Tan cambiante
- Kai, sé que aun piensas en mi – de nuevo aquella voz dulce – vuelve a mí...
* * *
Todo estaba completamente oscuro a mi alrededor, no había nadie, ni siquiera una mínima luz, no parecía que estuviera en la calle, pero tampoco era un cuarto vacío.
¿Dónde estoy?
- Por aquí – una voz resonó en todo ese espacio vacío, produciendo un eco interminable. Comencé a caminar, lo más despacio que podía, ya que no tenía visión ni siquiera de mis propios pies. Sentí una gruesa columna enfrente de mí, pero no había nada más. – Camina un poco más – De nuevo la voz sonó, pero con el eco que se produjo no pude deducir de donde venía la voz.
Decidí seguir caminando en mi misma dirección, con mis manos apoyadas en aquel muro, de alguna forma me estaban ayudando a guiarme, no sabía cuanto tiempo había pasado o cuanta distancia ya había caminado, todo lo que sabía era que se sentía una eternidad estar ahí sin ningún tipo de luz o presencia.
Mis pies lograron dar otro par de pasos, hasta que sentí uno de ellos caer, irse al fondo de lo que sea que estuviera bajo mis pies, no pude sostenerme de nada, solo sentí el golpe seco en mi cuerpo y cuando abrí los ojos pude ver una calle, estaba tirado en una calle, frente a un edificio que recordaba haber visto antes. Todo estaba oscuro aún, parecía ser de noche o quizás de madrugada por la falta de personas, pero lograba ver con claridad gracias al alumbrado de la calle.
¿Pero qué estaba haciendo aquí en medio de la noche?, ¿acaso era sonámbulo?
Me levanté del piso y sacudí mi ropa, me di cuenta que estaba bien vestido y abrigado – incluso tuve tiempo de abrigarme – fue todo lo que pude pensar. Mire a cada lado, cada rincón de esa calle, pero no había nada que conociera, ni siquiera sabía dónde estaba, hasta que mire más al fondo.
Una chica apoyada en los hombros de alguien más, un chico al parecer, ella se queda frente a un edificio y él se aleja.
Comencé a caminar en dirección a donde la chica se quedó y llegué a un pequeño edificio, parecían ser departamentos, sin pensarlo abrí la reja de protección y comencé a subir las escaleras. No había ni un ruido, las luces del interior de los departamentos estaban apagadas, pero de forma automática camine hasta una puerta en específico.
La espalda de alguien, esa chica de nuevo, entrando al departamento e invitándome a pasar.
¿Qué se supone que estoy viendo?
Las dudas comenzaron a surgir en mi cabeza, nublándome el razonamiento ya que cuando lo note estaba intentando abrir la puerta, que por supuesto estaba cerrada. Sin embargo, puede que hiciera mucho ruido pues una luz se encendió al interior y escuche pasos. Decidí salir corriendo de ahí, bajé las escaleras y una vez fuera de la protección del edificio me escondí en unos pequeños arbustos que estaban a un lado. Escuché una ventana abrirse, y aunque quería asomarme para saber quién era, tuve que quedarme quieto, no quería que meterme en un problema.
* * *
- Kai, te ves terrible – Amanda soltó su comentario apenas llegue a la oficina. Después de volverme a casa me di cuenta que todo mi espacio parecía haber sido destruido, mis cosas estaban desordenadas y algunas más aventadas o rotas por todos lados. Además de pensar en las mil y un razones de porque tenía mis cosas en ese estado, también medite mucho sobre ese departamento y el dueño o dueña que allí habitaba.
- Ni me digas, tuve una noche larga – dije mientras pasaba por su lado - ¿Quieres un café? – Ella asintió y camino detrás de mí.
- ¿Qué paso?, ¿tuviste pesadillas o algo?
Por un lado, quería contarle sobre mi posible caso de sonambulismo, dado que ella sabía sobre mi amnesia antes que yo, puede que supiera algo al respecto también, pero, por otro lado, tenía la sensación de que no debía decirle más de la cuenta.
- Si, desperté muy desorientado y no sabía diferenciar si realmente había soñado – ella me miraba muy atenta – Supongo que solo tuve un sueño muy realista
- Jamás he tenido esa clase de sueños – Su mirada se posó sobre mí, de manera muy atenta
- ¿Enserio? – No sabía que más decir. Comenzó a ponerme nervioso su mirada tan fija – ¿Quieres salir hoy? – Decidí cambiar el tema para persuadirla y funciono, su mirada volvió a ser la misma.
- ¿Qué te gustaría hacer?
- ¿Qué opinas de ir a tomar un trago?, hace mucho que no vamos por uno
- Pero Kai... – me miro completamente perpleja - a ti no te gusta tomar
- ¿De verdad? – pregunté confundido. Recordaba beber antes y no tener ningún problema con eso, ¿por qué decía que yo no bebía?
- Si quieres podemos ir, pero no recuerdo que te gusté – Solo asentí y después cada uno fue a su lugar de trabajo.
¿Por qué Amanda decía eso?
Entre mis memorias existían momentos que compartimos bebidas, incluso recuerdo un momento antes de mudarnos en el que salimos a tomar y ella termino tan ebria que tuve que llevarla cargando a su casa. Ese día habíamos tomado con unos amigos, todos teníamos los vasos llenos, y reíamos, incluso nos burlamos de Amanda por caerse, pero... ahora que lo pienso, creo que yo era el más consiente de todos. Además, lleve a Amanda a casa y.… yo no estaba ebrio. Recuerdo eso porque al día siguiente desperté sin resaca y me burlé mucho de Amanda por todo lo que había hecho.