Cuanto afán por disfrutar el tiempo y entre nuestros dedos se va escapando,
como sombra fugas en la distancia.
Cuanto afán, telarañas que rápido se van quebrando, la piedra del rio por
molerse, a pedazos.
Cuanto afán por acabarnos, que entre “paz” burlona transitamos, mientras
armas y muerte se van sembrando.
Cuanto afán porque la clase acabe, sin aprender mucho de la vida, cuando
el maestro vagamente piensa “cuanto trayecto les espera en esta travesía.
Cuanto afán tenemos nosotros los humanos, y burlón el tiempo, que en el
reloj solo baila, y los años que al son se alejan entre indiferentes miradas.
Cuanto afán, tiene la vida, por marcharse de esta tierra, por dejar de ver
tristezas, por partir hacia otro lado.
Cuanto afán porque la flor nazca, sin percatarse de la tenue semilla, cual
oscura y gélida se gasta en parir la mustia vida.
Cuanto afán y en la muerte se extingue, como cuando acaba la cera de
una vela, sin afanes disfrutar la existencia, que en un suspiro acaba.