anda con Erick utiliza su Bugatti Chiron.
John me lleva a la universidad primero.
Me despido de ambos y les deseo un buen día.
Camino hacia la entrada buscando a Katherine, pero no logro encontrarla. Tal vez todavía no ha llegado, por lo que me resulta raro, es una de las primeras en llegar a la universidad. Busco mi celular para verificar que hora es...6:45 a.m.
—¡Ay! Por favor, díganme que no falta quince minutos.
Pues déjame decirte que sí, faltan quince minutos.
—Gracias, conciencia—digo sarcásticamente.
—Vaya, vaya, vaya...pero miren a quien tenemos aquí. Si es nada más ni nada menos que Ángela Parker, la que habla sola, aplausos por favor.—dice Wyatt.
—Gracias, gracias—hago reverencia—Ahora déjenme presentarles a Wyatt Anderson, el payaso.
—Todavía no has perdido tu humor, An.
—Veo que el tuyo tampoco, Anderson.
—¿Cómo te va en las clases, amiga?—me pregunta.
—Así que ahora soy tu "amiga".—le digo, recordando aquel día.
FlashBack
Hoy estoy tan feliz y emocionada. En estas últimas semanas me di cuenta de algo, ¡me gusta mi mejor amigo! Wyatt Anderson, fue la primera persona que conocí al mudarme a San Francisco. Me ha brindado apoyo y su amistad desde el primer día que nos conocimos. Aunque, en los últimos meses se ha estado pasado con los "populares", por lo que me paso con mi mejor amiga, su melliza, Katherine. Ellos son casi idénticos, sus ojos color miel, piel morena clara y unas pecas poco visibles en las mejillas. Lo único que cambia es su estatura y el color de cabello, Wyatt es alto y su cabello es de color negro, mientras que Katherine es pequeña como yo y su cabello es de color rubio.
Se preguntarán, ¿porqué estoy tan feliz y emocionada?Pues....¡Hoy le voy a decir que me gusta! De hecho, en estos momentos lo estoy buscando en el patio de la secundaria.
Lo sigo buscando hasta que lo veo sentado debajo de un árbol, junto a un chico y dos chicas. Camino en su dirección, hasta llegar donde ellos. Al llegar Wyatt se pone pálido y los demás se me quedan mirando.
—Wyatt, ¿podemos hablar?—le pregunto.
—Disculpa, ¿quién eres tú?—me pregunta la de el pelo rubio.
—Cariño, ¿la conoces?— le pregunta la castaña a Wyatt.
¿Le acaba de decir, cariño?
—¿Qué?, claro que no. Ni siquiera la conozco. Seguramente es amiga de Kath, se pasa con personas así.—dice, mientras siento que algo en mi interior se rompe.
—P-Pero soy...—me interrumpen.
—Si, es verdad.—me mira directo a lo ojos—Tú jamás estarías con personas como ella.— dice la castaña riendo, acompañada de las risas de la rubia y el chico.
Miro a Wyatt y nuestra miradas se conectan.
¿Por qué?, le pregunto, a través de la mirada, al borde de lágrimas. Él solamente se queda callado.
—Oh miren, esta apunto de llorar. ¿Quieres que llame a tu mami?—dice el chico.
Yo retrocedo lentamente, Wyatt al ver mi intención hace el amago de levantarse, pero yo niego con la cabeza. Me doy la vuelta y empiezo a correr, sollozando, perdida en mis pensamientos.
¿Por qué?
Él no es así, ¿o sí?
¿Enamorarse?
¿Amor?
¿Es lo mismo?
La verdad, en estos momentos no lo sé. Lo único que sé, es que el amor nos ciega, aunque en ocasiones nos hace abrir los ojos, haciéndonos ver la verdadera persona que tenemos a nuestro lado. Y cuando lo hace, nos rompe hasta nuestro más profundo ser.
Sigo metida en mis pensamientos, hasta tropezar con alguien.
—Ay, l-lo siento—digo, tratando de calmarme .
—No te preocupes, ¿estás bien?—me mira preocupado aquel chico de ojos azules y de cabello rubio oscuro.
—Si—miento.
—¿Segura? — me pregunta.
Niego con la cabeza. Él me abraza y vuelvo sollozar. Me abraza hasta derramar la última lágrima. De verdad necesitaba un abrazo.