quiero escapar, ir a otro lugar o simplemente descansar, un suspiro bajo esta luna plateada, mi alma mojada, este peso me destruye, el cual mi alma no despoja, otra vez cubierto de lodo sin deseos de levantarme del suelo, esta vez mi dolor va más allá que cualquier consuelo, mi cuerpo al igual que mi alma poco a poco se pudre, destino o tumba de todo lo que cargo, lo cual escapa de mi a gritos.
me siento incompleto, entonces recordé que eras tú lo que me hacía falta, un ángel susurra a los pies de mi cama, mi pecho ensordecido intenta despejar los pedazos de los sueños negras ruinas de deseo, a mi lado una pequeña duerme apaciblemente sin preocuparse por la tormenta que tras la ventana azota todo.
Aquel hospital gris por donde se filtraban tantas emociones, ella se apagó, el problema andante que conocía se apagó de la manera más indescifrable, sus lágrimas caen sobre mi cual lluvia de dagas bajo unos pétalos de fieltro se cuelan las gotas de sangre que dejo la tormenta, duele, esta agonía duele, sin un fin cercano me hundo en el desespero de perderte, me recuesto en tu cama, te apretó, casi aprisionándote entre mis brazos, me niego a creerlo, como escudo te olvido, me muero, te anhelo.
Te anhelo tanto que me duele el alma y no puedo parar de llorar, esta mirada solitaria, en el aire flotando sueños de aquellos días en los que sobresalían nuestras ganas de vivir, la noche como copa me regala en mis sueños lejanos tus versos, me pierdo.