Melodías y Ambrosías [saga Poesías 2]

Capítulo 41: ♫ Estatus Indescriptible ♥

Aira

-Ro... Rodri -dijo a la vez que sus manos se tensaban al agarrar las del aludido.

Él se le quedó observando fijamente con la cabeza ladeada. Sintió que con sus dedos retiraba mechones de su cabello que caían por sus sienes y luego una leve caricia en sus oídos. El calor en sus mejillas era tal que no pudo evitar bajar la mirada de la pena para luego volverla a alzar con valentía y preguntar con decisión sobre aquella situación que la había dejado pasmada:

-Sabes que me has besado en la boca, ¿sí?

Rodrigo asintió.

-¿Por...? ¿Por qué...? -Tragó saliva-. ¡¿Por qué lo hiciste?!

-Porque me gustas... -respondió con tranquilidad-. Porque eres importante para mí... ¡Y ya no quiero verte sufriendo más!

Ella frunció la ceja e hizo una mueca.

-Me has dicho antes que te gusto y que te importo mucho... -Miró hacia un lado de la habitación. Un póster de Freddy Krueger estaba enmarcado, quien parecía reírse de la situación-. Eso lo sé. -Él asintió-. Pero, ¡se me hace tan raro que me besaras! O sea... a mí me importa mi hermano, me importa mi abuela... ¿ok? ¡Pero no por eso los beso en la boca! -habló levantando la voz.

-No te entiendo.

-Lo que quiero saber es si... -Hizo una pausa y soltó sus manos de las de él-. Si aparte de gustarte, ¿me has besado porque...? -Acarició su mejilla y pudo notar que las de él estaban tan o más rojas que las suyas-. ¿Porque me quieres?

Rodrigo soltó su rostro de sus manos y bajó la mirada.

-¿Porque te has dado cuenta de que me quieres o algo así? -agregó Aira.

Él no le contestó. Sólo se separó unos metros de ella para después darle la espalda.

Hubo un momento tenso entre ambos, en el que el viento frío que se colaba por la ventana entreabierta de la habitación rozó sus mejillas. Al experimentarlo, le pareció tan lejana la sensación de calidez que había sentido al tener sus manos de él acariciándola, que le era increíble que momentos antes hubiera sido tan efusivo con ella.

Los segundos siguieron transcurriendo mientras ella seguía esperando una reacción o respuesta a su pregunta, pero nada. Rodrigo seguía meditabundo y cabizbajo, construyendo una pared de indiferencia entre ambos, que terminó por congelar el corazón de la muchacha. Desesperada, decidió actuar por su cuenta y aclarar sus dudas de una vez por todas:

-Rodri -dijo Aira cogiéndole del brazo y sentándose a su lado al borde de la cama, tratando de romper esa pared infranqueable-. Dime, ¿me quieres o no?

Él no le contestó. Seguía tan sumergido en la mar de sus pensamientos, que por poco le dieron ganas de cogerlo de los brazos y sacudirlo para que volviera a la orilla junto a ella. Pero se contuvo.

Resopló profundo a la vez que contaba en su mente hasta diez para tratar de obtener la calma que la situación ameritaba. No quería perder la cordura. Se había sentido tan bien al ser acurrucada por él, al ser acariciada por él, al ser besada por él, que quería experimentar más de aquéllas hermosas sensaciones. Saborear de aquella ambrosía era tan maravilloso que nunca se hubiera imaginado que algo así pudiera, siquiera, estar a su alcance. Sin embargo, había algo más dentro de sí que había cambiado, que había brotado y que había madurado, el cual la ayudaría a lograr su cometido...

No sabía cómo, pero a pesar de que la fría espina que tenía en su corazón -al no obtener respuesta a su pregunta- volvía a clavarse un poco más, la seguridad de que significaba mucho más que un gusto para él se germinó en su mente. Después de que la tratara de forma tierna al principio, para luego besarla con tanta aprehensión, algo dentro de sí se había encendido.

Sensaciones inimaginables, ardores insospechados y ambiciones desmedidas habían dado paso a algo mucho más... algo más indescriptible... algo más sublime... algo más creíble... el cual la ayudaría a traer luz al mar de sus dudas y de sus temores: desde aquel beso la relación entre ambos ya no sería la misma ni los sentimientos mutuos que tenían. Pero, si quería llegar a buen puerto en aquel nuevo sendero de descubrimiento, debía remar mucho, pero mucho...

Había leído en internet que el ser pareja de un chico con Asperger requería de paciencia. No obstante, aunque esta no fuera una de sus cualidades, trataría de poner de su parte para poder descifrar toda la mezcla de nuevas sensaciones que tenía dentro de sí, pero, en especial, para ayudar a que Rodrigo se diera cuenta de ello. Quizá podrían hacerlo juntos, para que, finalmente, él fuera capaz de sincerarse con ella y con sí mismo. Sólo debía encausarlo a que él pudiera sacar de sí lo que sentía por ella. Porque luego de aquel beso, ahora más que nunca, Aira tenía la seguridad de que para él significaba mucho más que un gusto. Si la quería o no, eso ya era otra cosa. Pero quería que él fuera capaz de abrir su corazón a ella, y lo ayudaría a que fuera capaz de expresarlo con palabras...



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En el texto hay: comediaromantica, amor, novelacontemporanea

Editado: 04.03.2019

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