Bright recuerda la tarde de verano en la que conoció a Win con ternura.
Ama demasiado a su novio.
Y no se imagina sin él.
Win es una parte importante en su vida.
Y cuando lo mira, hablando sobre alguna cosa que lo emociona.
O comiendo su comida favorita.
O riendo a carcajadas, se pregunta que hizó para merecer a alguien como él.
Win es demasiado amable, demasiado tierno, demasiado dulce.
Bright a veces tiene que pellizcar la mejilla suave del chico para asegurarse de que es real y que no está soñando despierto.
Y es que su novio luce como ilusión, demasiado bueno para ser verdad.
Bright se siente feliz de tenerlo a su lado.
Ha decidido que quiere pasar el resto de sus días junto a él.
Derritiendose por él.
Como si fuera una vela, quiere iluminar para Win con cada parte de su ser, hasta que se consuma.
O como un helado del sabor favorito del chico, al que Win siempre escogerá, incluso aunque hayan más sabores que sean más populares o deliciosos.
Quiere ser ese helado que Win coma feliz en alguna banca del parque y que agarre con cuidado y disfrute, mientras comienza a derretirse poco a poco, resbalando por las manos del chico.
Bright quiere seguir derritiendose por Win.
Que los sentidos se le nublen y que no sienta el cuerpo, mientras fluye como un río y aún así estar tranquilo, por que al final de todo, Win estará ahí para ayudarlo a regresar a su forma original.