¿Hay alguien ahí?
- Nos vemos Kai
- Si, buen fin.
El turno finalmente había terminado, la semana pasó demasiado rápido y todo lo que pude hacer fue pensar en las palabras de Isabella. Creí que me intentaría mandar un mensaje en los últimos dos días o algo parecido pidiendo vernos para aclarar lo que me había dicho sobre que le gusto. Me sentí como un tonto cuando recordé que ni siquiera habíamos compartido números.
Había pensado seriamente en ir a su trabajo a buscarla en cuanto terminara mi turno, quizás después de eso podríamos salir a comer para hablar con más calma, sin embargo, Amy me pidió está mañana que la ayudara a instalar su nueva computadora. Bien pude haberme negado, pero si no lo hacía hoy me pediría hacerlo el fin de semana y eso sonaba aun peor. Quizás debía darle más tiempo a Isabella, puede que por eso no se había presentado estos días en la empresa.
También yo necesitaba pensar en lo que estaba haciendo, es cierto que a veces uno debe arriesgarse y hacer cosas impensables por la persona que ama, pero toda esta situación me estaba superando. Se sentía como si hubiera comenzado a desarrollar una fijación por Isabella, incluso en el trabajo no podía concentrarme, todo lo que podía hacer era pensar en ella, y no me refiero a sus palabras en la empresa o la forma en como me miro cuando me dijo que tenía la sensación de que ya nos conocíamos. Me refiero a la forma en cómo se acercó a mí el día de la cena, la forma en como me miraba cuando estábamos en la mesa con todos los demás allí, la forma en como frunció sus cejas cuando me levante inesperadamente para ir al baño, cada mínimo detalle parecía revelarse en mi mente de forma inconsciente y solo quería tenerla enfrente mío para apreciar cada mínimo detalle de ella, de su rostro, sus expresiones, sus movimientos y ademanes.
- Te lo pedí a ti porque según sabes mucho sobre computadoras, pero. . . ¿estás seguro de que sabes hacerlo? – Amy tomo una bolsa llena de tornillos del piso. Me había quedado congelado mirando el manual de instrucciones.
- Solo estaba asegurándome de que fuera igual que todos los otros equipos – puse el manual en el piso y comencé a trabajar. Necesitaba concentrarme en lo que estaba haciendo, pensar en Isabella no me ayudaba en nada, solo a recordar lo hermosa que es. El resto de la tarde me dedique a enfocarme para terminar rápido con la instalación del equipo, si iba a volverme loco pensando en alguien, lo haría en mi casa donde a nadie le preocuparía que me quede congelado mirando a la nada.
- ¿Quieres quedarte a cenar? – dijo Amy pasándome una copa de vino. Estaba terminando la instalación, solo estaba a la espera de la descarga de un programa para darlo por terminado.
- No lo creo, no tengo planes, pero estoy muy cansado – tomé un gran sorbo de vino – ¿No me habías dicho que Robert te había invitado a salir?, creí que sería esta semana
- Me propuso de salir hoy más tarde pero no tengo ganas de salir con él, no es mi tipo en ningún aspecto – resoplo de forma desganada después de tumbarse en el sofá
- ¿Y por qué lo aceptaste?
- Para callar a los demás – la mire confundido
- ¿Callar?, ¿de qué hablas? – me resultaba raro que Amy dijera algo como eso, por lo general los comentarios sobre ella solían ser por su buen aspecto y la gran forma de trabajar que tiene, asi que no entendía a qué se refería. Pero ella ya no quiso hablar del tema, solo negó sonriendo y se levantó para acercarse a mí.
- ¿Está lista? – su pregunta me hizo volver la mirada a la computadora, el programa había terminado de descargarse, solo faltaba parte de la personalización, pero de eso se encargaría ella.
Después de salir de su casa sentí que el trago que había tomado se me había subido un poco, asi que decidí dar una vuelta por los alrededores. Por lo general para llegar a casa en coche me toma alrededor de cinco minutos, pero esta vez caminar parece una mejor opción, el aire está fresco, bastante gente se encuentra alrededor pero no es sofocante. Por ser el inicio del fin de semana muchos salen a la vida nocturna en busca de diversión de cualquier tipo. A un par de calles se encuentran dos de los clubs más frecuentados asi que un sinfín de jóvenes caminan por donde me encuentro, algunos parecen ya llevar un par de tragos encima, mientras que otros parece que su noche recién comienza.
- ¿Kai? – escucho un leve susurro pronunciando mi nombre, miro un poco alrededor, pero sin detener mi caminar - ¡Kai! – esta vez lo escucho fuerte y claro. Me detengo en seco y me giro para encontrarme con una refrescante brisa del mar – Sabia que eras tú, ¿qué haces acá? – Ahí estaba Isabella justo enfrente mío
- Que gusto encontrarte – dije nervioso – tenía algo que hacer aquí cerca asi que voy de regreso a mi casa – por alguna razón no quería decirle que había estado en casa de Amy – Pero tú que haces aquí, ¿vives cerca? – pregunté mirando a los alrededores
- No realmente – rio apartando su mirada de la mía – quedé con unos amigos por aquí cerca – dijo señalando hacia algún punto de la calle - ¿Tú vives cerca de aquí?
- No tan cerca – reí un poco – a unas calles de aquí.
Tenerla frente a mí solo me hacía pensar en cuanto ansiaba hablar con ella sobre lo que había pasado, pero no parecía ser el momento adecuado por lo que decidí despedirme apresuradamente, pero ella reacciono al instante.